El clima tenso en la corte, me hacía sentir escalofríos. Miré a mi alrededor y por un momento creí que el tiempo se había parado; personas con la mirada perdida, otras preocupadas, algunos sin saber qué hacer.
-¿Señorita Levine? -Unos golpes con el mazo en el estrado me sacaron de mi transe. Con el ceño fruncido miré al juez mientras sentía como las miradas de todos los presentes estaban, de pronto, posadas en mí.-¿Sigue aquí con nosotros? -Me preguntó, a lo que asentí con algo de timidez.- Entonces prosigamos. Nos encontramos reunidos para comenzar el juicio y reconstrucción de los hechos de las muertes causadas el 18 de Diciembre de 2016.
Tragué en seco y de un momento a otro, mi mente estaba llena de recuerdos de esa noche.
Flashback
Aún no recuerdo cómo terminé en ese campamento de cinco días pero ahí estaba, parada con mi mochila y mi bolsa de dormir mientras mi mamá me daba mil y una indicaciones.
-Ya entendí, ma.- Respondí rondando los ojos. Ella secó sus lágrimas y me abrazo. Sí, secó sus lágrimas, solía ser un poco-bastante exagerada.- Sabes que son cinco días ¿verdad? -Ella asintió mientras me miraba con ternura.
-Lo sé hija, pero verte crecer me emociona.- Las palabras de mi mamá se las llevaba el viento mientras yo quería ver qué me deparaba este campamento.
A decir verdad, era un campamento bastante reconocido. Tenía algunos mitos urbanos que lo hacía aún más interesante. ¡Se rumoreaba que había muerto mucha gente! ¿Qué mejor que explorar eso? Ya me había emocionado y todavía no me habían asignado mi cabaña. Volví a escuchar a mi mamá que aún seguía con su charla motivacional y solamente aclaré mi garganta.
-Ma, debo irme.-Pronuncié mirando al frente. Ella dejó un beso en mi cabeza y procuró decir todo lo que dice una madre cuando se separa de su hijo, en este caso de su única hija mujer.
-Cuidate tesoro y sabes que cualquier cosa estaremos listos para venir a buscarte.- Le dediqué una amplia sonrisa y la abracé. A pesar de mi resistencia, esa mujer era mi vida.
-Pero no te llamaré.-Susurré ya de espaldas a ella, caminando hacia donde estaban todos reunidos.
Una señora, de mediana edad, mantenía conversaciones alegres mientras sostenía unos papeles que creía eran los nombres de todos nosotros. Miré a mi alrededor encontrándome con chicas y chicos de todas edades. Algunos hablaban con entusiasmo, otros observaban todo como si estuviesen haciendo una radiografía al lugar y otros, como yo, que estaban simplemente solos con la mirada perdida en algún lugar de ese amplio predio.
Segundos después, mi mirada fue posada en la señora que había tomado un altavoz para podernos dar la bienvenida al campamento. Recargué mi peso sobre la pierna derecha, dejando la bolsa de dormir en el piso.
-¡Sean bienvenidos a Alpha Camp! -Anunció Betty quién se había presentado así segundos antes.- Pasaran cinco días fantásticos y se irán habiendo aprendido muchísimas cosas, claro si es que sobreviven.- Una risa salió de su boca, haciéndome dudar si lo decía en broma o no.- Todos los que están anotados en esta lista, a partir de hoy hasta el último día del campamento, no lo podrán abandonar. Sufrirán graves consecuencias. Deben saber que la quinta noche será de cacería pero se enterarán luego.-Comentó restándole importancia y prosiguió por empezar a asignar las cabañas.- Levine, cabaña 5.
Luego de todos los apellidos, todos comenzaron a dispersarse para buscar su cabaña. Agarré mi bolsa de dormir y al levantar la mirada, un morocho con tatuajes estaba fumando a tan solo unos metros mío. Mi mirada se posó en él, analizando su torso desnudo mientras la gente pasaba a mi lado. Un empujón me sacó del transe en el momento que el morocho se dio cuenta que lo estaba mirando y me dedicó una mirada de arriba a abajo, la cuál debo reconocer que me encantó.