X

86 36 2
                                    

 X

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

X

Por un instante esas palabras consiguieron reavivar sus esperanzas, aunque estaba seguro que hablaba con un farsante que buscaba hacerse con algo suyo.

― ¡No bromees conmigo! ―Igor, lo increpó, buscándolo por todos lados.

Puedo sentir la ira que llevas dentro, toda una vida siendo humillado... en el fondo sabes lo que soy.

Igor ya no sabía distinguir si eso era eral o un invento de su mente, quizás era la verdadera forma de la muerte...

He venido a darte lo que deseas.

Definitivamente no podía ser cierto, y si lo fuera, ¿por qué, ahora que estaba agonizando?

―Tú que dices poseer tal poder ¡demuéstralo!

Reinó un silencio aterrador. Ya no se escuchaba aquella voz, se había esfumado al ser retado. Conforme pasaba el tiempo y la muerte no lo llevaba; los ruidos del interior del bosque volvieron a escucharse.

Esa larga y cruel agonía no era más una extensión de su mala fortuna, pensaba Igor.

El dolor es el inicio de algo grande...

Era de vuelta aquella voz.

Sintió que un animal grande asechaba cerca. No conseguía moverse, seguro lo rondaba para devorárselo. Dependía de cuanta hambre tuviera, en el mejor de los casos, si era carroñero esperaría a que falleciera.

―Staen, nomuru, staen, staen, nomuru, stae...

Apretó los ojos, sus labios repetían aquello, como si de ella dependiera su vida.

Staen, nomuru, staen, staen, nomuru, staen...

Las voces infantiles repetían la plegaria.

Sintió que un animal lo rozaba, y se le escapó un grito ahogado. Abrió los ojos con terror, buscó como pudo. No había tal animal.

Pero se vio envuelto en la oscura y viscosa masa, era la oscuridad latente que lo envolvía como una serpiente gigante, con la intención de comérselo a él y a los últimos rayos de luz.

La voz dijo:

Staen, nomuru, staen, staen, nomuru, staen...

Igor continuó la plegaria.

―Bawuana, setwin, baewa, munua... Taen, nomuru, staen, murte, staen, roaen...

La voz se hizo presente, susurrándole tan cerca que podía sentir su cansancio, uno,más antiguo que el suyo. Trató verlo, pero era imposible.

Igor... he de mostrarte mi poder...

 he de mostrarte mi poder

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
RéquiemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora