Las Crónicas de Narnia: Throne (1)

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-Claro que sí.-Dijo la niña pequeña que había estado observando hace unos minutos.

-Muchas gracias.- Le respondio Sabik.

Entramos al compartimiento, Sabik me ayudó a subir mi maleta. Después nos sentamos, a un lado mio estaba el chico rubio de ojos azules que anteriormente había visto y del otro lado estaba mi hermano.

-¿Cómo se llaman?.-Nos preguntó el chico rubio viéndome.

-Mi nombre es Sabik Gryffindor.- Dijo señalandose.
-Yo soy Faith Gryffindor.- Dije extendiendo mi mano al chico rubio y después a los demás que supongo son sus hermanos.

-¿Gryffindor? Que bonito apellido, nunca lo había escuchado.-Dijo la niña pequeña.- Mi nombre es Lucy Pevensie.-Se dirigió a mi hermano y a mi extendiendo su mano para saludarnos.

-Muchas gracias Lucy.-Agradecí con una sonrisa por el halago que había hecho a nuestro apellido.

-Yo soy Susan Pevensie.- Le dirigí una sonrisa suave, a la castaña de ojos azules que sostenía un libro entre los brazos. Me quedé mirando al niño que estaba junto a Lucy para que nos dijera su nombre pero se mantenía de brazos cruzados y con el ceño fruncido.

-¡Ed!.- Le llamó la atención el chico rubio a su hermano pequeño.

Refunfuño y por fin se presentó.- Soy Edmund.-Dijo de mala gana.

-Y yo, soy Peter Pevensie, un placer.-Dijo el chico rubio que ahora sabia que se llamaba Peter. Extendió su mano hacia Sabik y después a mi, su tacto era cálido y agradable, no pude evitar sonrojarme un poco por lo que aparte la mirada avergonzada.-¿Y ustedes con quién van a quedarse?.- Prosiguió Peter.

-Con el Profesor Kirke.-Respondí antes que mi hermano.

-Oh, que grata coincidencia, nosotros igual.- Comentó Susan entusiasmada.

-Mmm, si, una coincidencia.- Respondió Sabik pensativo, puse los ojos en blanco por su contestación.

Sabía que pensaba algo referente con Dumbledore o nuestros padres, no dudo que él nos haya traído hasta acá.

-¿Y ustedes de donde son?.-Preguntó Lucy.

-Antes vivíamos en West Country. Pero después nos mudamos a Finchley.- Le respondí, miraba hacia la ventana, observando los árboles pasar.

-Nosotros también somos de ahí, son muchas coincidencias, pero, me preguntó porque nunca los habíamos visto.- Dijo Lucy felizmente.

-Tal vez sí, pero no lo recuerdan.- Señaló el pelirrojo.

Sabik comenzó a entablar conversación con Susan. Mientras los demás solo estaban esperando a que el viaje se terminara, el malhumorado era Edmund y me ponía triste verlo así. Sabía lo que pasaba, se sentía triste por su padre, lo mismo me pasaba a mi. Veíamos a todos a través de la ventana. Por la vista se observaban niños que eran recogidos, tristes otros algo felices.

Después de algo de tiempo, parloteo y carcajadas llegamos a la estación en la que teníamos que ser recogidos. Sabik ayudo a las Pevensie a bajar su equipaje y Peter me ayudó con el mío. Edmund fue el único que no quería ayuda. Al salir todo estaba vacío, no había nada alrededores. Solo árboles y un camino atravesando las vías.

No era una estación en sí, solo habían unas bancas desgastadas y descuidadas. No había algo más. Cuando se escuchó el pitido de un coche, creímos que era el profesor y nos acercamos, pero se pasó de largo

-El profesor sabia que vendríamos.- Dijo Sabik.

-Tal vez nos pusieron mal las etiquetas.- Comentó Edmund revisando la suya.

-No lo creo.-Tomé a Edmund del hombro, asomé un poco la cabeza.- Miren ahí viene alguien.

Se escucharon trotes y una voz, se fueron acercando hasta dejar a nuestra vista a una mujer con anteojos y un poco malhumorada.

-¿Señora Macready?.-Preguntó Peter.

-Sí, me temo que si. ¿Esto es todo? Y sus pertenencias?

-Es todo

-Supongo que es un favor.

Peter ayudó a subir a Lucy, Sabik a Susan y bueno, Edmund lo hace todo solo. Peter me ayudó a subir y luego subió él. Empezamos a ver todo el paisaje, puro verde; me recuerda Hogwarts.

-¿Te gusta?.-Me preguntó Peter.

-Es hermoso.-Respondí.

Mire al frente y Sabik me miraba burlón, maldito, siempre encontraba una oportunidad para molestarme. Lo que más vergüenza me dio fue que Peter se dio cuenta y soltó una risita.

Ya habíamos llegado, era una casa o más bien una mansión hermosa, muy grande. Los hermanos mayores nos ayudaron a bajar, así como las pequeñas maletas.

Todo el lugar era muy grande.

La señora Macready nos llamó la atención y nos dirigió hacia la entrada para enseñarnos el lugar. Al entrar era fantástica, todo lleno de antigüedades, de unos colores apropiados. El estilo del profesor Kirke se diría era de coleccionista.

-El profesor Kirke no está acostumbrado a recibir niños en su casa, por lo tanto necesitamos seguir ciertas reglas:
Está prohibido gritar, correr
No se hará uso indebido del montacargas.-Se giró hacia nosotros y vio que Susan casi toca un busto.- ¡No sé tocarán las reliquias históricas!.-Vimos la expresión de Susan y soltamos risitas casi inaudibles.-Y lo más importante de todo, esta prohibido molestar al Profesor.

En las paredes de los pasillos habían muchos cuadros, muy bonitos. La señora Macready siguió subiendo dirigiéndose a un pasillo dónde estarían nuestras habitaciones. Los tres chicos se quedaban del lado izquierdo y nosotras del lado derecho. Las tres acomodamos todas nuestras cosas.

Macready nos llamó para la cena, todos cenamos silencioso, Edmund solo jugaba con la comida. En un intento para animarlo, le tiré un pequeño guisante que aterrizó en su cabeza. Por un momento creí que se pondría de mal humor pero me regresó el gesto con una ladeada sonrisa.
Al terminar la cena, todos nos dirigimos a nuestras habitaciones.

Lucy estaba en su cama, quejándose. Me acerqué a ella, me sente a los pies de su cama y en ese preciso instante Peter entró para darnos las buenas noche junto con mi hermano.

-Las sábanas pican y están rígidas.-Se quejó Lucy mirándonos a su hermano y a mi.- Las guerras no son para siempre, en menos de lo que esperas estarás de vuelta en casa.-Le dije.

-Sí, sí es que aún existe.-Se escuchó la voz de Edmund que estaba entrando en la habitación.

-Vamos, no seas pesimista Edmund, será mejor que vayas a dormir.-Respondí tratando de mejorar su estado de ánimo.

-Sí, claro mamá.-Bajé la mirada ante su respuesta.

-¡Ed!.-Le reprendió Peter. Edmund suspiró con pesadez.

-Ya viste afuera. Es enorme este lugar, podemos hacer lo que queramos aquí.
Mañana va a ser excelente, en serio.

Y dicho esto le dio un beso en la frente a su Lucy, después a Susan y al último a mi.

-Que descansen chicas.

Sabik también nos dio las buenas noches y se fue de la habitación cerrando la puerta tras de sí.

-Sí que le gustas a Peter, Faith.-Comentó Susan dando una risita.

-No digas tonterías Susan.

-Dice la verdad, no te quita los ojos de encima.-Siguió Lucy con una sonrisa.

-¡Ay!, ya mejor hay que dormír.

Dimos una carcajada las tres, nos dimos buenas noches y apagamos las velas, a excepción de Lucy.
Mi ultimo pensamiento fue que seria un largo dia mañana, y después caí en los brazos de morfeo.

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