El Niñero.

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Derek niñero, 21 años.
Stiles adolescente, 17 años.

Esto no tenía sentido, solo me faltaba un año para cumplir los dieciocho y no me debajan estar solo en mi casa durante una semana. Seguramente creían que haría alguna fiesta o mierda por el estilo. Y no, solo fue una vez, tenía quince. Les juré que jamás se volvería a repetir pero aún no confiaban. Me recosté en el sofá mirando el reloj, se supone que llegaría a esta hora mi "niñero", por Dios sonaba tan estúpido.
—Hablando de Roma.— El timbre se hizo presente. Con algo de desgano me paré y fui a abrirle. Oh santa mierda, ¿este tipo era niñero o modelo? Joder, joder, esa barba negra que le recorría la mandíbula. Alcé mi vista para verle los ojos, medía mucho más que yo.
—¿Eres Stiles?— Musitó con voz rasposa. Yo solo asentí algo embobado, me hice a un lado para que pasara.
—¿Y tu? ¿Cuál es tu nombre?— Pregunté para luego tragar saliva.
—Hale, Derek Hale.— Respondió mientras recorría la casa con la mirada. Volví a asentir por segunda vez en el día, tenía como una especie de nudo en la garganta. Me senté en el sofá, Dios mio era alto y musculoso. Tierra tragame, miles de mariposas intentaban comerse mis órganos. Derek se sentó a mi lado, su cuerpo liberaba un calor acogedor. Miré mis manos, más específicamente mis dedos, estos no paraban de juguetear.
—Y dime Stiles, ¿Tienes hambre, quieres hacer algo en específico, tu tarea tal vez?— Preguntó, yo solo quería que me folle, pero no creo que sea muy adecuado pedírselo.
—Podríamos ir a mi habitación y hacer la tarea de cálculo.— Murmuré en un tono bajo sin despegar la vista de mis manos. El mayor asintió y se levantó del sofá. Me adelanté a él para guiarlo por la casa. Subimos a mi habitación mierda me olvidé que era un desastre. Ya frente la puerta me detuve.
—Derek, ¿Puedes esperar que ordene un poco?— Musité fijando la vista en sus orbes verdes opacos.
—Si quieres ayudo.— Comentó con su voz rasposa. Negué con mi cabeza reiteradas veces, había cosas que él no podía ver.
—No, no, hago rápido.— Mi voz sonaba nerviosa y mis mejillas ya comenzaban a pintarse de rosado.
—Vamos Stiles, estoy aquí para cuidarte.— El mayor se adelanto y con una mano empujó la puerta. Carajo el vibrador se encontraba sobre la cómoda junto a unas bragas. No pude ver su rostro pues estaba a espaldas de él. Pero el mio ya se encontraba cubierto de lágrimas.
—De-derek.— Sollozé de la vergüenza, con la manga de mi sudadera intentaba secar las lágrimas. El mayor se dio la vuelta y dejó escapar una risa. Una de sus manos se instaló en mi mejilla acariciándola.
—Tranquilo pequeño, yo también juego para el otro equipo.— Musitó con su voz gruesa, yo no podía estar más rojo. Un hombre sexy de al menos vienti un años me estaba diciendo estas cosas luego de descubrir algo tan personal. Mis labios se entre abrieron un poco de la sorpresa, el mayor paso un dedo por estos acariciándolos. —Cierrala que te entraran moscas.— Carajo yo solo quiero que entre tu verga por aquí.
—Lo lamento, ya guardaré esas cosas.— El mayor asintió y entré a mi habitación. Con una velocidad del rayo guardé todo bajo un cajón con llave. No podía creer que me este sucediendo esto. Todavía sentía mis mejillas arder como el infierno.
—Sabes, esas cosas tarde o temprano te harán daño.— Musitó Derek, se encontraba sentado en mi cama. Fruncí mi ceño, ¿a qué se refería?
—¿De qué hablas?— Lo observé confuso y me senté a su lado.
—De tus juguetes Stiles, podrías tener un desgarre o infección.— Carajo, justo lo que necesitaba olvidar.
—Pues, por el momento me sirven, necesito descargarme con algo.— Si antes mis mejillas ardían ahora estaban en pleno fuego, con una estación de bomberos intentando apagarlas. Aparte Derek era un extraño, pero uno tan jodidamente sexy. Lo miré centrandome en sus ojos, eran muy bonitos. Mordí mi labio inferior.
—Prueba conmigo.— Una de sus manos comenzó a acariciar mi muslo, proporcionándole masajes suaves y delicados.
—Con gusto— Susurré tímido. ¿Por qué dije eso? ¿Por qué? El desconocido era un mayor. Y yo era malditamente virgen. Su cuerpo se abalanzó contra el mío tirándome en la cama— De-derek.— Gimotié. Este sonrió lascivamente, mi respiración era agitada y el rostro me ardía. Sentí sus labios succionar los míos, deleitándose y pasando la lengua de vez en cuando. Besaba jodidamente bien, ahora recordaba porque era gay. Acaricié sus cabellos acercándolo más a mi. Sus manos se deslizaron hasta llegar a mis pantalones. Oops, zona dura.
—Hey— Lo oí musitar, levanté mi vista hacía el —¿Le dirás a tu padres que te cuide muy bien?—
—P-por supuesto.— Murmuré. Mentira, no les diría nada. El oji-verde sonrió y se movió un poco en la cama hasta quedar en mi entrepierna. Tironeó de los pantalones quitando con este al bóxer. Solté un gemido bajito al sentir mi miembro liberarse. Dios Derek follame por favor.
—¿Vas a ser un buen chico?— Asentí con mi cabeza, ya para de hablar y follame. —¿Haras todo lo que diga?—
—Si Daddy.— Ya entendía para donde iba este juego. El sería mi Daddy y yo su niño bueno. Una sonrisa socarrona se dibujó en el rostro de Derek.
—Perfecto gatito, me gustaría que te pongas en cuatro— Obedecí y me posicioné. Mierda me sentía tan expuesto, él era el primero que veía esta parte tan íntima de mi. Tragué saliva duro. —No estas tan cerrado.— Por supuesto que no señor genio, los dildos ayudan. De todas formas un miedo recorría mis venas, hasta casi pensaba en rezar un Ave Maria. Un ruido extraño se hizo presente. ¿Acaso era? Oh si era. Uno de sus dedos húmedos acarició mi entrada.
¡Da-daddy! —Jamás me habían tocado así. Una risa rasposa se escuchó. Ahora eran dos dedos proporcionándole masajes a mi entrada. Se sentía extraño, pero muy bien.  Empujé un poco mi trasero buscando que Derek los introduzca.
—Tranquilo bebe.— Musitó con su voz gruesa. El mayor introdujo hasta la mitad de sus dedos. Oh se sentía tan bien.
—Me gusta Daddy.— Jadié, mis manos se encontraban apoyadas contra la cama. Sus dedos acariciaban mi interior intentando llegar más profundo. Tenía miedo por lo que le llegase a medir. Sentí sus dedos salir.— ¡Hey! —Me quejé haciendo puchero. El mayor me dio una dolorosa nalgada. Otro quejido se escapo de mis labios.
—Quiero que me la mames.— Me di la vuelta mirándolo, se había sentado en el borde de la cama quitandose los pantalones. Con rapidez me levanté de la cama y arrodillé frente su entrepierna. Un bulto enorme se hacía marcar en el bóxer.
—Oh joder— Tragué saliva y levanté mi cabeza. Derek me miraba divertido. Jugueteando con el elástico de su bóxer lo bajé por completo. Santa pasión de cristo resucitada. Era enorme, duro y venoso. Me tapé la boca negando con la cabeza reiteradas veces. No podría. —Y-yo, no creo.— Una carcajada inundó la habitación. —
—Vamos gatito, si lo haces bien una recompensa te espera.— Dudoso tomé su miembro dándole caricias de arriba a abajo, bien iría zona por zona. Lamí la punta rosada, como el color de sus labios. Abrí un poco más la boca dejando que esta entrara. El problema es que también era grueso.
—Mhm.— Murmuré, esto era excitante. Continué con mi trabajo adentrándome un poco más que la punta, con mis labios hacía presión succionando y sacando. Mi primera mamada. Nada mal. Las manos de Derek se sumergieron en mis cabellos, unos gruñidos ya se escuchaban. Cerré mis ojos y con algo de esfuerzo introduje la mitad. Listo hasta aquí llegué.
—Stiles— Gimió el mayor ronco. Alcé mis orbes intentando mirarle el rostro. —Quiero follarte.—
—Si Daddy, ¿En qué posición?— Musité sumiso ya con el miembro fuera de la boca, aún seguía masturbandolo con una mano.
—Contra la pared— Lo oí jadear. Me levanté del suelo y lo miré esperando algún movimiento de su parte. El mayor tomó mis cinturas y se levantó. Dios mio le quitaría esa camiseta con los dientes. Acomodé las manos en su gran pecho. Empujándome delicadamente para atrás quede contra la pared. —¿Estas listo?—
—Uhm creo que si— El corazón me palpitaba de manera veloz, joder iba a entrar en mi. Levanté una pierna rodeando sus caderas. Con la ayuda de Derek enrolle las dos mientras el sostenía mi trasero. Escondí la cabeza en su cuello esperándolo. El glande acariciaba mi entrada tortuosamente. —Uhm Daddy— Jadié aferrando las uñas a su espalda. Poco a poco sentí su miembro introducirse en mi interior. Dolía demasiado y me sentía tan lleno. —¡Ay Derek!— al parecer este ni me escucho, estaba concentrado en su trabajo. Dejé que mis ojos se cerraran, reteniendo algunas lágrimas.
—Relajate gatito.— Gruñó ronco. Yo solo asentí, unos movimientos se hicieron presentes. Se estaba moviendo, esto me gustaba mucho más. Mis gemidos eran agudos y constantes.
—M-me gusta, más — Gemí, el dolor era un poco intenso pero lo estaba disfrutando. Derek se movía a la perfección, sentía mis paredes latir y las piernas temblarme. —¿Cuánto introduciste?—
—La mitad Stiles.— Oh joder. Con razón no le escuchaba inmutar sonido alguno, no lo estaba disfrutando.
—¡Qui-quiero todo Daddy!— Volví a gemir en un tono más alto. Derek me miró a los ojos atento, mi cabeza ahora reposaba contra la pared —Por favor.— Quería que él disfrute. Clavando con más intensidad las uñas en su espalda lo sentí completo. Tocaba reiteradamente mi punto dulce y en vez de soltar gemidos se transformaban en sollozos.
—¡Oh joder! Estas caliente. —Oí gemir a Derek. Que lindos eran sus gemidos, gruesos y rasposos. Ahora los dos estábamos disfrutando a pesar de que termine con el culo roto. Unas cosquillas se hicieron presentes en mi vientre, me iba a venir contra el cuerpo de mi amante.
—¡Daddy me corro!— Casi grité, oh Dios gracias por cuidarme Derek Hale. Mi semen comenzó a escurrirse contra el cuerpo del mayor. Yo no paraba de gimotear y soltar lágrimas. A los minutos un líquido viscozo inundó mi trasero.
—¿Stiles por qué lloras?— Preguntó algo preocupado, solté un gimoteo en forma de respuesta.
—N-no lo se...— Mi primera vez. No lo podía creer. —Llevame a la cama.— Nos dirigimos a esta y me recosté sobre su pecho jadeante. Derek me miraba con ternura a la par que acariciaba mis caderas.
—¿Qué le dirás a tus padres? — Preguntó, ya sabía la respuesta a esto.
—Que me cuidaste muy bien.— Respondí, esta vez iba en serio. Pensar que todavía nos quedaban seis días juntos.

Sterek One Shots. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora