-Yo… yo lo siento, no sé qué decir –Pronunció Evan mientras con una mano se rascaba la parte posterior de la cabeza
-Créeme yo lo siento más aun, fui un estúpido y ahora no tengo como redimir mis errores
-No, de verdad lo siento, siento lo que tu sientes, y también lo siento por mí, siento que tengo una conexión contigo que no logro descifrar.
-Cierro mis ojos y veo su sombra, como caminaba alegre por los pasillos, como al pasar por mi lado su aroma se quedaba impregnado en el aire, como su risa llenaba mis oídos como música celestial –Evan mantenía sus ojos cerrados haciendo exactamente lo mismo que el hombre estaba describiendo y pudo ver claramente la silueta de una mujer no muy alta, un poco más baja que él, como sus cabellos rojos se movían al viento mientras ella corría de espaldas a él –Quiero alcanzarla- pensaba en su mente pero por más que corría siempre estaba un paso atrás de aquella mujer, esa peliroja que le estaba inundando por completo y sutilmente pudo notar como se quedaba el rastro de su esencia.
Aspiró profundo y realmente pudo notarlo, como si estuviese parado a su lado y su risa, maldita sea esa risa estruendosa que llenaba todo el lugar, le llenaba los tímpanos y le obligaba a formar su risa propia era contagiosa y realmente sincera, no era una risa delicada como la mayoría de las chicas, era una risa real y fuerte, de esas que notas que salen del corazón… pero el gran problema es que no sabía quién era ella, no sabía su nombre ni nada en relación, aunque si estaba seguro de una cosa, con esos pequeños momentos en que los recuerdos se hicieron presente es que… Estaba real e irrevocablemente enamorado de ella y estaba seguro además de que no era desde ese simple momento, sino que era algo que le venía quemando todo este tiempo y no se había dado cuenta.
-Te ayudaré –Logró decir finamente Evan con un nudo en la garganta, le costaba incluso tragar-.
-De verdad –LE dijo con un deje de ilusión en el rostro, un brillo tenía ahora en la mirada que se notaba completamente diferente al vacío que había mantenido hace unos minutos atrás.
-Por supuesto –Le aseguró Evan- no sé cómo lo lograremos pero lo importante es lo que nunca hiciste, creo que eso es lo fundamental, ¿por qué no le dijiste que realmente la amabas?.
-No sé, supongo que tenía miedo de ser vulnerable frente a ella, ya no sería fuerte, le entregaría la llave para destrozarme si lo quisiera y yo realmente siempre fui un hombre independiente, nadie me decía que hacer y rayos ella me lo estaba ordenando y fui muy estúpidamente orgulloso para darme cuenta que me lo pedía no por lastimar mi orgullo sino porque yo la estaba lastimando a ella.
-Y no pensaste que diciéndole podrías a la vez haber sido más fuerte, quizás así, sí hubieses luchado por su amor y por todo lo que ella tenía para entregarte, es más así realmente lo hubieses merecido, porque de lo contrario, si nunca le decías lo que sentías, no te merecías a una mujer que se dejaba el alma con tal de hacerte sentir amado-.
Rob miró a Evan con compresión en los ojos –Soy un maldito estúpido…nunca…nunca lo pensé de esa forma, que amándola más sería más fuerte, pero qué imbécil- Se dijo así mismo cubriéndose el rostro para volver a llorar.
-¿Hace cuanto que…bueno que estás muerto? –Preguntó Evan
El hombre comenzó a hacer algunos cálculos en su mente con la mirada algo confusa, la verdad se había centrado tanto en su miseria y en su dolor que había olvidado cuántos días habían pasado desde que había cometido aquél acto en contra de su vida, pero si su mente no le fallaba ya debería haber sido una semana más menos y su familia ya lo más probable es que lo supieran pues el acostumbraba a llamar a casa cada semana sin falta y su hermano se pasaba por su casa 2 veces por semana desde que había echado a la mujer que amaba de su vida.
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No hay tiempo III: Esperaré...Hasta que te encuentre
RomanceEvan y Violeta han muerto... el mundo de Jenna, Ross y Criss se vino abajo; Jenna no soportó la depresión de perder a sus amigos y Ross debió llevarla lejos para intentar hacerla mejorar. Criss se sumió en una depresión que lo hacía sentarse días en...