Reconciliación y nacimientos

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NOTA IMPORTANTE :

COMO YA SABEN TENÍA QUE TERMINAR DE ESCRIBIR LA TESIS POR ESO HE ESTADO AUSENTE Y TAMBIÉN POR ESO LES ESCRIBI UN CAPI EXTRA LARGO...ESPERO QUE LES GUSTE AQUÍ YA SE VIENE ALGO QUE MUCHAS QUERÍAN Y FALTA CADA VEZ MENOS PARA QUE SE TERMINE EL LIBRO ASÍ QUE COMENZARÉ A ESCRIBIR LOS OTROS PROYECTOS DE TODAS FORMAS PARA QUE LOS SIGAN... HA Y SI ALGUIEN PUEDE HACERE UNA PORTADA A ESTE LIBRO LO AGRADECERÍA... COMO SIEMPRE ESPERO SUS VOTOS Y COMENTARIOS YA SABEN QUE LOS LEO TODOS Y CADA UNO ME ENCANTAN

Violeta se encontraba en cama, la primera semana no la dejaron moverse siquiera para ir al baño y Jenna, Criss y Evan pasaban casi todo su tiempo con ella, Evan un poco menos porque le estaba dando los últimos toques a la habitación de los bebés, mientras Ross se paseaba por fuera de la habitación de su hermana aun sin atreverse a entrar del todo. Jenna y Criss parecían niños chiquitos pelando por quién pasaba más tiempo con ella y Criss alegaba que daba lo mismo la circunstancia que ya la había visto desnuda cuando pasó lo de volverse completamente humanos y la había bañado, no tenían que negarle poder ayudarla en la ducha y Jenna salía diciendo que eso era raro y escalofriante y que se pasaba de los límites y que mejor esperara afuera.

Aunque para Violeta esto daba lo mismo, pues sabía que Criss conocía su cuerpo al revés y al derecho y jampas había hecho nada con mala intención y en realidad cuando la miraba, no la miraba a ella del todo, sino que más bien miraba su estómago que ya se notaba levemente. Le obligaban a comer un poco porque el doctor dijo que para tener dos bebés estaba bajo peso así que Criss memorizaba libros completos de cocina y le llevaba unas cenas dignas de un chef gourmet pero solo para ella y se quedaba embobado mirando su pancita cada vez que se movía y para su suerte también fue el primero en sentir como se movían los bebés; corrió por toda la casa diciendo que era sensacional, que era lo mejor del mundo y fue a buscar a Evan que NO SE PODÍA perder ESO, y suplicaba todos los días que se movieran otro poquito hasta que encontró el método para hacer que se movieron porque al parecer a uno o a los dos bebés les gustaba cuando Criss cantaba, así que prácticamente todos los días les tenía una serenata con distintas canciones.

Al sexto mes las cosas con Ross no habían cambiado mucho, él estaba retraído y se sentía culpable y se podía notar un cierto temor a dirigirle la palabra a Violeta pero esta vez nadie lo presionaría ya todos podían notar lo mal que se sentía incluso Evan y eso que él ya no era un vampiro. Además Jenna ya sabía gracias a Violeta que Ross de chiquito según los recuerdos que tenía le costaba hacer ciertas cosas sobre todo cuando tenía relación con ella y que poco a poco iba demostrando cosas para acercarse a ella, lo recordaba en especial por una muñeca que le rompió sin querer y ella se enojó tanto que le dijo que no le hablara y Ross se lo tomó tan literal que no le volvió a hablar y ya para cuando llevaban un mes Violeta estaba desesperada e intentó hablar con Ross pero él no le decía nada hasta que poco a poco en su puerta comenzaron a aparecer dibujitos que se asemejaban a la muñeca perdida hasta que por fin, con la ayuda de su padre hizo una de trapo y se la dejó en la puerta de su habitación y ella al verla saltó a abrazarlo y besarlo y no lo dejó tranquilo hasta que le prometió que le volvería a hablar.

-Te lo juro Jenna, incluso, no le digas a mi hermano, pero aún conservo la muñeca.

-Hoooo cielos, por favor muéstramela no lo puedo creer un pequeño y tierno Ross –Dijo está haciendo un puchero.  

-Mira ve al baúl que está al final de la cama y saca las cajas que están en la parte de arriba y encontrarás una caja metálica negra, allí están todos los recuerdos de mi familia, como el reloj de los cazadores que me dio mi tío, las únicas fotos de mis papás y Ross, una gargantilla de mi madre y la muñeca que me regaló Ross- En efecto Jenna movió las cajas hasta encontrar una caja de metal que contenía algunas fotos que se quedó embobada mirándolas, eran Ross y Violeta de pequeños, no eran más de dos o tres y hasta en ese momento se podía ver el amor y devoción que tenía él por su hermana, y en el fondo una raída muñequita de trapo con ojos cocidos con botones y con lana roja una sonrisa y pelo de lana también, era toda de esponja y malla, se notaban las manos de un niño en ella y el esfuerzo puesto y que muy poco le había ayudado su padre.

No hay tiempo III: Esperaré...Hasta que te encuentreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora