Capitulo 3

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Morir era terrible de por sí, pero morir de una forma tan vergonzosa y tan en contra de la educación que sus padres le habían dado era algo con lo que Jenny no podía lidiar.
"¿Por que tenía que haberlo hecho?" "¿Por que?" Es lo que Jenny se repetía constantemente y no para hallar una respuesta, lo hacía con la esperanza de que mientras más veces formulará las preguntas, más clara tendría su situación y entonces quizá daría con una solución.

—¿Que es lo que hace aquí? —Decía su vecino. —¿Es una de ellos?

Jenny percibió la tensión en torno a la boca de el y la ira apenas contenida en aquellos fríos ojos.

—No... Yo... Lo siento de verdad... —Jenny apenas y podía hablar de una forma audible. Tenía miedo, tanto que creía que si comenzaba a llorar o si decía algo erróneo el le dispararía.

—¿Que es lo que ha visto? ¿Que es lo que sabe? —replicó este con dureza.

—No he visto nada, no sé nada.

—Mientes. —Afirmó, centrando el arma ahora en dirección al pecho de Jenny.

—Es... es la verdad... Solo no... no me dispares... —El corazón le dio un vuelco. Durante un instante no se atrevió ni a respirar.

—No es que me guste mucho este método, entonces lleguemos a un acuerdo rápido hablando. Para ser honesto tengo cerca de 100 preguntas, si me responde la primera pasare por alto el resto. —Dijo serio, sus ojos brillaron de modo amenazante.— ¿Por que entraste?

Jenny se quedó paralizada. No tenía idea de que responder. ¿Que podía decir?
"Pues he entrado por qué me parecías raro y no tenía algo mejor que hacer. Así que ¿como te va?"
Su vecino al ver que la diminuta amenaza asiática no respondía a su pregunta, dio dos pasos hacia ella acortando notoriamente la distancia.

—Si no me respondes no tendré otra opción más que arreglarlo de esta manera. —Tratando de no impacientarse dio una pequeña sacudida al arma.— Esta bien, siguiente pregunta: ¿Que es lo que sabes?

—No se a que se refiere... pero yo no sé nada, de verdad. —Insistió Jenny.

Después de lo que pareciera una eternidad, el bajo el arma con gesto sosegado.

—Como quieras —dijo el joven con una sonrisa desdeñosa— tenemos toda la noche.

Jenny no lo había notado, pero sus manos seguían levantadas en el aire y con aquel periódico en su mano derecha. Si se ponía a pensar, ahora más que nunca preferiría estar aburriéndose en el súper mercado con sus padres que hacer frente a las consecuencias de sus actos.

El vecino no dijo nada y Jenny se limitó a no mirarlo, no quería bajo ningún concepto suscitar su ira o a lo que su madre solía llamar "despertar a la bestia".
Necesitaba salir de allí cuanto antes. Los muros y la mirada fría siempre sobre ella comenzaba a incitarla a que perdiera los estribos.

—Escuche... —comenzó a decir Jenny en cuanto el don del habla regreso a ella— ni siquiera sé por qué entre aquí pero le juro que no volverá a...

—¿Que.. que es lo que tienes en la mano?

Cuando Jenny volvió a levantar la mirada esperaba encontrarse con un rostro severo y cruel, con ojos tan fríos y oscuros como el ambiente que los rodeaba. Más sin embargo se encontró con un rostro palidecido y una mirada preocupada.

Jenny estaba a punto de volver a suplicar, a repetir lo que parecía ya un mantra pero se vieron interrumpidos y ambos desviaron la mirada hacia el lugar por donde Jenny había entrado. La luz proveniente de los faros de un automóvil se reflejaron en aquella ventana.
El avanzó con sigilo y el arma volvió a estar en el aire pero ahora en dirección contraria de la chica. Jenny por un momento sintió que el nudo en el estómago se aflojaba un poco, hasta que le entro en razón que aquella luz eran sus padres que habían llegado a casa. Tenía que actuar rápido, tenía que salir de ahí, si no la tomaría como rehén o peor aún, ahora su familia serían las víctimas.

Free As A Bird (Paul McCartney)Where stories live. Discover now