Novena carta.

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Hola, chico trizado.

Hoy te vi sentado mirando al cielo, comenzaste a llorar y deseé secar tus lágrimas.
Pero sé que por más que las seques, seguirán liberándose.
Cerraste tus ojos y mi corazón gritó tu nombre.
Llevaste la mano a tu cuello, y apretaste aquel colgante.
El colgante de Kate.
El que siempre la vi cargar rodeando su cuello.
Lo llevaste a tus labios y susurraste.
Yo te imité.
Con la diferencia de que el mío es una virgen, y no una estrella.
Y también le susurré.
Le rogué que de una vez por todas me dejara ir.
Que ya no quería aferrarme a este lugar.
Le supliqué que por favor dejara a mi alma consumirse por completo.
Y junto a ella, me consumiera a mí misma.
-SBX.

Hola, chico trizado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora