Entro en la habitación, Paula se encuentra allí recostada en la camilla conectada a innumerables cables, verla así duele, y mucho.
Camino despacio a su dirección, esta despierta.
—Pa-aa-ula. —mi voz se quiebra al instante en que sale de mi boca, ella fija su mirada en mi. —¿por que? —lágrimas empiezan a salir y resbalan por mis mejillas.
—no quiero hablar de eso ahora. —empiezan a formarse lágrimas en sus ojos.
—¡dime por que! ¡Tu me importas Paula!. —sollozo. —¿que acaso no pensaste en las personas que te queremos?.
Una risa sarcástica sale de su boca. —¿personas? ¡Solo te importo a ti!.
—¡y con eso basta! ¿Que acaso soy poca cosa para ti? ¿No soy realmente lo suficiente? —el enojo empieza a dominar en mi gracias a sus palabras. — ¡maldita sea, Siempre estuve para ti! ¿Que no te das cuenta? ¿O todas las pastillas que tomaste te han borrado la memoria?. —grito. — ¡Solo piensas en ti misma! ¡No piensas en el dolor que causas en los demás!.
—¡Callate! ¡Nadie te está obligando a que te quedes conmigo! ¡Tu no me entiendes! —la primera lágrima cae de su ojo izquierdo.
—¿que es lo que pasa contigo? ¡Me lastimas! —sollozo. —¿por que putas me tratas así? ¿Que no ves que te quiero? ¡Quiero ayudarte! ¡Maldita sea entiende eso!.
—no necesito tu ayuda ni la de nadie. —el tono de frialdad se cola en su voz. —¿¡entiendes eso!?.
—¿quieres que me valla de tu vida no es así? —le pregunté. —responde Paula. —alze la voz.
Ella queda en silencio y voltea la cabeza a otra dirección de una forma brusca, de una manera en la que ofende a una persona.
—¿acaso no te interesa lo que te estoy diciendo? —en ningún momento vuelve a voltear el rostro. De nuevo silencio.
—¡con eso me lo has dicho absolutamente todo! ¡Yo aquí preocupándome por alguien que no vale la jodida pena!, Tome el primer vuelo en cuanto me enteré de lo que habías hecho y así es como me pagas —mi corazón se encontraba destrozado, ella no podía hacerme esto. —¡todo este tiempo te he válido una maldita verga! ¿Tu amistad era sincera, o sólo necesitabas a alguien que estuviera ahí para consolarte y ya? —la frustración salía por todas partes. —estuve contigo en los buenos y malos momentos. Contigo me doy cuenta de que la amistad es una falsedad, ¡tu eres una falsa, hija de puta! —Grite a todo pulmón, a este punto la rabia manejaba mi cuerpo, no estaba consciente de las palabras que decía.
NARRA DANIEL.
sentado en una de las sillas que se encontraban en el pasillo me encontraba pensando en toda esta situación. Como lo prometí, dejaré de hacerle mierda la vida, la haré sonreír a cada momento, le haré olvidar todos los malos ratos que yo y los imbéciles del Instituto le hicimos pasar.
Unos gritos llamaron mi atención, pues provenían de la habitación de Paula. Enseguida me paré y me dirigí a la puerta.
—contigo me doy cuenta que la amistad es una falsedad ¡tu eres una falsa, hija de puta!. —grita Ross, pues enseguida he reconocido su voz, aparte el acaba de entrar hace unos minutos.
La rabia aparece en mi, giro la perilla y entró. Paula se encuentra llorando.
—¡Callate y largate de una vez maldito idiota! — grito, Ross voltea a verme —¡vete ahora mismo rubio estupido!, tu no le haces bien a ella en este momento. —aprieto mis puños al darme cuenta de que el se ha acercado a Paula.
—¡eres una desagradecida de mierda! —dice para luego pasar junto a mi chocado su hombro con el mio y cerrar la puerta con fuerza. No me interesa que halla hecho eso, el es lo de menos, en este momento me importa sólo ella.
—¿estas bien? —pregunto. Ella niega y al instante un sollozo fuerte escapa de su boca.
Me acerco rápidamente y en un ágil movimiento enredo mis brazos en sus hombros con cuidado de no lastimarla. Ella se hunde en mi pecho y empieza a sollozar cada vez más fuerte, juro que nunca la había visto de esta manera, es decir, cuando le hacíamos bullying la veíamos llorar pero no a este nivel.
El sonido de su llanto es escuchado por toda la habitación durante más de diez minutos, aún no se calma.
—¿lo quieres mucho? —pregunto de nuevo.
—muchísimo, no se por que hice lo que hice, ¡soy una estúpida bipolar! —alza la voz y vuelve a sollozar. —lo trate como mierda y ahora me arrepiento.
—tranquilizate por favor, no eres una estúpida bipolar. —pido en un intento fallido ya que ella sigue.
—¡no puedo! ¡Acabo de arruinar todo! —susurra con el rostro empapado en lágrimas.
—nena no llores más por favor, mira que me duele verte así, tu carita está apagada al igual que tus ojos, ya no hay brillo en ellos. —le miro al igual que ella a mí.
—escuche lo que dijiste hace poco Dani —dijo y agacho su cabeza. — estaba despierta pero me hice la dormida y te escuche —le levanto el rostro.
—¿me perdonas? —hice un puchero, eso causo que una leve sonrisa apareciera en sus labios.
—te perdono Dani. —la leve sonrisa se ensanchó más — pero aún no se el por qué me hacías todo esto.
—¿quieres que te lo diga ahora? —pase mis dedos pulgares por debajo de sus ojos secandole las lágrimas. Ella asiente. —¿en este momento?.
—si por favor, necesito saberlo. —suplica.
—veras, todo empezó cuando...—soy interrumpido por la enfermera que acaba de entrar.
—buenas noches chicos —saluda. —he venido a decirles que las visitas se han terminado por hoy, aparte la paciente necesita descansar.
—creo que te lo contaré mañana princesa —sonrío y al parecer ella se sonroja un poco ante mi inesperado apodo. — descansa medio metro, mañana estaré tempranito visitandote. —una carcajada brota de sus labios. —al igual tu me contarás por que hiciste esto. —finalizo.
—Adios Dani, cuidate y descansa —doy un beso en su frente. sonríe. —mañana estaré esperándote con muchas ganas.
—Adiosito. — muevo mis manos en forma de despedida y cierro la puerta.
Desde mañana empezaré de cero con Paula. Lo juro.
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