Chasing Cars | Mileven

Capítulo Seis

Estaba parado en la cama en la que se encontraba Eleven anteriormente.

Pero ella no estaba y algo me decía que nunca volvería a estar allí, por alguna extraña circunstancia...

Todo estaba acomodado y frío, cuando ella estaba allí podía sentirme en calma porque sabía que ella estaba bien pero ahora todo era diferente porque no sólo no sentía su presencia, sino porque ella está en peligro.

Y fue cuando se me vino una idea remota que me carcomió la cabeza.

¿Y sí ella muriera?

Negué con la cabeza, no me imaginaba un mundo sin ella.

No me imaginaba estar en mi sótano solo cuando alguna vez ella se encontraba allí con las cosas.

No me imaginaba no volver a verla nunca jamás.

Ella, Eleven forma parte de mi mundo, forma parte de todos mis pensamientos. Porque eso es ella, ella es mi universo y desde que la vi por primera vez, aquélla noche en la que fuimos a buscar a Will en medio de la lluvia, cuando nuestras miradas chocaron... En ese instante algo se removió en mi interior, como si fuera un código Morse algo que me dio a entender que ahora me tocaba a mí. Era el indicado de cuidarla y protegerla a todo costo hasta buscar a su familia, estaba en peligro al exterior, querían hacerle daño y eso es lo que más me aterra. No quiero perderle y no quiero que le hagan daño...

Sí  le llegará a pasar algo, no me lo perdonaría. El confió en mí en todo momento, desde un principio lo hizo, desde que la lleve a mi casa y cuando la acompañé al baño para que se cambiará la ropa mojada por una seca. Le brindé confianza y apoyo y sobre todo: Amistad.

Una lágrima salió de mi mejilla al recordar la promesa que le hice, porque la rompí, rompí aquélla promesa de que todo estaría bien y, lo hice desde que ella se enfrentó al Demogorgon, tal vez hubiera otra forma de derrotarlo, pero nadie hizo nada y dejamos que ella se fuera.

Regresó, sí, pero regresó de otra forma.

Ya no era Eleven.

Ya no era la El que conocía.

Era distinta, de una forma diferente...

Ella era débil y yo tenía que protegerla.

Pero algo me sacó de mis pensamientos, algo arduo  e inexplicable.

Me percaté de que varios enfermeros y doctores corrían hacía la misma dirección con preocupación y de pronto empecé a escuchar gritos.

Me quedé paralizado y mi piel se erizo al darme cuenta que Eleven era la que había gritado...