Mi habitación estaba justo como la recordaba, con las paredes de color crema y la más sutil decoración, digna de la Emilie Arnault de 15 años que cultivo tantos recuerdos aquí, en la viñedo de los Arnault.
Había decidido volver de vacaciones, necesitaba un tiempo para mi misma, para conectarme con mis raíces y reorganizar el rumbo correcto que quería para mi vida. Para dejar de vivir experiencias de adolescente y empezar a centrarme en mi futuro y mi familia. Quería por fin, sentar cabeza y comenzar en mi país natal era la mejor manera de hacerlo.
Con la ayuda de las empleadas de mi padre, limpie profundamente mi habitación, encontrando tantos recuerdos de mi niñez que me hicieron arrepentirme, mil veces, de volar a Londres y desequilibrar tanto mi vida.
Las semanas pasaban, y con estas se acumulaban las llamas sin contestar en mi teléfono de Harry. Mi última noche en Londres fue realmente especial, única, mágica. Harry se cercioró de que así sucediera.
Sólo nosotros dos, en la más profunda intimidad, compartiendo sentimientos, sensaciones y respiraciones, pensando como uno solo y viviendo solo en presente, sin pensar en lo que pasó ni en lo que pasará. Perfecto, como nosotros.
Me prometí empezar de nuevo, un nuevo empleo, un nuevo hogar y una nueva forma de pensar y vivir la vida. Comunicarme con Harry era arrastrar ese pasado el cual quería dejar atrás.
"Nunca podrás cambiar el pasado, trabaja para construir tu futuro" Fueron las palabras que pronunció Albert cuando le di la noticia de mi mudanza, y esa frase, esa simple frase, caló tanto en mi que significa lo que quiero para mi presente. Trabajo.
"Señorita Emilie, su hermano llega hoy de Rusia, me comunicó que pasará unos días aquí, tiene un noticia que darle" Hablo Linda, la jefa de las empleadas.
"Esta bien Linda, ¿Cómo despertaste hoy?" Tomé un sorbo del jugo que había preparado Corazón, mi cocinera desde que tenía uso de razón.
"Buenos días señorita Emilie, disculpe, no volverá a suceder"
"No se preocupe Linda" Le sonreí "A veces se nos olvida dar los buenos días" "Tome hoy el día libre, igual que tu corazón, no hay nada que hacer en la casa"
Linda siempre había sido un poco odiosa conmigo, decía que era malcriada y diva, que nunca podría dirigir el imperio Arnault.
Luego de ayudar a Corazón a acomodar la cocina después de comer el desayuno me dirigí al despacho de papá, actualmente me encontraba sola en la casa, ni mis padres ni mi hermano estaba.
Acomodé algunos papeles del traspaso de la vicepresidencia de la compañía, estaba todo casi listo, sólo faltaba la firma del que sería el nuevo vicepresidente, Alexander Gregory Arnault, mejor conocido como Alex, mi hermano.
Daban las 3 de la tarde cuando salí de mi ducha, la casa estaba muy tranquila y aquí los días eran sumamente relajados, me sentía casi de retiro.
Escuché a mi hermano entrar junto a su novia, Samira, apenas tienen dos meses de casados, y seis meses de novios.
"¡Hola Samira!" Exclamé abrazándola "¿Qué tal Rusia?"
"¡Hacia mucho frío Em!" Empezó a reír, Samira era hermosa y simpática, de piel canela y cabello muy largo, ojos grandes y delgada.
"Pero tenemos algo que decirte Emilie" Habló Alex después de saludarlo.
"Con respecto a las escrituras de la empresa, ya están listas, sólo falta tu firma hermano" Solté antes que me dijese que se arrepentirá de ocupar el cargo.
"Tranquila Em, las firmó cuando llegué papá" Tomo asiento en uno de los sofás "Vinimos aquí para decirte que serás tía"
Quede en shock, no lo podría creer ¡Seré tía de nuevo!
"¡Oh Dios mío muchas felicidades! Necesito abrazarlos, ¡Oh por dios el primer nieto de papá!" Algunas lágrimas de felicidad corrieron por mis ojos "Que feliz estoy por ustedes chicos, son una pareja bellísima, y ese bebé será precioso"
"Gracias Emilie" Samira besó mi mejilla.
"¿Ya papá lo sabe?"
"Sí, desde hace una semana"
"Y tenemos esto para ti, esperamos que te guste" Samira me dio una caja Rosa con un listón blanco.
"Le gustará, la conozco"
"¡Que hermosa! Los amo mucho en serio" Los abracé en señal de agradecimiento "La subiré a instagram"
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