capítulo uno

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Eran las seis y treinta y cinco de la mañana, un ligero rayo de luz se  refleja la bronceada y suave piel de una chica. Con un ligero bostezo ella se incorpora de la cama, abre la ventana y la brisa otoñal invade la habitación; estira su tonificado cuerpo y el pijama se estira dejando al descubierto un abdomen plano, perfectamente cuidado.

La alarma suena marcando la hora de levantarse pero Layra le ha ganado. Se recogió el largo cabello castaño en una coleta alta, sujetándola con una cinta blanca; se dirigió al armario en busca de ropa, dando con una blusa rosa y unos vaqueros azules. Un dulce aroma llega a su perfilada nariz provocando una sensación extraña en su estómago. Seguidamente, uno a uno, baja los escalones para ir a la cocina. Al llegar, el aroma a café invadía el aire, una taza de corazones y un cruasán se encontraban situados en el centro de una pequeña mesa redonda de madera. La chica se sienta, toma la taza y un papel caé a sus pies.

"Espero que desayunes, llegaré algo tarde." P.D. No olvides cerrar la puerta
Atte. Chris.

Una vez más, Layra piensa que su hermana se comporta muy madura cuando no lo es. Dió un último sorbo al café, un último mordisco a su cruasán, suspiró y lavó los Platos. Un sonido del celular le anuncia sobre un nuevo mensaje, toma el móvil y para su sorpresa, aparece tintineando en letras azules: Christopher.

-¡Ush!- molesta, elimina el mensaje sin leerlo. Aún no puede creér por qué Christopher la seguía buscando, ya le había dejado claro que entre ellos ya no había nada más.
El pequeño reloj de la pantalla la toma por sorpresa, ya se estaba haciendo tarde. Presurosa toma las llaves, el móvil, un jersey blanco y cierra la puerta de un golpe.

"En esa misma hora en el instituto"
Tres chicas entran al mismo tiempo al aula, miradas coquetas las siguen, ocupan la esquina trasera izquierda del aula. Ríen, gritan y susurran los recientes rumores tanto de otros como de ellas, un ejemplo es el cotilleo de la chica de la clase de química. Ella y uno de los compañeros del colegio se han liado en el baño. Otro es que la morena del aula se ha sometido a una leve operación para conquistar al inteligente del salón y muchos rumores más resuenan en sus oídos.
La camapana anuncia el inicio de clases.

- ¡Oigan! ¿Dónde está Layra?- pregunta Catherine anunciando la ausencia de su amiga.
-Creo que se ha quedado dormida- comenta Keyla.
— ¡No! Layra no es así, posiblemente... —Molly se queda en silencio al observar que el profesor entra al aula.
—Buenos días novatos, no esperaba volver a verlos- comenta sarcásticamente y justo antes de cerrar la puerta, Layra, consigue introducir su brazo izquierdo dentro del aula pero el maestro no lo vé y la cierra. La chica suelta una leve maldición por el dolor.
— ¡Oh, Señorita Collins!- el profesor se lleva una mano a la frente y suelta un suspiro- disculpe el daño que le he hecho.
—No se preocupe, solo ha sido un leve golpe.
—¿Por qué la tardansa, señorita?
La chica se queda pensando en una excusa válida pero inventá algo ridículo.
—He tenido un atasco camino al colegio, profesor.
-¿Es lo mejor que puedes decirme?
—Em...Bueno
—Ay señorita...sólo porque estoy de humor y es primer día de clases, le aceptaré su "excusa".
-¡Muchas gracias!— menciona con una sonrisa de oreja a oreja.
La clase comienza y ella camina hacia su asiento. La cuarta integrante del grupo ha llegado. La mirada de sus amigas la siguen y sonrisas invaden sus rostros.
-Pequeña ¿Te has dormido?- Keyla es la primera en romper el silencio de las cuatro.
-Prefiero el termino "Perder la noción del tiempo" - aclara sentandose al lado de Catherine.
— Seguramente paso la noche hablando con Christoph- Catherine sonríe coqueta pero inesperadamente recibe un ligero golpe en la cabeza. Molly la mira y le pone un gesto amenazador. Al notar los ojos cristalinos de Laura, Keyla interviene.
—Calma. No hagas caso de lo que ha dicho.
— ¿Qué? ¿Qué he dicho para que me des un golpe tan fuerte?— Cat se queja como una niña que no obtuvo lo que quería.
—¡Callate Cat! — Molly levanta la voz pero no tanto como para que el maestro la escuche. Consoladora atiende a su amiga— Ya sabemos lo que sucedió, lo lamentamos mucho...
—No tienen que sentirse así por mi, chicas—Layra retira la mano que Molly había colocado en su hombro.
—Sé que te sientes mal pero has hecho lo correcto.
—¡Hey! Yo igual existo y no sé que pasa aquí— refunfuña la más traviesa al no estar informada del asunto—¿La atienden a ella y a mi no? Yo recibí el golpe en la cabeza.
Las dos amigas le clavan una mirada asesina, haciendo un gesto diciéndole que después le informarán, en ese instante Lay la mira con ojos irritados.
—Él y yo....pues...he decidido que ya no somos nada
—¿Qué?— el grito de sorpresa de Cat resuena por toda el aula y muchas miradas se dirigieron a las cuatro amigas.

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