Capítulo 8

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Aquella brillante luz iluminaba el camino al apartamento Collins. Un par de pasos firmes rompían el silencio de la calle, el crujir de las hojas era el sonido calmado en la cuadra y ciertas risas agudas que provenían de esos dos solitarios jóvenes, le daban alegría a aquella noche otoñal.

—¿Qué te pareció la pizza?

—No fue mi favorita pero no estuvo nada mal.

—Creo que no regresaremos en mucho tiempo— señaló el chico mestizo, cuyos ojos oscuros mantenían un leve brillo al mirar a Layra.
La noche  avanzaba junto con ellos. Era curioso que a cada paso un pequeño semáforo se encendía, dejando una mágnifica vista del lugar; era una noche hermosa solo faltaba una luna llena para rematar el paisaje. Al cabo de unos pocos minutos, llegaron al apartamento de Layra; las luces estaban encendidas y una silueta femenina crusaba de un lugar a otro, demostrando señales de vida en el lugar. Ambos chicos sonrieron al ver como Cristal rondaba por la casa sin sentido alguno, sospecharon que estaba preocupada por su hermana menor.

—Bueno, aquí nos despedimos— Guiñó un ojo y metió las manos en su chaqueta. La chica lo miró sonriendo y negó sus palabras con un gesto, lo tomó de la mano y juntos corrieron hasta llegar a la gran puerta blanca de madera que daba ingreso a su hogar.

—No has visto a Cris en mucho tiempo y apuesto que ella anhela verte de nuevo.— tocó el timbre, anunciando su llegada. Al abrirse la puerta, el rostro preocupado de Cris fue lo primero que vieron aunque después apareció un gesto de sorpresa al ver que Tai estaba presente. La jóven (que se creía muy adulta) corrió en dirección a él con los brazos extendidos, junto con una sonrisa absurda, para darle un fuerte abrazo. El chico se alarmó y usó a su mejor amiga como escudo pero no logró salvarse, ya que Cristal la empujó y se fue sobre él.

—¡Mestizo!— dijo cariñosamente.

—¡Hola, raza pura!— le dió dos palmadas a Cris, justamente debajo del hombro izquierdo y sonrío. Era curioso que Cris sea tan afectuosa con el chico, debido a que es demasiado fría con los hombres que conoce o se relaciona, incluso el día que Layra dió la noticia de David, él quedó sorprendido. El chico pensaba que se debía por la relación que una vez tuvo con su primo y ella trataba de dar "impresión" a su familia, sin embargo, ella le aclaró que solo le agradaba pues es un gran chico.
Después de la cálida bienvenida, el trío convivió como un reencuentro universitario. A pesar de haber comido bastante, Taiki no se limitó a comer lo que Cristal le ofreciá.

—Tú tienes un estómago enorme— afirmó Layra.

—Es normal en mí, desde pequeño como demasiado...

—¡Pero nunca engordas!

—Agradezco a mi gran metabolismo— Guiñó. Cuando Layra demostró signos de cansancio, el chico se incorporó agradeciendo por todo y dejarlo como un globo. Antes de irse le dió un beso en la mejilla a Layra y luego a Cristal, después el chico se perdió de vista de ambas.
Las horas avanzaban drásticamente, ya era tiempo de dormir, la ciudad se calmaba, solamente podían escuchar el fluir de la brisa a través de la ventana lo que la relajaba.

—Me alegra ver de nuevo a ese chico.

—Solo lo dices porque se parece a su primo.

—No es verdad, Tai es más lindo ¿no crees?— Sorbió un poco del café con leche que había preparado para mantener su cuerpo tibio, Layra miró a través de la ventana y observó como su mejor amigo se introducía en la oscuridad que creaban las copas de los árboles.

—Tal vez...— dijo con un poco de alegría

—¿Acaso te molesta que hable de él contigo?— mencionó pícara su hermana.

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⏰ Última actualización: Jul 09, 2017 ⏰

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