Besos con sabor a Coca-Cola

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La escena de Naomi acompañada de dos muchachos era un fenómeno que muchos de mis amigos habrían pagado por ver. Y, considerando que eran dos tan particulares como Alan y Mat, habrían pagado más de lo que les hubiesen requerido.

En el metro, Alan revisaba fotos en su teléfono y Mat buscaba en los alrededores algún ligue, hasta que se topó con una morena alta de piernas muy bonitas pero demasiado grandes para mi gusto.

-¿Qué pasa, Nao?- pregunta Alan sin despegar la mirada del celular.
-No entiendo los rituales de seducción-
-Hablas como si ligar fuera algo inmoral.
-No creo que sea inmoral, pero sí creo que no es para cualquier persona-

Mi comentario logra que al fin deje de ver el aparato y me mire a mí con incredulidad.

-Con una cara tan bonita, pensaré que estás mintiendo si dices que nunca te han ligado-

Esbozo una sonrisita y miro hacia abajo.

-Tal vez intentaron hacerlo en alguna ocasión y yo me escondí. Además, en estos tiempos, una cara bonita ya no es suficiente para que alguien te aborde.

Ambos volteamos a ver a Mat, quien no para de sonreír a la morena, que no deja de enroscar mechones de su cabello en el dedo índice. Por unos breves segundos, la sonrisa que dedica a "Piernas de amazona” la dirige hacia mí, luego regresa a ella.

-¿Qué fue eso?- pregunto a Alan, desconcertada.
-Mat, ligándote-

De nuevo volteo hacia donde está Mat y lo descubro besándose con la morena. ¿Cómo es que ella cayó tan rápido?, Pienso.

Seguimos en el recorrido y yo me pongo a pensar si de verdad alguien ha intentado ligarme, o si yo lo he hecho inconscientemente. En mi búsqueda dentro de mi memoria, caigo en la cuenta que soy muy torpe a la hora de interactuar con un chico que me atrae, cometiendo estupideces tales como pronunciar mal algunas palabras y hablar sin parar. Me pregunto qué imagen de mí le quedará a todos esos chicos que han visto mi torpe comportamiento.

Llegamos a Deportivo 18 de Marzo y Mat abraza a la chica, después le da otro beso y al fin se separan. Estamos afuera del vagón, frente a la puerta, la morena le sonríe a Mat y ambos se despiden agitando la mano en el aire.

-¿Piernas de Amazona tiene nombre?- pregunto.
-¿Piernas de Amazona?- ríe Mat
-Sí, Piernas de Amazona.
- Obviamente tiene nombre, Nao. Pero lo desconozco totalmente.
-¿La besaste y no sabes su nombre?- pregunto, sorprendida.

Alan ríe y me mira.

-A veces eso es parte de los "rituales de seducción”, Nao- dice el vocalista- Caminemos hacia la pizzería, me estoy muriendo de hambre.

Salimos del metro y vamos caminando sobre Montevideo hacia el restaurante. Mat está fumando con mucha tranquilidad y yo no dejo de mirarlo.

-¿Qué, Nao?-
-Sigo sin entender por qué no le preguntaste su nombre ni le pediste su número. Digo, se besaron.
- Un beso no siempre es el comienzo de una relación. Ella me gustó y me dieron ganas de besarla, así que la besé. Y ya, así de fácil.

Pasa su brazo alrededor de mi hombro y me pega hacia él.

-¿Estás celosa?-

Sonrío y niego con la cabeza.

-No tienes por qué, solo tengo ojos para tí.

No puedo evitar reír y pasar mi brazo alrededor de su cintura.

-Lo sé, soy irresistible-

Ambos chicos ríen y seguimos caminando hasta que llegamos al lugar. La pizzería no estaba llena para ser sábado, de hecho, estaba bastante agradable el ambiente: poca gente, buena música, la hora perfecta. Simplemente genial.

Pedimos dos pizzas, una hawaiana y una de pepperoni. La primera fue en su totalidad para ellos, ya que yo la odio, simplemente no concibo la idea de que se mezcle lo dulce con lo salado, al menos no en la pizza. Me descubrí con una pizza entera para mí sola, además de que era mucha comida, el precio también era elevado para mí.

Tomé una rebanada y al darle la primera mordida, recordé lo deliciosa que es la pizza en ese lugar. Mis emociones siempre se han visto perfectamente reflejadas en mis gestos faciales y corporales.

-Oye, Nao, pareciera que estás teniendo un orgasmo- comenta Mat.

Abro los ojos inmediatamente y lo miro con espanto. Él ríe y bebe de su cerveza.

-No creo que esa sea mi cara de orgasmo-
-¿Y cuál es, entonces?- pregunta Alan.

Me encojo de hombros.

-Tal vez yo pueda ayudarte a averiguarlo-

El notorio tono de insinuación en el comentario de Mat hace que me cuestione lo que está buscando. ¿Es así con todas o solo conmigo? ¿Le atrae algo de mí? ¿Está jugando solamente? Ignoro lo que dice y sigo comiendo tranquilamente mi pizza. Al final, ellos comen una rebanada más cada uno, yo como 3 y deciden dejarme las otras tres, ambos pagan ambas pizzas y yo las bebidas.

Salimos de la pizzería y caminamos hacia el metro. Siento que voy a reventar por tanta comida, pero vale la pena porque la compañía de verdad fue agradable.

El teléfono de Alan suena y se queda de pie contestando la llamada, Mat y yo nos alejamos un poco para darle privacidad, el baterista enciende un cigarrillo y lo fuma tranquilamente de nuevo.

-Entonces… déjame ver si entiendo. Tú besas a una chica ¿y no necesariamente debes iniciar una relación con ella?-

Se ríe de nuevo, pero esta vez como si estuviera harto.

-¿Otra vez con eso, Nao?
-¡Lo siento! Simplemente no logro entender. Para mí, los besos son especiales, no puedes compartirlos con cualquier persona. Hacerlo provoca que pierdan su magia.

Acaricia mi cabeza de forma burlona.

-Esas ideas son bonitas para alguien de 14 años. ¿Cuántos años tienes tú?
-Da igual la edad que tenga. No puedes simplemente besar a alguien y fing…

De golpe suelta el cigarro y me besa. ¡Es un beso horrible! Sabe a tabaco y tiene un sutil toque de "Me importan un carajo los sentimientos”. Lo empujo y me acerco a una pequeña tienda a comprar una coca-cola para quitarme ese mal sabor de boca.

-¿Te dieron ganas de amarme?-
-No, me dieron ganas de mandarte a la…

Dejé inconclusa la oración porque me urgía darle un gran trago al refresco.

-¿Nunca has besado a alguien sólo porque quieres hacerlo?- pregunta, curioso.
-Es obvio que no. No me agrada la idea en absoluto.
-Tienes que probarlo para saber si te agrada o no.
¿Lo intentamos?
-Olvídalo. Odio los besos con sabor a cigarro.
- De cualquier modo, a mí no me gustan los besos con sabor a Coca-Cola

Me termino el refresco de una sola vez y dejo que mis labios se impregnen con el dulce sabor de la Coca-Cola.

Alan cuelga la llamada y se acerca a donde estamos nosotros para seguir caminando hacia el metro. Después de esto, no vuelvo a cruzar palabra con Mat.

Sunset RollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora