"Mamá siempre me dijo que, por cada momento positivo en la vida, pegue una estrellita de papel fosforescente en el techo. Así, cuando despertara y me sintiera triste, lo primero que vería serían todos esos buenos momentos por los que debería sonreír...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
»estrella maillot: Alicia.
—Algún día podrá conocerlo —la voz de Yuri sonaba completamente diferente a la dulzura característica de Beth Anne. Era un poco más seria, más formal, e incluso, se escuchaban los vestigios de un lindo acento que no podría describir—. A diferencia de todos nosotros, Marcus probablemente es el que más admiración ha tenido por usted desde entonces —dijo, apoyando su cabeza suavemente sobre la ventana del copiloto para fijar su vista en el camino—. Supongo que después de él, a Beth también le gusta mucho...
Posterior a ello, retiró de sus muñecas unas banditas elásticas para poder amarrarse el cabello en una coleta. Supuse, de forma tranquila, que nuevamente Plisetsky había pasado por una disociación de personalidades mientras manejaba en dirección a la casa de Mila. Se portaba más tranquilo, más educado e incluso, me ayudaba con las señales de tránsito y empezó a hablarme del cuidado que debía tener al cruzar rápidamente las calles. Contó anécdotas de su hermano mayor jugando por las calles de Venecia como un alma libre, a punto de ser arrollado por una bicicleta.
—Entonces... —empecé a susurrar, luego, en medio de un semáforo miré de reojo al chico— ¿Beth Anne ya no está aquí?
Él se cruzó de brazos y soltó un pequeño suspiro pesado para luego llevarse la mano a la boca en símbolo de sorpresa.
—Oh, lamento no haberme presentado con anterioridad, señor Altín —me dijo, con un lindo acento de esos que usan las chicas de sociedad y alta clase de algún otro país como... Francia o Italia. Simplemente le faltaba tener su tacita de té en la mano y un pañuelo para limpiarse los labios—. Mi nombre es Alicia Baccelieri, es todo un placer.
Oh, una italiana, pensé. Cuán grande es la mente de Yuri...
Él extendió su brazo en mi dirección para saludarme cordialmente de la mano y yo correspondí. La sonrisa en sus labios era tan encantadora como la que solía mostrar siendo Beth Anne, sin embargo, la deferencia entre una y otra estaba en la soltura y madurez. Era como pasar de escuchar La Valse de L'Amour a La Valse Champagne. Según Viktor, Alicia era la personalidad más consciente y responsable de todas; ella cuidaba muchísimo de sí misma, de Yuri y de todos prácticamente.
—Por favor, disculpe mi falta de respeto —murmuró—. He estado tan ocupada en estos últimos días que me cuesta muchísimo ponerme al tanto con la universidad y con todo en realidad —luego de ello, sacó un pequeño espejo de su pequeña mochila para mirarse en él y luego soltar un pequeño gritito de susto—. ¡No puede ser, Beth! ¿Qué manía tienes con no maquillarte cuando sabes que saldremos?
Yo empecé a reír enternecido con esta nueva faceta suya.
—Si usted se siente incómoda, puedo estacionarme en una banqueta para que pueda arreglarse —sugerí y él negó varias veces con la cabeza más que apenado y completamente sonrojado hasta las orejas.
