Capítulo 1

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Era el último día del verano al fin, entré a esa pequeña cafetería del centro que servía el más exquisito chai latte, el lugar estaba a reventar, lleno de todos los estudiantes de los institutos y universidades de los alrededores, que como ya era costumbre se daban cita para ponerse al corriente de sus fabulosas vacaciones y de cómo iban sus planes futuros.

Me molestaba tanta frivolidad sabía que pertenecía a ese mundo, eran mis compañeros, mis amigos, varios de ellos eran hijos de familias muy importantes y todos con futuros prometedores, herederos de alguna empresa o las futuras esposas de esos herederos, de esas que se casan y tienen la familia perfecta y se la viven en el gimnasio, de compras, en el club o con los hijos de la academia de ballet a la clase de fútbol, siempre ocupadas en algún evento de moda o de caridad, esa era la vida que me esperaba "un futuro extraordinario" como decía mi madre, pero que en definitiva yo no quería para mí, por alguna razón que aun desconocía yo no encajaba en ese molde al que ya había sido predestinada, realmente no quería pasar el resto de mi vida así.

- Aquí está, chai latte para llevar -interrumpió la mesera mis pensamientos.

- Gracias - tome mi bebida, quería salir corriendo antes de que alguien me viera, realmente no estaba de humor para dar explicaciones de porque no fui a París en las vacaciones "Addy si hubiera una escala que midiera el aburrimiento del uno al diez tu serias cien" decía mi hermana cada vez que llamaba a casa para contar sus grandes aventuras en París. Casi logré escabullirme cuando vi a Lucy y a su séquito de descerebradas hacer su aparición triunfal; muy bronceadas, demasiado para mi gusto, con su ropa de diseñador, la cual seguramente había adquirido en su último viaje. Mientras chismorreaban acerca de su reciente aventura por el Caribe y lo increíble que era poder asistir a las fiestas más exclusivas, aproveche para dirigirme como fantasma hacia la salida. Creí que no me había visto pero me equivoqué.

- Hola Addy, que bueno encontrarte aquí, definitivamente nos tenemos que poner al corriente de todo lo sucedido en las últimas semanas -me miro de arriba abajo y continúo diciendo.

- Wow querida, no te ves tan mal para haber estado encerrada todas las vacaciones - dijo en tono burlón.

- Wow Lucy que... Bronceada- si eso podía ser un cumplido, estaba cerca de parecer un pan tostado. - Si claro, me encantaría contártelo todo, pero tengo que correr, Emma llega hoy de París y me apunte para recogerla -

Definitivamente esta conversación no podía ser más hipócrita, ella y yo lo sabíamos, no nos soportábamos, es más no sé cómo pudo ser mi mejor amiga por tantos años si era tan superficial, realmente no teníamos nada en común, tal vez solo fue el hecho de que nuestros padres eran socios y amigos desde la universidad y simplemente asumimos que nosotras teníamos que ser igual a ellos, pero la realidad es que como iban pasando los años en lugar de que hubiera más cosas que nos unieran, habían más y más que nos separaban hasta llegar a este punto, en el cual nos saludábamos y nos dirigíamos un par de palabras como grandes amigas cuando en realidad éramos un par de mentirosas.

- Bueno pues ve, no querrás hacer esperar a Emma, dale mis saludos, no lo olvides vale - dijo con un tono un poco amenazante, tal vez porque sabía que ese recado no llegaría a su destino.

- Por supuesto, le dará mucho gusto - aunque ellas eran más parecidas, la realidad es que mi hermana tampoco la soportaba.

Por fin me di la vuelta y salí a toda prisa, en verdad tenía que llegar por Emma y si había algo que ella realmente odiaba, era esperar.

Tome un atajo para llegar a tiempo no quería verla enfadada, pues se ponía de un humor insoportable y no quería que mi perfecto y silencioso verano terminara con los reproches de una hermana enfurecida.

Estocolmo: Dulce AmenazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora