Capítulo 4

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Ya han pasado dos días desde mi encuentro con Matt en la cafetería del centro y no lo he visto de nuevo, al parecer no ha venido a clases pues no lo he visto por ningún lado de campus.

Realmente no sé a quién preguntar por él, ni sé qué clases está tomando, mucho menos quiénes son sus amigos. Y para colmo, no conozco cuál es su apellido para preguntar por él en servicios escolares, claro que esa ya sería una medida muy desesperada y podría pensar que lo acoso.

No puedo dejar de pensar cuales son las razones por las que no me ha llamado, ¿Habrá extraviado mi número? ¿Tal Vez su novia encontró el post-it y lo tiro sin previo aviso? o realmente no le resulte tan fascinante como para volver a buscarme.

¡Maldición! esta ola de dudas me está matando, es imposible seguir así, sin saber por qué ha salido tan precipitadamente de nuestra especie de "cita", ni quién habrá sido la persona que le llamó y que hizo que se alejara de mí con tal urgencia, ¿dónde se ha metido? ¿Por qué no ha venido a clases? ¿porque no ha llamado? me daba miedo pensar que otra vez pasaran meses antes de volverlo a ver, estaba llenada de pánico, tenía que hacer algo para relajarme y sacar a Matt de mi cabeza, aunque sea por un rato; saque el celular y escribí un mensaje rápidamente.

Hola Kate, ¿terminaron tus clases? Me urge salir de aquí. - Kate contesto casi de inmediato -Wow, eso sí que es conexión, estaba escribiéndote para ver si salíamos, cuando me llegó tu mensaje, te veo en 5 minutos en el aparcamiento-

Guarde mi celular y una libreta que tenía sobre la mesa y salí a toda prisa del salón y me dirigí a encontrarme con Kate, aún no le había contado nada de lo sucedido con Matt, pero tenía que hacerlo ya, necesitaba una segunda opinión de todo esto, aunque sabía de antemano que era más que probable que no me gustaría las opiniones que me daría respecto a él.

Kate y yo llegamos al mismo tiempo, le indique hacia donde estaba mi auto, arranque rápidamente para salir del campus y tratar de olvidar el mal rato que estaba pasando.

En el camino decidimos ir al centro comercial a ver una nueva película de terror que Kate se moría por ver, no era mi género favorito, pero si quería tener compañía y mantener mi mente ocupada tendría que ceder a ver la versión sangrienta y llena de zombis de mi novela favorita. No sé a qué escritor en su sano juicio se le ocurrió agregar zombis a una novela tan emblemática como lo es Orgullo y Prejuicio. En fin, es lo que a ella le apetece ver y yo quiero pasar la tarde con ella.

Llegamos al centro comercial, fuimos directo a ver en que horario estaba la dichosa película, quedaban al menos 40 minutos antes de que comenzara la siguiente función, compramos los boletos y fuimos a buscar un helado, me apetecía una carga de azúcar extra, así que sería halado de chocolate, con jarabe de chocolate y doble porción de grageas de chocolate, sino me daba un coma diabético con tanto chocolate por lo menos olvidaría mis problemas un instante, si algo hace que me transporte a otro mundo es este elixir de los Dioses, como mi abuelo solía llamar al cacao y a todo lo delicioso que se hace con él.

Como aun nos quedaba tiempo suficiente antes de que comenzara ese horror con zombis, nos sentamos en una banca con nuestra bomba de chocolate en la mano y Kate comenzó a interrogarme.

- Ahora sí, ¿dime Addy que es lo que sucede? –Puse cara de sorprendida pues en verdad me desconcertó que supiera que pasaba algo.

– ¿Por qué crees que me pasa algo? -conteste tranquilamente, tratando de que no se notara lo desesperada que estaba por contarle todo.

- Pues es más que evidente, cualquiera de los que te conocemos, sabemos que no es nada normal en ti que quiera salir a toda velocidad de clases -

- Vamos Kate, mañana inician las vacaciones, realmente no es necesario estar en clase, no están enseñando nada nuevo -dije en un tono un poco enfadado por ser y tan predecible.

Estocolmo: Dulce AmenazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora