Negro.

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Me sentía preocupada y a la vez culpable. El hecho de que Tori se haya preocupado por mí me hacía pensar...Quizá demasiado. Ella era muy diferente antes, cuando usaba esa sudadera negra; y el hecho de que la llevara puesta era... extraño. Sé que parece una tontería, pero la conozco aunque no me dé la gana aceptarla como una "amiga".

Y sí, probé la leche de miel. ¿Algún problema? Ok, admito que era rica...sabrosa, deliciosa, exquisita...¡bueno! Se entiende, no hace falta dar tantas explicaciones.

Reposé un poco, cansada, obviamente porque eran aproximadamente las 8:32 de la mañana y el sueño me había ganado la carrera.

Cuando desperté, eran ya las 1: 46 p.m.

- Mierda.

Como no sabía si Ell me había guardado el almuerzo, solo busqué una simple botella de Smirnoff por...la paja. A penas la tomé, estornudé tan fuerte que la botella se me resbaló de las manos y cayó al piso, quebrándose.

- La vida definitivamente te adora. - dijo Ell, asomándose.

- ...

- ...

- No voy a limpiar eso.

- Sé que no lo harás. Estás más amargada de lo normal.

- Soy una llama ardiente, nena. - contesté, levantando los dedos índice y meñique de las manos.

- Y eso que te quedaste dormida por horas. - Matilda también se asomó, pero para evitar más habla me encerré en el cuarto con llave.

Una vez sola en mi habitación, tomé la taza en la ahora vacía.

- Le puso el veneno, y lo sé. - dije, aunque no ví nada extraño.

[Deje esto increíblemente muerto, y últimamente estado más perdida que la mamá del Chavo por aquí]

Leche de miel. | ToriTam |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora