0 0 6

1.2K 89 5
                                    

Salió del establecimiento con molestia.

—El es tan!... tan!... agh

Kenzie y Jayden se vieron con una mueca pero sin mencionar palabra alguna, observaban como su amiga hacía corajes mientras caminaba de un lado a otro frente al establecimiento.

—Todo esto es mi culpa —declaró sentándose en una banca, si yo no hubiera creído que él era distinto a los demás hombres, no me molestaría su actitud.

Ziegler se sentó a su derecha y Bartels a su izquierda.
—Pero... Uhm es que Orlando no es taaan así —trato de justificar Jayden mientras le pedía ayuda con la vista a mackenzie.

—El solo quiere ser como sus amigos de Los Ángeles y encajar con ellos. Fuckboys... bla, bla, una chica, otra, bla, bla, bla....

—Pero el prefiere una relación estable, el sabe en su interior que ese no es el. Te apuesto a que no besará a ninguna... Bueno, tal vez si pero no es el punto —Dalia le vio y Bufo.

—Como sea —dijo parándose—, no me deprimiré por eso. ¿Que somos? Nada. ¿Cierto?

Comenzó a caminar con un dolor en el pecho, sus propias palabras la habían lastimado. Sentía su precio oprimido, junto con una sensación de como la garganta se cierra sin permitir el paso al oxígeno más el famoso nudo en la garganta cuando quieres llorar.

Pero ignoro todo, era más fácil ¿No?
Es más fácil ignorar e huir, que enfrentar. O... ¿me equivoco?

Se pararon a unos metros frente al baranda que protegía del lago para observar a los patos nadar. Minutos después escuchó las voces de Lauren y Ruby. Lo que implicaba que el resto estaba también ahí.

Ignoro a Johnny quien de vez en cuando le buscaba con la mirada pero estaba muy ocupado hablando con las chicas nuevas que no podía pensar en ello.

Dalia se imaginaba a ella misma caminando entre sus amigos hasta llegar a ellas, se veía estrellando su puño firmemente en las refinadas narices de las chicas para luego mandarlas lejos. Pero no tenia el valor, así que no hizo nada. De nuevo.


Nunca antes jamás había odiado tanto las risas. Su día estaba amargado por esas dos. Las escuchaba reír con Johnny, Hayden y Nadia. Esta ultimaba no se juntaba con ellos para hacer enojar a Dalia, no. De hecho ya le había tomado aprecio.

Pero no podía negar que todavía tenía algún sentimiento hacia el chico Orlando. Y ese era su momento de estar cerca de él. Aunque las chicas también estuvieran ahí. Se supone que las amistades son más importantes que la pareja pero la pelirroja estaba nublada por esos sentimientos que no podía darse cuenta.

Se detuvieron a la sombra de un árbol a comprar un aperitivo cuando una mano de poso en el hombro de la chica Miller.

—... ¿Dalia? —preguntó la voz de un chico de manera dudosa. Esta volteó sin esperárselo y se cruzó con un chico de gran altura, le ganaba al menos por una cabeza.

—Soy yo, Nos... ¿nos conocemos? —preguntó apenada.

—Oh, no. No, yo... —carraspeó mientras rascaba su nuca con su mano izquierda.

—Soy Grayson... Riggs —le ofreció su mano, para entonces la atención del grupo ya estaba enfocada en ellos. Orlando les vio con molestia. ¿Porque Dalia hablaba con ese tipo? Pensó en ir... pero recordó que no tenía muchos argumentos del porque se ponía celoso.

𝐖𝐡𝐞𝐧 𝐰𝐞 𝐦𝐞𝐭; 𝐽𝑜𝘩𝑛𝑛𝑦 𝑂𝑟𝑙𝑎𝑛𝑑𝑜. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora