Capítulo 4

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El silencio reinaba en la oscuridad. A medida que mis ojos se adaptaban a la poca luz, note que estaba en medio de un bosque tenebroso, árboles viejos con ramas denudas y raros ojos iluminan el camino de la noche sombría.

De repente los árboles cobraron vida, sujetándome los brazos y piernas mientras que, un hermoso rostro se acercaba cada vez más. Paro, un espacio de menos de un metro de distancia nos separaba. Sus rasgos eran claramente femeninos, su belleza era sobrenatural. Me centre en sus ojos verdes. Dicen que los ojos son la puerta del alma, bueno, esto es diferente, los ojos que tenía enfrente, eran profundos, no divisaba sentimiento alguno, eran vacíos, pero a la vez incitaban misterio.

-          Aprisiónenla, pero en la parte superior del calabozo. – dijo aun mirándome, a pesar de verse tan débil, contenía una voz dulcemente autoritaria.

La oscuridad llego a mi nuevamente, podía sentir el calor que irradiaba mi cuerpo. El escenario se fue aclarando rápidamente y me encontraba dentro de una especie de cuarto. Por sus paredes se escurría lava, simulando que estaba dentro de un volcán.

-          ¿Sophie estas aquí? – pregunta una voz familiar, suena cerca.

-          ¿Quién está ahí? – pregunte de vuelta, mientras que me levantaba del piso, observando para todos lados. Estaba sola.

-          Cierra los ojos, y cuando los abras, mira detrás de ti – dice otra vez, la desconocida voz.

Me senté nuevamente, y sin dudar, cerré mis ojos. Al abrirlos, note un peso sobre mis hombros. Lentamente me levanté y gire.

Samantha.

Esta vez lucía diferente, el azul de sus ojos era más intenso y llevaba un extraño pero, hermoso vestido azul cielo. Se veía mayor, ya no lucía como un modelo materno. Notaba algo diferente en ella.

-          Pase lo que pase, no te enojes conmigo. Todo lo que hice fue para mantenerte a salvo – sonaba seria, ya no había dulzura en su voz. Percibía miedo.

-          Pero, ¿de que estas hablando? – dije confundida, mientras que me lanzaba en sus brazos. Esta podía ser la última vez que la tuviera así de cerca…

-          Ya entenderás – dijo devolviéndome el abrazo, más fuerte. – ahora despierta – su voz ahora sonaba dulce.

-          ¡NO!... no quiero volver a la realidad, ahí ya no estas – estaba aferrándome a ella, como si mi vida dependiera de ese momento – estas muerta en mi realidad… - mi rostro ya estaba mojado por mis lágrimas – no me dejes mamá…

Apretaba mis brazos cada vez más fuerte, pero me era imposible permanecer cerca de ella. Una fuerza me absorbía, jalándome fuera de ella y de sus brazos.

Desperté con los ojos húmedos y un nudo en la garganta. Es la segunda vez que sueño con Samantha.

La semana había transcurrido sin mayores sorpresas, para mi fortuna, no me había vuelto a encontrar ni a Amber, ni Alison en los pasillos del Instituto y ninguna de las dos coincidían con mis clases.

Solo tenía que aguantar hoy, y ya era libre el fin de semana.

Cuando baje para tomar mi desayuno no encontré a Jack en la cocina. Me conforme con un tazón de leche y cereal.

Caminé hasta el Instituto, la verdad no es que quedara tan lejos.

Medio caminé y medio corrí por los pasillos para llegar a tiempo.

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