Había pasado menos de una hora, cuando Lucas se había ido. Aún tenía una tonta sonrisa en los labios. Abrí la puerta con calma y me permití sentirme por primera vez, feliz. No más melancolía, hacia siglos que no me sentía tan… en paz con el universo.
Estaba subiendo las escaleras y cuando estaba a punto de llegar, oí voces. Me oculte entre las sombras, mi instinto me decía que algo raro estaba pasando.
- Pasa, pero haz silencio. De seguro debe estar arriba – era Jack. Sonaba molesto, detrás de él venía un hombre. Por la oscuridad no distinguí su rostro.
- ¿Cuándo piensas decirle? – El hombre no se movió de la entrada, es mucho más alto que Jack. – la necesitamos. Mira no tengo mucho tiempo aquí, solo piénsalo. Las cosas se están poniendo difíciles y Calder no puede manejar las cosas por sí solo, se te olvida que ¿él no es el que debe gobernar? O ¿te lo recuerdo? Tú conoces la profecía – dicho esto dio media vuelta y se marchó.
Cuando Jack cerró la puerta, paso varias veces sus manos por su pelo. Solía hacer eso cuando estaba muy estresado. Miles de preguntas me invadieron ¿Quién era ese hombre? ¿De dónde lo conocía Jack? ¿Quién es Calder? Y lo más importante ¿de que estaban hablando? Estaba claro que, hablaban de una profecía, pero eso sonaba muy raro, sin mencionar loco.
Rápidamente entre a mi habitación, me puse mi ropa para dormir y me recosté bajo las sábanas mientras que el gato se acomodaba en mi regazo. Tomé un libro que estaba en mi mesita de noche y comencé a leer. Dos horas pasaron. Pero las preguntas y la conversación que tuvieron Jack y ese extraño hombre se reproducían en mi cabeza.
Al instante en que el sueño se estaba adueñando de mí. Tocaron la puerta, en un par de segundos después la cabeza de Jack estaba asomada. Lucía preocupado.
- ¿Qué pasa? – dije algo curiosa. Tenía tantas ganas de saber qué es lo que estaba pasando, pero por alguna razón no pude. Mi garganta se cerró cuando mire a Jack a los ojos. Estaba nervioso. Evitaba contacto visual conmigo.
- Nada, llegue hace poco. ¿Comiste algo?
- Si, ya comí. ¿Con quién estabas hablando, hace poco?... es que, me pareció escuchar la voz de alguien.
- Con nadie, estaba viendo televisión. Hasta mañana – cierra la puerta y se va.
No me hubiera preocupado tanto por la conversación que hace poco hubiera tenido con ese extraño, pero al mentirme, alarmó a mi cerebro y estoy más que segura que no me contará nada. Ni siquiera si lo enfrento diciéndole que lo había escuchado.
Mi teléfono empezó a vibrar y cuando lo miré tenía un mensaje de un número desconocido.
¿Nos reunimos mañana, para estudiar? ;) L
¡¿Cómo consiguió mi número?! Es un acosador – pienso con una boba sonrisa sobre mi cara - y me alegra que desee asecharme.
¿De dónde sacaste mi número? S
En menos de uno minuto mi celular empezó a vibrar nuevamente.
Dejaste tu celular en el auto, cuando ibas abrir la puerta para dejar tu maleta e ir al restaurante. Grave el número y luego lo guarde sigilosamente en tu bolsillo. L
No puedo evitar sonreír. Desde que lo volví a ver, mariposas incontrolables revolotean en mis entrañas.
Recógeme en mi casa a las 3, y vamos a la biblioteca a conseguir información. S