No paro de pensar en Lucas.
Sus ojos.
Sus labios.
Los hoyuelos que se le forman en la comisura de sus labios cuando sonríe.
La cercanía de su piel contra la mía.
Sus dedos entrelazando los míos.
Lo cálido que se sienten sus brazos a mí alrededor.
La tranquilidad que noto en sus ojos cuando me mira.
Soy consciente de ser joven para sentir…. ¿amor?
Oh insufrible sentimiento que a muchos atormentas, trátame con cuidado, bien sabes que mi pobre corazón no podrá sufrir una perdida más…
Pasaron exactamente diez minutos, hasta que por fin me pude concentrar con los ejercicios de matemáticas que el profesor García había dejado como tarea. Definitivamente los planos y las rectas no son lo mío, indiscutiblemente pienso estudiar cualquier cosa que no tenga nada que ver con números. Posiblemente estudie algo que tenga que ver con la pintura o el arte.
Donatello descansa en mis piernas, ronroneando ante mis caricias.
Ruidos extraños hacen que él preste su atención en la entrada de mi habitación y se levante de mi regazo. Antes de salir de la habitación me mira fijamente, y luego desaparece en dirección a las escaleras.
Instintivamente me asomo por la ventana, pero, la camioneta de Jack no está estacionada al frente, lo que quiere decir que aún no ha llegado y ya son más de las siete.
La piel de mis brazos y piernas se eriza, mientras que bajo de la cama dispuesta a investigar.
Al salir de la habitación, miro hacia todos lados para tratar de vislumbrar algo. Pero no, todo está oscuro. Bajo rápido por las escaleras y entro a la cocina para prepararme un té de manzanilla. Estar sola en esta antigua casa me pone los nervios de punta y una bebida caliente me tranquilizará.
Escucho más pisadas por el corredor y las escaleras; además de susurros. De un momento a otro la luz se va y me quedo delante del refrigerador congelada con una taza de agua caliente entre mis manos. Los susurros se hacen cada vez más fuertes, tanto, que siento que están tan cerca.
No muevo un solo músculo, a pesar de que la taza esté quemando mis manos, me mantengo inmóvil.
Todo se calla de pronto, las pisadas cesan y los susurros se calman… el miedo me invade, estoy totalmente inmóvil y mi garganta está seca. Gotas de sudor bajan por mi columna, recorriendo todo mi cuerpo.
Calmadamente dejo la taza de agua caliente en la encimera de la cocina y me dispongo a dar media vuelta. Todo está oscuro y no puedo ver nada, pero eso no quiere decir que no pueda sentir una extraña presencia. No creo en fantasmas ni cosas sobre naturales. Cuando veo historias de ultratumba, puertas al más allá, solo me causa indiferencia. Estoy segura que no creo en la vida después de la muerte.
No sé si estoy soñando, o simplemente mis ojos me engañan. Bajo la vista hacia una pequeña figura que esta plantada delante de mí. Su estatura no puede superar el metro, ´parece una especie de umpalumpa con extraña piel verde y largo cabello castaño. A diferencia de que este es un ser hermoso. No sé si es de género femenino o masculino, lo único que podría afirmar era que su belleza era hipnotizante, fuera de este mundo.
Su extraña piel desprende un reducido brillo que permite iluminar un poco la habitación.
- Pareces más humana de lo que en realidad eres – dice mientras que con sus ojos recorre mis brazos y por último llegando a mi rostro.