Microrelats/microrelatos

#8 La Prueba (en castellano)

Buen resultado, buena vida. Mal resultado, aprende a sobrevivir en las calles.

Entrenados desde pequeños para el examen más importante de nuestras vidas. Con décadas ya de ediciones, este examen decidirá todo tu futuro. Mide tanto nuestras capacidades físicas como psicológicas, capacidad de concentración, de precisión, estadística, fuerza y puntería.

Muchos os estaréis preguntando de qué trata este examen. Has de construir un trofeo. Sí, un trofeo. Tú has de darle la forma, la medida, el peso específico... y lanzarlo. Lanzarlo contra un muro de ladrillos. El objetivo es romper ese muro, y a partir de ahí el público decide tu nota. Si no consigues romper el muro, estás suspendido.

La nota es decidida por un gran público. Todos apuntan la nota que creen que merece esa persona y, mediante la moda, sale su puntuación final.

Me llamo Joanne Frida (en honor a dos grandes mujeres), y quedan unos minutos para hacer el examen.

Empecé a entrenar cuando apenas tenía 3 años. Por ese entonces me hacían lanzar pequeños trofeos a paredes. A medida que fui creciendo, mi entrenamiento también lo hizo. Día tras día, sin descanso. Tuve diferentes entrenadores a lo largo de mi vida, aunque el que más recuerdo es el último. Empezó a entrenarme cuando yo tenía 12 años. El por aquel entonces acababa de aprobar su examen, cinco años mayor que yo. Se llamaba Stephen. El estado se enteró de que teníamos una relación distinta, algo que ellos no conocen y que se llama amor. El miedo los dejó ciegos y decidieron que la mejor manera de terminar con ese sentimiento era matándolo. De eso hace relativamente poco.

En Seirin, nuestro país, vivimos controlados por un gobierno que no deja tener ninguna clase de sentimiento entre los graduados y los que aún no hemos hecho el examen.

Escucho que me llaman, es mi hora. Entro a la sala donde me están esperando los jueces y veo el trofeo que he construido en una mesa de plástico transparente. El muro está en el centro de la sala.

Ahora voy a por todas.

Que mi venganza sea el fruto de su entrenamiento.

Maxon Schreave,

Distopía,

Sant Jordi 2017