Microrelats/microrelatos

#11 Una bolita, un destino (en castellano)

Estoy almorzando leche con cereales con mi hermano cuando de repente una de las bolitas de cereales se sale del vaso. ¡Cuando esta por caer al suelo, consigo cogerla al vuelo! ¡Oh dios mío, eso es una señal!
- ¿No lo ves, Marcos? ¡La he atrapado al aire! Es... ¡MI DESTINO!
Al pronunciar esas palabras, el cuerpo de Rayita levitó un poco y una luz cegadora la envolvió, y cuando esta desapareció, Rayita llevaba un traje en forma de bolita de cereal.
- ¡Oh dios mío, tenías razón!- le dice Marcos a su hermana
- ¡He de ir a salvar a mas bolitas por el mundo para que no caigan al suelo!
Dicho esto, Rayita saltó por la ventana de la cocina.
La primera casa que visitó fue la de dos bebes gemelos que sin querer habían volcado el paquete de cereales y algunos de los que se salieron estaban por caer al suelo, pero ella fue más rápida y apareció, cogiendo esas bolitas y salvándolas del cruel destino que iban a tener. La madre de los gemelos se estaba secando las lágrimas de la emoción.
- ¡Oh dios mío! ¡¡Muchísimas gracias!! No sé cómo te lo puedo agradecer... ¿cómo te llamas?
- Soy... ¡SUPER BOLITA GIRL!

Pasaron los meses, y Rayita seguía salvando a las pobres bolitas de un mal futuro.

Un día, en una de las casas a las que entraba, se encontró con alguien muy especial. Era un chico, e iba vestido con un traje parecido al de ella. El la distrajo y por eso la bolita que estaba intentando salvar cayó al suelo, con un terrible destino para ella.

- Pero... ¡Mira lo que has hecho! Esta pobre bolita ha caído al suelo, un suelo lleno de suciedad y bichos que la atacaran o alguien la pisará.

- ¿Perdona? ¡Eres tú la que me ha interrumpido cuando iba a salvarla! ¿Y porque me has copiado con tu vestimenta? ¿Te crees una salva bolitas? Pues te diré una cosita, ¡YO soy el único que las puede salvar, porque yo soy el único e incomparable BoliMan!

- No, no, a mi no me vengas con tonterías. Yo soy Súper Bolita Girl y hace ya dos años que voy por todo el mundo salvando a las pobres bolitas.

- Entonces... ¿Tu también las salvas?

- ¡Claro! No pienso dejarlas caer.

- Dios mío, se me acaba de ocurrir la mejor idea del mundo. ¡Podríamos unirnos para salvar a las bolitas juntos!

A partir de ese día, los dos superhéroes se pusieron a recorrer mundo salvando a todas las bolitas.

Ya había pasado casi un año desde que se habían encontrado. Con el paso del tiempo sus habilidades habían mejorado notablemente, al igual que su amistad, que se había consolidado muchísimo y ahora eran íntimos. A parte, habían conseguido un aparato que tenía un mapa donde les avisaba en que casas iba a caer una bolita y, cuando seleccionaban un lugar, les transportaba hasta allí.

Ese día, parecía que el mapa se había vuelto loco. Había una enorme señal negra en el lugar donde se habían conocido. Rápidamente y sin perder más tiempo se transportaron hasta allí.

Al llegar se sorprendieron mucho al encontrarse con una bolita de cereal negra y que ocupaba un metro cuadrado. Los dos se llevaron un susto de muerte, pero rápidamente se pusieron a la acción para destruirla.

Empezaron a darle golpes para romperla, aunque solo consiguieron romper un poco lo que era la parte de fuera. Rayita, viendo que eso no funcionaría para destruirla, se metió en la casa más cercana y cogió un bote de leche. Con ese líquido, la bolita se empezó a deshacer lentamente hasta quedar echa un masa pastosa en el suelo. Con un aspirador que siempre llevaban encima absorbieron la masa pastosa y la eliminaron.

Los dos amigos siguieron rescatando bolitas hasta viejos, y cuando ellos murieron, les dieron la misma oportunidad a otros dos jóvenes para que ellos pudieran salvar a más bolitas.

FIN

Ganadora la categoría narrativa de lengua castellana en Sant Jordi 2016