Vol. III

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Mi noche de sueño, fue aterrada por las pesadillas que atacaron mi mente minuto a minuto, segundo a segundo.

En la mañana, al volver mi mente en si, reviso el celular y leí un mensaje del joven lector.

"Espero que hayas podido dormir bien.

Mañana a la noche nos volvemos a juntar en el mismo bar. Acordarte que estas obligado a ir. No queremos tener que buscarte.

Saludos, que tengas buenos días."

Al terminar de leer el mensaje, no puedo evitar escupir un suspiro desesperado de miedo, pero vuelvo en mi para levantarme. No me puedo quedar en cama hoy, tengo muchas cosas que pensar.

Mientras preparo mi primer café de la jornada, vuelvo a imaginar los momentos de anoche, y mi piel se pone pálida, por lo que decido sentarme a esperar hasta que mi adicción este lista. Pero sigo pálido y el mareo aparece, mi estomago esta dando vueltas como calesita descompuesta, por lo que voy a corriendo al baño a escupir lo poco y nada que tenia en esa bolsa de carne.

El día pasa y pasa, también son los cigarros que pasan y las tazas de café que voy consumiendo en lo que pasa el tiempo. Tiempo el cual no quiere que deje de pensar en las locuras que pasaron anoche. No sé si estoy asustado o excitado. Todo esto es muy raro.

Cae el sol y la noche comienza a vivir. El cielo estrellado y despejado se deja ver para enamorar a los apasionados de la oscuridad. La brisa esta fresca, pero a mi piel le da igual, no le molesta un poco de frió en la cara. Salgo a caminar, a recorrer mi ciudad, pero también tengo en mente salir a tomar algún que otro trago.

Luego de un par de horas de caminar en soledad, solo con la compañía de la bella luna, decido entrar al bar en el que estuve anoche. Esta vez esta un poco mas vació, por lo menos la barra no esta tan llena como anoche, hoy no quiero una mesa.

Al sentarme en la barra, el cantinero me toma la orden y pido un vaso de Whisky seco, lo mismo de anoche.

La música esta noche esta mucho mas tranquila, es un rock suave, muy suave que acaricia los odios con cierto ritmo de melancolía. Las melodías triste que toca una banda en vivo, me acompañan un poco para poder pensar mientras tomo mi vaso.

Mientras estoy pensando en todo, una bella mujer se sienta a mi lado. Nunca olvido lo bien que estaba vestida la flaca esa noche. Tan linda, tan delicada que flecho mi vista desde el momento en que la vi de reojo. Sus ojos cafés me hipnotizaron cuando sin querer cruzamos las miradas. Tenia la compañía de dos chicas mas, que si bien eran guapas, no alcanzaban la belleza que ella llevaba. Tomaban sus cervezas hasta que sus amigas se fueron al baño y ella quedo en soledad. En soledad hasta que se acerco un poco mas y me pregunto si tenia hora. Las 12:20 am marcaban las agujas del reloj, pero ella me sigo hablando.

-¿Noche difícil?-pregunto con una sonrisa en su cara.

-¿Difícil? Para nada. Diría que es mas rara que difícil- le conteste.

Al escuchar mi respuesta, largo una pequeña risa. Me siguió hablando hasta que llegaron sus amigas y notaron la situación de conversación que se estaba dando. Ellas se querían ir bailar, pero ella quería seguir en el bar, disfrutando de la noche de rock suave y melancólico, pero ellas la obligaron a salir. Antes de irse anoto algo en una servilleta y me lo paso. Se despidió y se fue. En la servilleta escribió su nombre y su numero de celular, con un breve mensajes que decía "Un placer haber hablado con vos esta noche."

Esa noche, me quede un rato mas en el bar, embriagándome, tratando de olvidar lo de la noche anterior y entendiendo que va a volver a pasar la noche que sigue.

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