CINCO

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- Estos tacones son una fucking merda -Dijo parándose en mitad de la calle y agachándose para desabrochárselos. Sí, así era ella, en medio de una frase en español soltaba una palabra en inglés y otra en italiano.

- ¿Te los vas a quitar? -Le pregunté, riéndome.

- Sí, no puedo más.

- Pues yo también

Ella se reía mientras me veía ya con los tacones en la mano.

- Estamos locas

- ¡Estamos enloquessiendo!

Y llegó un ataque de risa que no podíamos parar de ninguna manera. El "estás enloquessiendo" fue una palabra muy famosa entre las Blumettras porque me lo dijo Elettra en una de nuestras discusiones sin sentido.

- Corre -Dijo de repente.

- ¿Qué?

- ¡Que corras!

Dicho esto agarró mi mano y empezó a correr, haciéndome correr a mí.

- ¡Madrid! ¡Estamos enloquessiendo!

Decía a gritos mientras corríamos por las calles de Madrid en plena madrugada, yo no podía parar de reírme.

Afortunadamente el hotel estaba muy cerca.
Afortunadamente porque sino, los vecinos creo que habrían llamado a la policía con tanto grito.

Estábamos en la puerta de unos de los hoteles de Madrid más lujosos, pero claro, era Elettra Lamborghini, no podía esperar menos.

- Okey... Este es plan.

- ¿Plan?

- Claro, no vamos a entrar las dos juntas como una parejita.

La miré en silencio un momento, esperando a que me dijera que estaba de coña. Pero vi que no movió ni un músculo de su cara y que iba completamente en serio.

- ¿Me estás vacilando?

- ¿Qué? No, claro que no. Mira, al fondo a la derecha -Decía muy seriamente, señalando hacia no sé dónde. No sé dónde porque no estaba mirando lo que señalaba, la estaba mirando a ella, flipando- hay una puerta de emergencia que lleva...

- Elettra

- Pues por esa puerta vas directamente al pasillo donde está el ascensor y...

- Estás flipando, tía -Ahora sí conseguí que me mirara y se callara- No voy a colarme en tu hotel y a llamar a tu puerta como si fuera tu... tu no sé - Ella me miró en silencio, esperando que dijera algo más, parece- Tía que es que tampoco vamos a hacer nada extraño, es que no entiendo nada. ¿Para qué me dijiste que viniera si no quieres que te vean conmigo?

Pero nada, mi pregunta nunca fue respondida. Ella simplemente suspiró y me miró.

- Mira, déjalo. Yo mejor me voy a mi casa y tú...

- Nooo -Dijo rápidamente- Dale, Alexandra, por favor. Mañana me voy.

Y OTRA VEZ.
Otra vez Alexandra García de todos los santos benditos.
¿Por qué siempre caía rendida a esa mirada y a ese tonito que ponía?
Encima me había llamado "Alexandra". Cuando le conviene sabe muy bien qué tiene que decir para convencerme.

Incluso no hizo falta que le respondiera, con mi mirada le bastó para sonreír y soltar un: yuju.

- Mira, este es el plan...

βlumettrα | TiemροDonde viven las historias. Descúbrelo ahora