DIEZ (Parte 2)

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BOOM.
No, no tenía planeado esto.
En realidad mi plan se acababa en el momento en el que le quitaba la cinta a Elettra.
Después ya solo me quedaba improvisar y dejarme llevar.
Y esto fue lo que me salió del corazón.

Aunque ahora mismo no sé si fue buena idea.
No lo sé porque parece que eso solo la enfadó aún más.

- Vete a la merda Daniela Blume.

Cogió su copa de leche de soja y entró en el interior del Yate, dirigiéndose al pequeño pero lujoso salón de estar.
La seguí.

- ¿Para qué me preguntas si te respondo y no me crees?

- ¿Cómo quieres que te crea? -Soltó la copa en la mesa y se dio la vuelta para encontrarse de nuevo con mi mirada- ¿Cómo chingada quieres que te crea después de...

- Vale, vale, para -Pedí, interrumpiéndola porque sabía que iba a volver al mismo bucle- Escúchame, ¿vale? -Ella solamente suspiró, poniendo los brazos en jarra- Si estoy aquí y si he hecho todo esto es para arreglar la GRAN cagada de la última vez, ¿vale?

Respiré hondo y me tomé unos segundos para pensar bien lo que iba a decirle.

- No estoy enamorada de Andrés y lo tenía muy claro cuando me lo preguntaste, ese no fue el problema.

Eso la descolocó totalmente.
Normal.

- Lo quiero mucho, es un gran amigo y sí, follamos de vez en cuando. Pero cuando salí de la casa me di cuenta de que ya no estaba enamorada y él tampoco.

- ¿Entonces? ¿Por qué no me lo dijiste?

Me encogí de hombros y suspiré.
Di dos pasos y me coloqué frente a frente con ella.

- Me acojoné -Dije por fin- Me morí del miedo, me bloqueé y lo único que fui capaz de hacer fue huir. Lo siento -Ella bajó la mirada al suelo, aún dolida. Le agarré ambas mejillas y la obligué a mirarme- Lo único que tengo claro es que siento algo por ti que no he sentido por nadie, nunca.

Silencio.
Silencio absoluto.
Pude escucharla tragar saliva a duras penas.
Supongo que no se esperaba eso y no tenía ni idea cómo reaccionar.

Firme a su estilo, se descojonó de risa y se hizo para atrás, huyendo de mis manos y de mi mirada.

- Estoy siendo valiente y necesito que tú también lo seas, no te escondas detrás de la coraza otra vez -Le decía mientras la veía sentarse en el sofá, tomando un largo sorbo de su leche de soja- ¿No me vas a decir nada?

- No.

Ya estaba la Elettra rencorosa y orgullosa.
Nuestra relación parecía una broma del destino.
Cuando una estaba dispuesta a solucionarlo o dar el paso, la otra no.
Y la vida nos manda señales para decirnos que no es el momento.

Pero sabes qué, ¿vida?
A la mierda tú y tus señales.
Ya estoy cansada de darnos tiempo y de que nunca sea el momento.
No he cruzado el charco y armado todo esto para que tú vengas a decirme que no, otra vez.
Que te den, vida.

- Estoy aquí Elettra. Estoy aquí por y para ti.

La agarré de la mano y tiré de ella para que se levantara.

- Tenemos todo esto para nosotras solas y toda la noche por delante. Deja de lado el orgullo y disfrutemos.

Cansada ya de que evitara mi mirada, volví a agarrarle la cara y la obligué a mirarme.

βlumettrα | TiemροDonde viven las historias. Descúbrelo ahora