Él suelta su pantalón y ella toma el control de aquella situación, le abre el pantalón y baja la cremayera, y ahí estaba el clásico cliché un bóxer blanco Calvin Klein, que remarcaba toda su erección era una imagen sumamente indecente, ella ya sentía como se mojaba su sexo, y él sólo quería que ella se aprovechara de él, así bajo su pantalón y ella lo comenzó a besar de espacio en los labios mientras apenas rozaba su pene con su cuerpo, fue bajando por todo su pecho e iba directo al punto del placer, el placer perdido y encontrado, mientras ya en sus senos casi sentía la erección de él y ella lo seguía besando hasta llegar a su bóxer y así lentamente fue sacando aquella criatura que ya cobraba vida, una vida inerte de placer y deseo.
Lo sacó, lo miró y miró sus ojos mientras lo colocaba dentro de su boca, aquella sensación para Valentina fue como tocar el cielo con las manos, verdaderamente lo estaba disfrutando y él, él nunca lo había gozado tanto, ella escuchaba cómo le gustaba y le pedía más, ella lo chupaba y lo tocaba con una mano simultáneamente, ella estaba en un mundo de lujuria perdida y ya no aguantaba quería tenerlo dentro de ella, comenzó a tocarse mientras seguía con su pene en la boca y él al ver esto la tomó por las manos y la levantó le bajó su tanga la beso desde el vientre hasta los labios de la vagina y ahí sin más ni más la sentó sobre él, ella quitó su brazier y estaban tan coordinados que sus senos quedaban a la altura de la boca de Fabrissio, ella comenzó a moverse sobre él y sólo le decía lo mucho que lo estaba disfrutando, un placer incomparable, una fantasía recurrente y cumplida, él mordía sus pezones y ella clavaba sus uñas en su espalda, se movía de forma circular con sus ojos cerrados, ella le pedía que lo hiciese más fuerte, que tomara él el control de aquel momento, que la hiciera perder la razón, y así entre tantas ganas sus deseos eran órdenes para él, se levanto con ella sobre él y la sento sobre él sofá y él quedó sobre ella y ahí tal como ella lo pedía, la hizo suya de la manera más fuerte y salvaje, con ganas y sin compasión llena de lujuria y perversión y ella tomó las manos de él y las entrelazó con las suyas.
Y ahí estaba ella sintiendo el dichoso anillo que le recorría la mente cada noche en que soñaba con aquella fantasía estaba enloquecida con su perfume ver su pecho y su abdomen mientras él estaba dentro de ella uff era una imagen plácidamente perversa y así un orgasmo compartido tras una explosión de placer desinhibido, ella le pasó la lengua por los labios para no besarlo sólo sentirlo y así terminaron ellos dos aquella escena de sexo descarado y prohibido.
Ella sonrió y él creyó que aquella sonrisa había sido para él, pero no era así esa sonrisa era para ella porque había logrado su objetivo, había cumplido su fantasía de poseer a un hombre prohibido por las leyes del destino. Tomó su ropa, vistió su vestido, y si, aceptó aquel abrigo Dior como símbolo del recuerdo más perverso que pueda haber tenido.
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Un Encuentro Afortunado en París
SonstigesRelato Erótico que narra la fantasía sexual de Valentina, una joven latina atractiva de veintitantos que está en búsqueda de aventuras en aquella ciudad parisina, la ciudad del amor y los amantes.