—Ayer Marilyn compró un conejo, me recordó a ti...— dijo Michael en voz baja admirando como Luke tenía sus ojos cerrados, respiraba tranquilamente y como disfrutaba de sus caricias.
Los dos chicos se encontraban sentados en el sillón del salón viendo caricaturas en la televisión, aunque en verdad no le prestaban atención, sólo hablaban de lo que viniese en mente. Luke entre las piernas de Michael, recargándose en su pecho y el mayor aprovechando en acariciar su cabello, haciendo que se tranquilizara hasta el punto de obtener sueño.
Había pasado una semana desde que Michael había salido con Luke. Había conocido muchas maneras de evitar que la madre de Luke se diera cuenta del contacto que su hijo tenía con él. Sabía exactamente a qué hora llegar y a qué hora irse de la casa de los Hemmings para no ser descubiertos.
Y es que, Michael estaba impresionado de lo accesible que era Luke, de lo sumiso que el chico era y eso le fascinaba. Si fuera por él, ya se habría acostado con el rubio, era capaz si él lo manipulaba y decía cosas lindas al oído -aunque ya lo hiciera-, pero él quería más tiempo, quería enamorarlo perdidamente para luego de disfrutar de su dolor al dejarlo solo y devastado, alimentando a su excesivo ego.
Luke se removió y se sentó para ver a Michael a los ojos con curiosidad —¿Por qué un conejo te recordaría a mi, Mike?— Michael sonrió y tomó la mano del ojiazul, empezando a acariciarla lentamente. El rubio de inmediato sintió su cuerpo temblar, aún no acostumbrado a el trato que el pelinegro le proporcionaba.
Recordaba cuando le había preguntando a Michael el por qué era así con él, por qué le tomaba de las manos, por qué acariciaba su cabello y siempre se apegaba mucho a él. "En Inglaterra hacen esto, cosas de amigo, Lukey", se defendió el ojiverde.
—Porque es pequeño, suave, es sumamente tierno... Como tú, Lukey, ¿Puedo llamarte conejito?— preguntó el ojiverde con una sonrisa ladina y resaltando su barba a medio crecer, mientras su mano reposaba en la barbilla del menor.
—Conejito s-suena ti-tierno.
—Eso quería escuchar.— Michael revolvió su cabello y se levantó, tomó su chaqueta del sofá y la colocó en su hombro, Luke sólo le observaba confundido—Ya no hay más soda, iré al supermercado a comprar, ¿Quieres algo?— su compañero negó y bajó la mirada tímido, acurrucándose entre las sábanas que se encontraban en el sillón.
Así el ojiverde salió de la gran casa con billetera en mano, tomó un cigarrillo de su chaqueta y le prendió en el camino hacia el supermercado pensando -como siempre- en la persona que no había abandonado su cabeza en esa semana: Luke Hemmings.
El rubio le estaba volviendo loco. Michael no entendía cómo podía ser tan perfecto, tan ingenio y tan peligrosamente engañoso. El hombre pálido tenía tantas ganas de besarlo, tocarlo y escuchar su voz suplicante, pidiendo más y más. Necesitaba tenerlo bajo sus brazos gimiendo su nombre y perdiéndose en el completo placer brindado únicamente por él. Ver sus labios rojos e hinchados, su frente sudorosa y escuchar sus dulces gemidos...
Contrólate, Michael.
El mayor tiró el cigarrillo y lo aplastó con la suela de su zapato antes de entrar al supermercado y tomar una canasta para colocar la compra. Michael visualizó un pasillo lleno de golosinas al lado de las sodas, mordió su labio abultándolo, pensando y hasta que decidió en comprar algunos chocolates a Luke.
Admiró la variedad de chocolates en el lugar, no sabía cuál comprarle, decidiendo de cada distinto tipo, más de veinte chocolates agregados a su canasto de compra, imaginando lo feliz que se vería su pequeño al ver tal cantidad de sus dulces favoritos.
ESTÁS LEYENDO
matrimonio ;; muke [adaptación]
Fanfic❝Luke sólo quiere ser amado.❞ +mpreg todos los créditos a @nattxn