Capitulo 38:

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Era un día bastante lindo en realidad, y me sentía feliz por que ya me había curado del resfriado, estar enfermo no era nada lindo, ni cuando era niño y ahora adulto lo disfruto, puede que me hayan quedados cosas como dolor de cabeza, pero quitando eso, me sentía como nuevo, como una manzana fresca. Y también en los días que estuve enfermo, Jonathan en realidad me impresiono, no dejo de atenderme ni por un minuto, me traía todo lo que yo necesitaba, y atendía cada incomodidad que sentía, a veces me sentía hasta mal por que parecía un sirviente, de lo que él dice, un príncipe. Hacía todas las labores de la casa el sólo, e hizo macarrones sin quemar toda la cocina, estoy muy orgulloso de él.

Estaba escribiendo tranquilamente en mi computadora, en la biblioteca para ser más precisos, el lugar donde las ideas surgen más rápido. Pero ahora mi objetivo será buscar un título, ya que apenas recordé que este "libro" no tiene un título por el cual llamarle, debo de admitir que es difícil. No he vuelto a saber nada más de los abuelos desde hace 4 semanas, mi madre no volvió a llamarme desde esa vez, y realmente estoy preocupado por lo que pasó y pasará. Desde ese día he estado algo triste, con el tiempo se me pasará pero por ahora no creo que haya algo que me alegre. Este sentimiento de tristeza me ha dado ideas para escribir, esa sensación de impotencia y depresión entremezclados, me da extrañas ideas para esta "creación".

Jonathan estaba conmigo obviamente, aunque, para ser sincero, el que Jonathan me acompañé a la biblioteca se está volviendo algo complicado, no puede salir a la calle sin que alguien lo reconozca y diga: "¡Miren, es Jonathan de Better Kill!". Sólo a veces salimos para no tener que toparnos con ese tipo de cosas, nuestras citas han disminuido un poco por ello, pero que le puedo hacer, aunque hoy hizo una excepción. Aunque no ha sido la única, Jonathan esta dispuesto a salir conmigo en cualquier momento, sea mañana, tarde o noche, siendo más específicos, soy yo quien siempre vive con la paranoia de que alguien lo vea, y cuando lo reconocen, me ignoran por completo, es como si fuera invisible.

Me levanté de mi asiento para buscar unas cosas y me tope con una pila de libros en el piso.

-Genial.

Replique con sarcasmo y me agaché para recogerlos y ponerlos en su lugar, que para mi suerte, tenía que subir las escalera para ello, suspire con pesadez y tratando de no pensar en el miedo subí lo más rápido que pude para que la tortura no sea tan eterna, coloque los libros preguntándome: ¿Quien los habrá tirado?, quien lo hizo en realidad tiene malos modales, al menos ten la cortesía de levantarlos, no era que molestaba recogerlos, sólo me hacia sentir mal que no me dijeran la verdad cara a cara. Al terminar, sin mirar al suelo, trate de bajar lo más rápido que pude, pero por los nervios y la desesperación, como era de esperarse, resbalé, realmente no estaba tan alto pero la caída iba a doler de todas forma, pero, fue tan rápido que no me di cuenta cuanto estaba en los brazos de Jonathan, aturdido le mire sonreír de lado.

-Y he aquí el caballero que salvo a su príncipe.
-Ja ja, que gracioso.

El sarcasmo se hacía notar. Dio un par de carcajadas antes de bajarme de sus brazos y arregle un poco mi camisa la cual se había arrugado, era extraño, esa escena me parecía familiar. Ah claro, esa fue la misma escena de la segunda vez que Jonathan y yo nos vimos, de sólo pensarlo me parecía hasta cursi.

"-J... ¿Jonathan...?

Él me soltó dejándome a salvo en el suelo, yo estaba algo aturdido aún. Después de soltarme me miro fijamente, yo tenía el corazón a mil por segundo, estaba muy confundido, él suspiró y puso su mano en mi cabeza bajando a mi mejilla.

-Ten más cuidado por favor.
-Y... Yo lo siento... Lo tendré".

Sí, es realmente vergonzoso, es como el típico cuento de hadas, pero debo admitir que no pude evitar sonreír levemente al recuerdo tan claro en mi cabeza. Volvimos a nuestros lugares y escuche unas risillas a lo lejos, mi vista se centró en una mesa algo apartada donde habían unas 4 chicas "leyendo" mientras murmuraban entre sí, arquee una ceja alimentando mi curiosidad por saber de que se reían. Parecían unas come libros, ya deben darse la idea, cabello rizado, anteojos, piel pálida y pecosa, eran muchas las cosas que las destacaba, sólo que además de libros leían algo así como "manga", algo así como un cómic de origen japonés, eso creo, no estoy muy informado sobre el tema.

Volví a poner los dedos en el teclado para seguir escribiendo, tenía unas 9 páginas cuando mucho, y sentía que debía poner algo nuevo, quiero experimentar otro nuevo sentimiento para seguir con la trama y que no sea tan repetitiva con tan sólo un tema, si que es difícil escribir un libro, o en mi caso, una novela, o un intento de novela. Realmente necesito un título para esto.

*
*
1 hora después...
*
*

Guardé mis cosas, y obligué a Jonathan a ponerse su sudadera negra con capucha, ya que abajo traía sólo una camiseta sin mangas negra y podía hacer frío, y por el caso anterior, hacerlo ver más indiscreto.

-¿Listo para irnos a casa?.

Le pregunté, asintió con una cara muy serena y relajada, muy relajada incluso para lo que estoy acostumbrado. Se metió las manos en los bolsillos y sin decir otra palabra salimos.

-¿Podríamos caminar un rato por el parque?.

Lo escuche decir, realmente no era tan tarde, aún faltaba mucho para que el sol terminara de ocultarse, así que acepte sin rodeos. El parque estaba como a dos cuadras de aquí y es el atajo más largo para llegar a casa, no veía el problema.

Ninguno decía nada a lo largo del camino, disfrutábamos del silencioso viento, que hacia que las hojas de los árboles hagan un ruido arrullador. No había ya casi nadie a estas horas, así que podíamos disfrutar un momento juntos en un lugar que no sea ni la biblioteca ni la casa.

El brazo de Jonathan rodeo bruscamente mi cuello y antes de que pudiera replicar él rompió el silencio en el que estábamos.

-Hace un lindo día ¿no?.
-Sí, lo note.

Trate de quitarme su antebrazo de encima pero sólo logre que se apegará más, así que me rendí, entonces, él paró el paso a lo que yo también me detuve, gire mi cabeza para verle con mi típica expresión de mandón, pero desapareció al instante al ver su cara completamente sería, no la que ponía siempre, un cara ansiosamente sería.

-¿Qué tienes?.

Hizo una larga pausa sin dejar de mirarme estando ambos en la misma posición del principio.

-David... lo he estado pensando, y ya no se sí quiero seguir siento tu novio.

Mi corazón hizo una presión extraña la cual me causo un poco de dolor, ¿de que habla?, ¿de que esta hablando?.

-¿Qué...?¿porque?.
-Tu eres la razón.
-¿Hice algo...?
-No realmente, sólo...

Sacó la mano de su bolsillo mostrándome en ella un anillo de oro, alcé mis cejas sorprendido quedando completamente inmóvil, parpadee varias veces para verificar lo que realmente estaba pasando, porque aún no lo llegaba a entender.

-Quiero ser tu esposo...

Susurró en mi oído, haciéndome sentir más extraño de lo que estaba, mi vista estaba fija al frente asimilando la situación, ¿Jonathan... Me estaba pidiendo matrimonio...?

Vi de reojo un par de veces el anillo y volví a girar mi cabeza, está vez para verle con una cara de incredibilidad.

-¿Estas hablando enserio...?
-¿Como podría jugar con algo así?

Aún en susurros, besó mi mejilla y con el cuidado que él podía tener entro el anillo en mi dedo anular, encajaba perfecto, demasiado perfecto. Me dio la vuelta para abrazarme con fuerza, claro, sin llegar a lastimarme. No podía dejar de pensar en el gran paso que dimos, no me parecía muy pronto ya que, llevábamos bastante juntos en verdad, pero esa idea la tenía bastante lejos de mi cabeza, el golpe era igual de suave.

-¿Y que te parece?.

Me dijo, mientras yo aún estaba apegado a él. ¿Qué pasa si...

-Me parece bien... Sí quiero.

La segunda frase más vergonzosa que dije en toda mi vida, la primera fue Te amo.

Los opuestos realmente se atraenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora