El abandono de ese amigo, de esa persona que siempre estaba con vos, con la que hacías y querías hacer todo, y con quien querías pasar cada momento, duele tanto como un puñal en el pecho.
Uno siempre dice, que al estar en una relación amorosa, lo último que hay que olvidar es a los amigos, pero, dónde fue que nos equivocamos?. Te di mi tiempo, atención y cariño el tiempo suficiente como para considerarme una buena amiga, y no solo “una conocida”. Acaso no pensaste en las veces en que necesitaste la ayuda de alguien y no tenías a nadie? Y que hay de las veces que deseabas un poco de apoyo emocional? Y cuando solo querías escapar del mundo por un rato?. Venías a mí, en busca de confort, alivio, de un hombro para llorar y un oído que te escuchara. Siempre estuve ahí, porque se lo que es necesitar o querer tener a un compañero, a un amigo.
Qué cambió entonces? Nos habíamos vuelto inseparables, era una amistad que nunca creímos que se hiciese realidad, a ambos nos sorprendió haber logrado algo tan lindo.
Acaso hice algo mal? Por qué razón decidiste tirar todo a la basura? Fue algo que dije?.
Tal vez piensen que perder a un amigo no es para tanto, pero si se ponen en mis zapatos, sabrían que ésta no es la primera vez que alguien se aparta de mí para estar con alguien mejor. Y que duele, sí que duele. Ésta es/era una amistad como ninguna para mí. Es que no tengo a nadie más, eras mi única salvación en este año, y me aferré tanto que nunca imaginé una situación similar. Tu indiferencia apaga la luz que con tanto esfuerzo había logrado encender.
Solo espero que el abandono hacia mi, de tu parte, no sea en vano, y que con aquella otra persona logres algo estable y lindo. Pero si alguna vez pensas en volver a mi, no lo hagas.