1 El verano de Madrid

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F solía echarse la siesta en los días de mucho calor. Tumbado en la cama de su habitación se imaginaba como se lo estarían pasando sus amigos en la playa. Ese verano él no la vería más. Le había quedado pendiente la asignatura de Estadística para Septiembre y debería pasar el resto del verano estudiando. Los días se parecían todos los unos a los otros. Se levantaba por la mañana, ayudaba un poco en las cosas de la casa para luego ponerse a estudiar hasta las 12, cuando el sol empezaba a apretar y se hacía necesario refrescarse en la piscina.

- Qué mierda - pensó F - con lo bien que podría estar pasándomelo con mis amigos, en la playa y llendo a las fiestas todas las tardes, conocer gente de otros lugares y descrubrir por fin a esa chica que cada día le faltaba más.

- F , ¿estás ahi? - gritó una voz desde el otro lado de la puerta. 
- No te olvides que tienes que ir a buscar a la amiga de mamá al aeropuerto a las 7 , y ya son casi las 6 

Era Silvia, su hermana. Se llevaban bien, pero ya está. Entre las muchas cosas que F consideraba un fastidio era el hecho de tener una hermana pequeña. Los diez años que les separaban hacian imposible compartir con ella algo más que las convesaciones inocentes durante las comidas o las bromas que a él le gustaba gastarle sobre su forma de vestir o su aspecto cuando jugaba a maquillarse. Aparte de eso y de los momentos en que le ayudaba con las tareas de matemáticas o o cuando la acercaba en coche a casa de sus amigas, poco tiempo pasaban juntos. Le hubiese gustado más tener un hermano mayor, alguien que le ayudase con sus dudas o que fuese su confidente cuando necesitaba consejo con alguna chica.

− Sí, dile a mamá que no se preocupe, que llegaré a tiempo al aeropuerto para recoger a su amiga. Respondió F

Saltó de su cama, todavía en boxers, despegándose la sábana que le cubría. El calor era insoportable y el sudor le cubria el cuerpo. Fue directamente a la darse una ducha fria. Se puso unos pantalones bermudas y una camisa de manga corta de color blanco. Se calzó las sandalias y se dispuso a salir.

− Mamá, ¿puedo coger el coche de papá?   − esa era la oportunidad de usar el deportivo que su padre solo le permitía conducir en ocasiones especiales
− Mejor coge el grande, puede que traigan equipaje. Respondió su madre

− "¿traigan?" - pensó F − Crei que solo venia tu amiga
− Toma las llaves del Chrysler y date prisa. le respondio su madre dándole las llaves

De camino al aeropuerto F pensó de nuevo en la suerte que tenía su hermana pequeña. Sin preocupaciones, habían vuelto de la playa haciendo escala en Madrid, para hacer sus maletas y arreglar los trámites de su viaje a Italia, hacia donde saldrían en un par de días.

La terminal del aeropuerto Internacional de Barajas estaba a una hora de camino de su casa, pero en verano se podía hacer mucho más rápido. La ciudad se vaciaba en verano y era posible cruzar la ciudad en apenas la mitad de tiempo. 

Durante el trayecto iba pensando en la amiga de su madre. Hacía mucho tiempo que no la veia, y no creia poder reconocerla. Eran amigas desde la infancia. Se habian conocido en un internado en Suiza , donde habian establecido una amistad que les habia durado hasta hoy. Pensaba que podría reconocerla o que en el peor de los casos ella le reconocería a él.

F dejó el coche a la puerta de la terminal de llegadas y miró las pantallas de información. El vuelo desde Mexico DF había llegado con adelanto y los pasajeros ya estaban saliendo. 

− "¡F! , ¡estás enorme! " - gritó una mujer mientras se acercaba hacia él con un carro lleno de maletas −  " ¡ Cómo has crecido ! , ¡ eres todo un hombre ya !

Esas cosas le ponían malo. No podía soportar que le tratasen como si fuese todavia un niño y le costó sonreir y darle dos besos de bienvenida.

− Tengo el coche mal aparcado, será mejor que vayamos corriendo. Dijo F
− No tan deprisa −  le respondió ella − R ha tenido que ir al baño a cambiarse. Ha sido un viaje largo y quería cambiarse de ropa.
− Ah .. vale ... − respondio F. No tenía ni idea de quien era R, pero pronto lo descubriría

Una visita inesperadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora