3 Otra noche de calor en Madrid

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F no consiguió comer nada esa noche. Seguía notando como un nudo en la boca del estómago y no tenía ganas de probar nada. Estaba solo en casa, su madre había sacado a su amiga a cenar, y con ella se había llevado a las visitas y a la fuente de su inquietud. Él había pensado que quizá se quedarían a cenar y podrían pasar tiempo charlando y aprendiendo cosas sobre otras partes del mundo y de sus costumbres ... y como no, sobre R , la inquietante visita inesperada, de sus gustos , sus pasiones, sus intereses, su rutina y por qué no, de su vida sentimental.

¿Cómo sería ella? ¿le gustaría la comida japonesa o si sabría preparar tacos como le encantaba comer en el TexMex del centro?. ¿Prefería salir con sus amigas al cine o si tenía ya otras diversiones más maduras?. No dejaba de darle vueltas y de preguntarse cosas ... Si se divertía chateando por internet y decorando los clasificadores de clase, o si era de las que siempre estaba con sus amigas cotilleando y lamentándose por no tener novio. Si saldría al centro comercial para encontrarse con amigos o si prefería pasear por la naturaleza o hacer deporte en buena compañia. ¿Le gustaría leer libros de todo tipo o sería de las que pasa las horas muertas enfrente de MTV viendo ridículos programas de reality? ¿Le gustaría tontear con chicos o prefería tener buenos amigos solo? ¿tendría novio? ¿como sería el chico que le gusta? ¿hasta dónde habrá llegado en sus momentos de pasión? ¿será virgen todavia ... ?

Le costó volver a poner los pies en la tierra, dejar de dar vueltas a su imaginación y parar de hacerse preguntas sobre su misteriosa visita. De todas formas en un par de días se irían a Italia y no volvería a saber nada más de ella, pensó - No merece la pena seguir pensando en una niñata que probablemente seguirá peninando a sus muñecas y escuchando a grupos de pop nasal y adolescentes de dudosa reputación. Y con este pensamiento puso de lado el libro de estadística que no había llegado a abrir  y abrió la tapa de su ordenador portátil.

-Nada mejor que un poco de chat casual para no pensar en ella- pensó conectándose a un sitio de chat aleatorio y abriéndo una cerveza. Las horas pasaron en vano, una, dos y doce personas con las que F habló sin pasar más allá de los primeros saludos. Algunas eran demasiado jóvenes, otros otros se declaraban directamente gays que buscaban compañia de su misma tendencia y las pocas que parecian ser de verdad lo que decían no eran capaz de escribir más de dos frases seguidas que tuviesen sentido y no acumulasen una cantidad desproporcionada de faltas de ortografía. Además la cerveza le había caido mal en el estómago vacio y una sensación de somnolencia le comenzaba a invadir.

La habitación de F era sencilla, pero muy funcional. Tenía una mesa de estudio contra la pared, donde se amontonaban los libros y sus apuntes junto a su netbook con Linux, cosa de ser un poco geek. Sobre la mesa de estudio habia una estantería dónde ponia los pocos libros que tenía, prefería leer en su tableta. Junto a la mesa de estudio estaba su cama, que se situaba debajo de una ventana desde la que se veia la piscina y parte del jardín de la urbanización. Al otro lado de la cama, en la pared contraria habia un armario con su ropa y un aparador sobre el que habia una foto de él con sus padres y su hermana. A F le gustaba el orden, así que nada habia por el suelo y en su lugar se encontraban dos enormes baules donde amontonaba las cosas que no sabía donde guardar.

F se tumbó en la cama, era casi media noche y todavía no habían llegado. Hacía calor, mucho calor, probablemente casi 35 grados y no corría una pizca de aire. F abrió la ventana de par en par y entornó la puerta de su habitación esperando así capturar alguna brizna de brisa que tuviese la gentileza de pasar por ahí esa noche. Se sacó la camisera y las bermudas y se quedó en boxers, como acostumbraba a hacer en verano para estar lo más fresco posible, antes de ir a cepillarse los dientes. Frente al espejo, babeaba espuma de dentífrico sobre el lavabo cuando oyó la puerta principal que se cerraba -ya debían haber llegado- pensó y siguió frotándose los dientes cuando de repente la puerta detrás suya se abrió

-¡Mierda!, ¿no ves que está ocupado?- dijo F dándose la vuelta, pero cual no sería su sorpresa al darse cuenta de que no era su hermana, sino R la que le observaba con una mirada entre avergonzada y divertida.

-Discúlpame discúlpame- dijo ella con una voz nerviosa -no sabia que estabas aquí y así ...- concluyó cerrando la puerta y aguantando una risa nerviosa.

F se enjuagó la boca pensando en R y en la naturalidad con la que ella le había respondido.  Al ir a hacer pis se dio cuenta de que el encuentro le habia causado algo más que el bochorno de mostrarse babeando espuma. Un principio de erección le incomodó para poder hacer pis correctamente y le acompañó hasta la cama, a dónde esperaba poder llegar sin cruzarse con otra sorpresa por el pasillo de la casa.

Una vez tumbado, mirando por la ventana la luna llena volvió a pensar en R. Esta vez no detuvo su imaginación. Pensó en la escena que acababa de ocurrir y en cómo podría haber terminado si hubiese sido un cuento corto para mayores de 13 años en vez de la vida real. Se imaginó que R, después de descubrirle en el baño  y pedirle disculpas, en vez de volver a salir , cerraba la puerta entrando en el cuarto de baño con él....

-Pssss- no hagas ruido, mi madre y la tuya nos han dejado en casa a Silvia y a mí  tu hermana se ha ido a la cama directamente, estaba muy cansada, pero todavía debe de estar despierta- le dijo ella acercándose a él y rodeándole con sus brazos


-Yo venía tambien a cepillarme los dientes .... pero creo que me voy a cepillar a un españolito en vez de eso- y diciendo esto acercó sus labios contra los de F , empapándose con la espuma de dentífrico que comenzó a chorrear por encima del pecho de F.
-Hmmm deja que te lo limpie F- Le dijo ella mientras bajaba por su pecho lamiéndole los hilos de dentífrico que habian caido sobre su pecho.

F no decía nada, estaba literalmente helado pensando en lo que le estaba pasando ....

-¿Alguna vez te ha hecho esto una gatita mexicana?- dijo R a F levantando la mirada y mostrando sus preciosos ojos negros. F sentía que la excitación le invadía más y más. Y más allá incluso de la opresión que seguía sintiendo en la boca del estómago, más abajo entre las piernas y en su pelvis, ahí mismo notaba un calor y un segundo eco de su corazón que parecía latir con tanta o más fuerza que el de verdad.

F cogió a R por la cintura y comenzó a acariciarla bajo su camiseta. Su piel tersa y suave le invitaba a avanzar hacia lugares más lejanos, así que siguió acariciando mientras con los ojos cerrados sentía los besos de R en su pecho y en sus tetillas .... de repente ... - Uh ! - un mordisquito de R le hizo abrir los ojos y sonreir. Ella levantó de nuevo su mirada con una sonrisa pícara

- ¿te quieres duchar conmigo? - le preguntó a F  

Una visita inesperadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora