5 La piscina

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El sol se levantaba cada vez más alto sbre el cielo azul de Madrid cayendo sin piedad sobre las calles y casas, entrando por las ventanas y elevando la temperatura interior más allá de los 40 grados. F, sentado en su mesa de estudio con tan solo un bañador como prenda de vestir y descalzo, seguía haciendo ejercicios de estadística . Las gotas de sudor resbalaban por su cara , enturbiando la escritura sobre la hoja de ejercicios. Debían ser ya casi las 12, y no podía aguantar más ese calor. No se oia un ruido en la casa, nadía parecía haberse despertado todavía. F cogio su toalla y salió para refrescarse.

La piscina en el mes de Agosto estaba desierta. Durate esta época de mitad de verano solo la utilizaban las pocas personas que, como él, no habian podido partir a disfrutar de las vacaciones en la playa o la montaña. Dos o tres vecinos oficinistas que la usaban al llegar del trabajo por la noche y un par de señoras que nunca hablaban con él y que pasaban el día entero asándose al sol y solo se levantaban para refrescarse en la ducha de la piscina. Así la piscina estaba practicamente sola para él. Le encantaba nadar y lo hacía muy bien. Las clases de natación y sus largos veranos en la playa le habian convertido en un ser acuático, alguien que se sentía casi mejor dentro que fuera del agua. Su cuerpo atlético estaba bien formado para nadar. espaldas anchas, hombros rectos y pecho fuerte. Su abdomen mostraba dos filas de cuadraditos musculados que eran la debilidad de las chicas y él lo sabía. Había aprendido a adoptar posiciones que le permitiesen mostrar lo mejor posible su musculatura y no dudaba en dejarse ver delante de las chicas sin camiseta. Le encantaba comprobar como su cuerpo despertaba el interés de las chicas.

Pero no habia nadie para exibirse en la piscina ese día. Después de media hora de natación y tras una serie de flexiones y de abdominales se fué a tumbar sobre su toalla a la sombra del enorme arbol que flanqueaba la parte sur de la piscina.

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- ¡Venga, vamos ya R! ¡me muero de ganas de darme un baño en la piscina! , me muero de calor, vámonos yaaaaaa - gritaba Silvia, descalza y en bikini desde el pasillo frente a la puerta de la habitación de invitados donde dormía R. 

- Ya estoy lista - dijo R saliendo de la habitación. ¿Cogemos algo de agua? creo que me voy a desmayar con este calor ... y yo que creía que el desierto de México era caluroso. Yo no aguanto el sol , así que tendrás que dejarme estar en la sombra.

R no pudo evitar mirar dentro de la habitación de F al pasar junto a ella. ¿estaría ahí el atractivo hijo mayor de la amiga de su madre? . Se acordó de la noche anterior, cuando le sorprendió en el baño mientras se cepillaba los dientes. La imagen del cuerpo musculado y de la piel morena de F se le habian quedado clavada en la memoria. No creia haber tenido nunca la posibilidad de ver a un chico en boxers tan de cerca y en vivo. R sonrió al recordar la escena que se habia imaginado cuando después de importunar a F en el cuarto de baño se tumbó en su cama. Sentía una extraña culpabilidad como cuando se invade un territorio que no es el suyo pero a la vez le parecía tan excitante ....

- Espera Silvia, no cierres, tengo que volver a entrar a por mi crema solar que me la he olvidado-

R volvió a entrar en la casa. En realidad no era más que una artimaña para poder realizar un pequeño capricho que se le habia cruzado por la cabeza al pasar por delante de la habitación de F. Volvió por el pasillo y, en vez de entrar en la habitación de invitados, donde ella dormía, fue directamente a la habitación de F. Sonrio cuando comprobó que lo que habia visto sobre la cama era lo que se imaginaba, la camiseta de F, todavía ligeramente húmeda por su sudor, y con un fuerte olor a él que le parecía el mejor de los perfumes. R no lo pensó dos veces y cogiendo la camiseta con las dos manos se la llevó a la cara para poder olerla e impregnarse de su fragancia. El fuerte olor a hombre la excitaba y notaba como un escalofrío le recorría el cuerpo ... hmmm como le gustaría poder quedársela ...

Una visita inesperadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora