Capitulo 2

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señorita...¿usted viaja a Verona cierto?- me preguntó la mujer.

-no, no ...yo viajo a Milán...-dije, aún estupefacta.

-Discúlpeme señorita, me equivoque...estaba buscándola en la lista de pasajeros que van a Verona...perfecto, aquí está su nombre...¿cuántas maletas va documentar?

-solo una...-respondí, aliviada.

Me dio el pase de abordar y coloque mi maleta en la cinta.

¡Ya tenía el pase de abordar en mis manos!

¡no te entusiasmes tanto, eh! ¡aún falta conocer al chico!

estoy segura de que es un chico encantador...

eso espero, Camila...eso espero

Estuvimos ahí más de dos horas, después el señor que me vendió el boleto, me llamó y me dijo que el avión se retrasaría dos horas más, por problemas técnicos, pero que todo saldría bien y que si necesitaba algo más, no dudara en llamarlo.

Le agradecí por sus atenciones y por haberme conseguido un boleto a ese precio, de lo contrario no habría podido hacer ese viaje.

-le pediré un favor, que ya le había pedido anteriormente...puede poner una referencia en mi página de Facebook...- me dijo.

-claro...disculpe que no lo hubiera hecho antes, es que tenía un poco de desconfianza...usted sabe...

El señor comenzó a reír.

-la entiendo...no se preocupe, el hecho es que muchos piensan que soy un fraude...

reí yo también.

-inmediatamente le colocaré la referencia en Facebook.- le dije.

-muchas gracias Camila, diviértase mucho y disfrute de su viaje, si necesita algo, no dude en comunicarse conmigo.

Entré a Facebook y coloque una buena referencia.

La mejor opción para viajar a Italia, conseguí un boleto a buen precio, sin duda, es un sitio seguro, lo recomiendo al 100%.

Me puse a leer, para matar el tiempo. Hasta que anunciaron el vuelo para Malpensa. No podía creer que dentro de algunas horas estaría en Italia. Me forme en la fila y saque mi pasaporte, junto con mi pase de abordar.

Cuando subí al avión, me quede estupefacta cuando vi a los sobrecargos.

¡oh por dios, es verdad que los italianos son tan guapos!

solo espera a que lleguemos a Milan...

¡conciencia loca!

Busque mi asiento, para mi fortuna me tocó al lado de la ventana y a mi lado estaba un señor sentado, de unos sesenta años, de cabello blanco y con barba, parecía un hombre serio, me miró de cabeza a pies, pero no en una mala manera, más bien, me miro como cuando un hombre ve a una joven guapa. Yo solo me limite a sonreír ligeramente, le pedí permiso para pasar y tomar mi asiento a lado de la ventana, así que me dejo pasar. El avión consistía en tres filas, una de dos asientos en donde se encontraba el señor y yo, después había un corredor, en la parte de en medio había tres asientos y nuevamente un corredor, al costado otra fila de dos asientos. Si lo vemos desde ese punto yo me encontraba en la primera fila, en la segunda fila estaba una mujer que reparó en cómo me había mirado aquel hombre y me observo detenidamente durante algunos segundos, como si tratara de reconocerme, yo voltee a verla y le sonreí, pero ella no me devolvió el gesto, así que mire hacia la ventana, pero aun sentía su mirada sobre mí. Después las sobrecargos dieron las indicaciones y nos colocamos el cinturón de seguridad, yo me dormí y me desperté como una hora después, tenía mucha hambre, anunciaron que dentro de poco servirían la cena, así que no me volví a dormir. El hombre que estaba a mi lado me miraba y cuando yo volteaba a verlo, el desviaba su mirada, sin decir nada, hasta que fui yo quien rompió el hielo, como la mayor parte de los pasajeros del avión eran italianos, pensé en que tal vez él también lo era, así que le hable en italiano.

BesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora