Capitulo 9

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No se durante cuanto tiempo camine, ¿donde diablos estaba? ¿y el duomo?, espera, ¡esto no es el centro!, en realidad estoy en Firenze aún, ¿porque no reconozco estas calles?, tengo una hambre feroz y me duele la cabeza, ¿pero donde estoy? porque no recuerdo nada, ¿acaso el tipo de ojos negros, me había drogado?¿había abusado de mi y yo no me di cuenta? no, no, eso no pudo haber sucedido sin que me diera cuenta, además parece un chico muy amable ¡y me había preparado el desayuno!

¡que estúpida eres Camila!...¿porque carajo escapaste?

fue un impulso...espera y ¿y mi celular?¿ mi bolsa?

¿recuerdas que saliste corriendo?

¡Noooooo!, esto no puede estar pasando, ¿que estaba pensando cuando sali de la casa de este chico desconocido, así sin nada?

estabas pensando en sus malas intenciones contigo...

¡que estúpida soy! ¿que voy hacer ahora?

Regresar con el chico, te disculpas, tomas tus cosas y listo

No es tan sencillo...espera, pero, ¿por qué no me siguió?

¡Camila, por favor! ¿de verdad esperas que cada vez que salgas corriendo te sigan y te digan, espera Camila, vamos a comer un plato de pasta y a viajar por la ciudad en moto como dos enamorados? ¡Despierta!

¿viajar en moto como dos enamorados? ¡que tontería! ¡además Stefano no tiene una moto!

yo no me referia a Stefano obviamente, es claro que es un imbécil...

¿entonces?

¡Despierta, Camila! sabes que tengo razón, ahora da la vuelta y regresa por tus cosas...

¿y como, sino recuerdo nada?

piensa, Camila, algo debes recordar...

Recuerdo que había una pizzería enfrente de la casa, pero no recuerdo el nombre, ah! Era algo de mini pizzas. 

Entonces date la vuelta hasta encontrar el maldito negocio de mini pizzas.

¡Tengo mucha hambre!
¡Eso te pasa por estúpida!
¡Cállate maldita voz en mi cabeza!

Camine toda el día y el negocio de mini pizzas no se veía por ninguna parte, ¡espera! Creo reconocer está calle, he pasado por aquí...
Corrí hasta llegar al negocio de las pizzas y el apartamento estaba enfrente, si, estaba segura que ese era. Podía ver el balcón desde abajo y la luz encendida.
Estaba a punto de tocar el timbre, pero me arrepentí.
Primero escapo y luego regreso así como si nada...¿que va pensar de mí? seguramente que estoy loca...
Y que querías que pensara, después de que saliste corriendo y rechazaste el desayuno que había preparado para ti, solo quería ayudarte, ¡no seas tonta Camila!
¡cállate! Ya se que me equivoque.
sin embargo esta vez hablé en voz alta.

-así que hablas sola? -dijo una voz que reconocí súbitamente, después comenzó a reír.

Voltee y era él, nuevamente.
Me sobresalté como si hubiese visto a un fantasma.
-yo...solo...emm...
No sabía qué decir, estaba muy avergonzada.
-no tienes nada que explicarme, ven, entra.
Me dijo extendiendo la mano e invitándome a pasar.

¡dale la mano! ¡no seas tonta!

No la recibí de inmediato, como si dudara de él y de lo que pudiera hacerme.
Finalmente accedi.
Era el mismo departamento limpio y ordenado y un olor a pasta provenía de la cocina.
-supongo que tienes hambre- me dijo invitándome a pasar a la cocina.

BesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora