Cuando entré en su casa me quedé boquiabierta, en mi vida había visto un apartamento tan bonito. Nada mas entrar por la puerta la cocina office quedaba a la derecha, ninguna pared la separaba del salón al igual que en casa de mis amigas. Parecía constar de tres habitaciones, una de matrimonio y dos mas pequeñas que quedaban a la izquierda con sus puertas color blanco.
El salón tenía un gran sofá color beige acompañado de otro mas pequeño a su derecha, frente a una televisión bastante grande, así mismo una mesita de cristal llena de libros descansaba sobre una alfombra de pelo sintético color blanco que contrastaba con el suelo de madera. Detrás de todo esto un gran ventanal sin cortinas mostraba las calles de New York. Desde afuera había observado que absolutamente todos los cristales del edificio eran tintados, permitían ver desde dentro pero no desde fuera, perfecto para un actor conocido como él.
A la derecha de los sofás y la televisión sobre un pequeño escalón había un precioso piano negro y detrás suyo una enorme librería que me hizo sonreír al instante. No había mesa para sentarse a comer en todo el salón porque la cocina se separaba de él en una moderna barra central elevada que disponía de taburetes para sentarse y poder mirar a quien cocinaba.
Todo estaba decorado a la perfección y con bastante dinero, me percaté de la gran cantidad de cuadros que tenía colgados en las paredes blanco roto que inundaban todo el apartamento. No podía creerme que estuviera en la maldita casa de Norman Reedus pero mucho menos estar viendo algo tan bonito, me podría quedar a trabajar allí veinticuatro horas al día que no me iba a importar para nada.
Su voz me interrumpió de golpe y me di cuenta de que llevaba bastante rato sonriendo con la boca abierta y dando vueltas para verlo todo bien, me puse roja al instante al comprender que aquello no había sido nada profesional por mi parte teniendo en cuenta que esto se trataba de un trabajo.
- Lo siento -. Susurré avergonzada con las manos entrelazadas por delante de mi cuerpo.
- Toma asiento por favor -. Dijo haciéndome un gesto con la mano para que me sentara en el sofá contrario en el que él ya se encontraba.
Poco a poco me acerqué y me senté con cuidado de no dañar nada de lo que había por allí ya que ni en mil años trabajando podría haberlo pagado. Me dió reparo hasta pisar la alfombra cosa que mostré con un pequeño gesto que hizo que él se percatara y riera por ello. Pensé en lo tonta que estaba pareciendo y me puse mas nerviosa mirando al suelo.
- Por que quieres este trabajo? -. Lo miré entre divertida y extrañada.
- No vas a preguntarme ni el nombre? -.
- Por que debería? Aun no se si te voy a contratar -. Me sorprendió para mal, me había parecido desagradable. Al instante lo dejé de pensar cuando sonrió y a mi casi me da una taquicardia. Era tan sumamente atractivo y me ponía tan nerviosa que pese al carácter que yo solía tener, era incapaz de articular palabra. - Y bien? -. Me había quedado callada sin darme cuenta sonriendo como una estúpida.
- Necesito el trabajo para pagarme la vida aquí durante el verano -. No quería contarle que daba clases de baile porque habría pensado que no era una persona seria. Al fin y al cabo todo el mundo tenía sus prejuicios.
- Hasta cuando podrías trabajar aquí? -. Me preguntó sin darme ninguna importancia porque había sacado su iphone y estaba entretenido mirándolo e ignorándome.
- En Septiembre -. Respondí molesta por su actitud.
- Hmm -. Susurró mientras seguía mirando la pantalla entretenido. - Que sabes de mi? -. Quería saber si era una fan loca o alguien en quien confiar.
- Que eres un mal educado -. Levantó la vista sorprendido.
- No me conoces? -. Preguntó dejando el teléfono y levantando una ceja.
- No se equivoque Señor Reedus, le conozco, y ser famoso no le da derecho a comportarse como un imbécil -. Volví a llamarlo de usted para molestarlo. Él rió de nuevo, parecía estar divirtiéndose. En ese momento me dí cuenta de que trabajar para ese hombre no sería bueno para mi cabeza, pasaba de tenerle asco por su creído comportamiento a quedarme embobada por su sonrisa en un puto segundo, y eso no solo era nuevo para mi si no que me desquiciaba no poder controlarme.
- Bien señorita..? -. Preguntaba mi nombre.
- (____) -. Se lo dije dubitativa, dándome cuenta de que me había pasado cien pueblos al llamarlo imbécil.
- Señorita (____), el trabajo es tuyo, puedes empezar cuando quieras -. Dijo finalmente levantándose del sofá y dándome su mano para levantarme y estrechármela. Parecía encantado conmigo cuando yo esperaba todo lo contrario.
- No Señor Reedus -. Respondí a la vez que negaba su ayuda levantándome de aquel caro sofá sola. - No puedo aceptar el trabajo, lo siento -.
En ese momento Norman se puso peligrosamente cerca de mi cara, y cogiéndome el mentón con una mano, mirándome intensamente a los ojos con cierta cara de preocupación habló.
- Por que no puedes aceptarlo? -. Miraba a mis labios y a mis ojos seguidamente, parecía no comprenderme en ningún aspecto y eso le molestaba, cualquier chica del mundo habría matado por estar en mi lugar, trabajando para ese hombre y yo le estaba diciendo que no, palabra a la que él no estaba acostumbrado claramente.
La tensión entre nosotros no era normal pero tenía muy claro que solo era por mi parte, Norman solo salía con modelos y actrices y yo había llegado allí desaliñada con mi moño en la cabeza y vestida de lo mas informal. De todas formas una duda entró en mi cabeza poniéndome mas nerviosa todavía, por que me miraba con esa intensidad los ojos y la boca? Mi corazón iba a salirse de mi pecho sin motivo alguno porque todo era una película que yo me estaba montando en la cabeza.
Desde mi punto de vista de había creado un universo en los pocos centímetros que me separaban de él y me vi totalmente patética y abrumada. No sabía ni yo misma lo que coño me pasaba que estaba tan nerviosa por culpa de ese hombre. Así que rápido salí de mis pensamientos sacudiendo la cabeza, dándome un tortazo metafórico en la cara y queriendo huir de allí lo mas rápido que pudiera.
- N-No puedo lo siento -. Balbuceé repitiendo que no podía con las manos en alto mientras me dirigía a la puerta dejándolo atónito. Cuando llegué a ella la abrí y antes de cerrarla lo volví a mirar y le dije un corto - Buenos días -. Mientras salí pitando de allí.
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Mingus Nanny ( Norman Reedus y tú)
FanfictionA (____) una beca para estudiar danza la llevará a pasar todo el verano en New York, pero para poder sustentara su vida estos tres meses en la Gran Manzana a la vez que asiste a sus clases, se verá obligada a trabajar de algo más. Todo apuntaba a q...