PRÓLOGO

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Esta no es la típica historia de amor, ¿ustedes han escuchado el dicho que dice "Mientras más prohibido es el fruto, mas apetitoso se ve"?  No, pues se los presento. Porque aquí lo verán de inicio a fin.  

La historia comienza desde las competiciones entre el  Team Japones y el Team Ruso en los concursos internacionales y en sus diferentes categorías. Fue una de esas competiciones en las que ellos se conocieron.  Pero no de la manera correcta. Digamos que al inicio fue  algo como un encuentro predestinado al odio.

Ambos caminaban por la entrada cuando uno chocó bruscamente con el otro. Como era de esperarse ella pidió perdón. Con ella me refiero a Yuuri Katsuki. La jovencita llorona del Team Japones. A la que todos conocían por sus enorme tropiezos durante sus programas y por lloriquear en el baño de mujeres. Sin embargo, a pesar de sus lloriqueos y tropiezos cabía recalcar que su secuencia de pasos era sumamente embriagante. Incluso Yurio aceptó en varias oportunidades que contra sus compañeras en cuanto a secuencia tenían mucho que envidiarle  a la jovencita. 

-Lo siento...-Bajó la cabeza arrepentida pidiendo perdón por la equivocación. Cuando Yuri Plisetsky giró

-¡¿Huh?! - El rostro del Jovencito Ruso que en aquella época debutaba como patinador Senior nunca se le olvidaría a Yuuri. Quizás porque fue una expresión a algo ofensiva para ella- ¡Cerda, cuida por donde caminas!...

Este tipo era lo suficientemente grosero como para desencajar la actitud pasiva de aquella chica que apenas tenia veinte años de edad. Si, era joven y adulta pero no por eso era madura. La edad no siempre hacia que fuera por así decirlo, mas consiente de las actitudes irracionales de los demás. 

-¡¿Qué fue lo que dijiste?! - Yuuri-chan, tenia veinte años efectivamente tendía a gritar mucho pero no sabia como defenderse- ¡Enano, deja de llamarme Cerda!

Por otro lado teníamos a Yuri Plisetsky, un joven de 16 años que gozaba plenamente de joderle la paciencia a cuanta persona le cayera mal. Pero en ese momento en particular, ella era victima de su descarga emocional, necesitaba molestar a alguien para sentirse bien. Habia estado bajo mucha presión y le parecía justo desfogarse de esa manera. Insultando al adversario. Después de todo, si ella hacia o decía algo. Se podía tomar como calor del momento.

-Pero es lo que eres, por eso rebotas en la pista de hielo...-Expresa burlonamente. No tenía modales y mucho menos límites pero los iba a comenzar a tener.

-¡Toma! -Una patada en toda la entrepierna por parte de la morena japonesa de cabello corto- Ironías de la vida, salir a buscar oro y terminar encontrando cobre.

Esa fue la primera vez que se hablaron. ¿Extraño, no? Habían minimizado al gato en su propia ley, jodiéndole las bolas. Y al parecer le habia gustado. Con solo decir que, muy por el contrario de llorar o buscar venganza por lo sucedido terminó fijándose en ella durante todo el torneo. 

Para la siguiente competencia tuvo consideración de no tratarla de la manera en que lo hacía. Quizás habia juzgado mal a la joya más prometedora de Japón. Por algo era del Team Japones, no debía subestimarla. Cuando las competencias se dieron, la obligación de cada Team era felicitar al adversario. Un saludo, un beso en la mejilla y un apretón de manos. Cada uno de los participantes era por así decirlo rivales pero amigos sin embargo ella, no consideraba a ese ruso como su amigo. 

Cuando le tocó saludarlo, este ofreció su mano. Ella debió tomarla, pero solo lo miró y despreció su gesto. No se hubiera irritado por ese acto de no ser por el comentario de uno de sus compañeros y rivales. Victor Nikiforov.

-El gatito tiene problemas con una chica, vaya, pensé que nadie se resistía a sus encantos...

-Ella no es una mujer, es un puerco...-Todos guardaron silencio. Ambos Teams sabia lo que provocaba que a un mujer la insultaran. 

Aishiteru in Russian [Yurio x Yuuri Fem]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora