Capítulo 3

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Secreto a voces






Deberías saber lo que hacemos.

¿Quién eres? ¿De qué hablas?

Hay algo que siempre estuvo dentro de ti, es hora de que lo dejes salir.

¿Eh? ¿Por qué no puedo moverme? ¿Por qué no puedo ver nada?

Estás en trance, tu cuerpo está reaccionando al poder, estás naciendo de nuevo.

¡No! ¡No quiero esto! ¿Por qué debe pasarme a mí?

No debías nacer en este mundo, este no es tu lugar, esta no es la razón por la que fuiste creada.

Déjame volver, déjame seguir con mi vida.

Al parecer no lo entiendes bien, esta parte tan patética de ti va a desaparecer para dar lugar a la verdadera Luana, tú sólo fuiste un despiste, te quedarás en las sombras para siempre, la parte que siente nos hace vulnerables, tú debes perderte.

¡No!

—¡No! —abro mis ojos, mis manos están apretando la tierra bajo mis dedos, me siento de inmediato y un profundo dolor se instala en mi cabeza y grito —. ¡Aghh! Pero qué...

Está oscuro, parece ser un desierto, no hay estrellas en el cielo y la brisa que siento es muy ligera, coloco mi peso sobre una mano y me levanto. Estoy de pie pero no siento mi cuerpo, avanzo un paso y un dolor profundo se instala en mi costilla derecha, llevo mi mano allí rápidamente, miro por sobre mi vestido y no hay sangre en el mismo, así que asumo que no estoy herida, pero el dolor es profundo.

—Se ha levantado ya.

Levanto mi mirada, la cual estaba sobre mi costilla, hacia el frente, aquellos tres chicos que había visto antes están frente a mí, el rubio frunce el ceño.

—No hay cambio.

—Cállate —el moreno se acerca a mí mirándome interrogante —. ¿Te duele la costilla?

Asiento porque no puedo hablar, la chica de ojos rasgados llega frente a mí y la miro desconfiada, estos tipos no me dan muy buena aura.

—No hay número.

Susurra en un extraño acento, el moreno inclina su cabeza hacia un lado y me toma del cuello.

—Su transformación no está completa.

Me lanza contra el piso y el dolor en mi costilla no hace más que aumentar, lo miro interrogante y molesta. Apretando los dientes.

—¿D-dónde están los Alphas? ¿Cómo es que no ven que acabas de tocarme?

Las palabras suenan ácidas en mis labios y frunce el ceño mientras se acerca a mí y levanto mi barbilla, el tipo me cae mal.

—A ver niña, ¿qué pasa por esa cabecita tuya? ¿Es que no sabes nada o qué?

—¿Qué se supone que debería saber?

Me pongo de pie con más facilidad esta vez mientras mantengo mi mano en la palpitante costilla, cierro mis ojos con fuerza tomando una bocanada de aire, para después abrirlos y darles la cara a los poco agradables acompañantes.

—¿No tienes un Inner?

—¿Inner?

—Una voz interior que habla contigo, se supone que tu Inner debía informarte de esto, lo que pasaría cuando cumplieras los dieciocho.

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