Mis ojos se abren con lentitud, todo es borroso a mi alrededor y parpadeo varias veces para aclarar mi visión.
Es de noche. Me levanto rápidamente recordando cómo habíamos sido rodeados por los Alphas hasta no hace mucho tiempo. Entonces me encuentro a Gimel. Estamos rodeados de árboles y noto que estoy sobre mi chaqueta de Instituto. Hay un fuego frente a nosotros y al no ver a nadie más aclaro mi garganta para llamar su atención. No se vuelve a mí pero suspira sonoramente.
—Te has pegado una siesta de reyes —murmura y miro a mi alrededor. Buscando al dueño de mis pensamientos —. Se fueron en busca del último fragmento.
Dice pareciendo leer la pregunta en mi rostro y suspiro. Me encojo cuando una fuerte brisa nos rodea. Mis manos están descubiertas y recordé entonces que me quité todo lo de encima tras la persecución en el desierto. Incluso estoy descalza. Gimel me lanza una chaqueta negra y me la pongo rápidamente. Recojo mis piernas y pego los tobillos a mis muslos abrazando mis rodillas. El bosque parece tenebroso. Sombrío. Y aunque una extraña sensación de inseguridad me recorre trato de mantener mi rostro inexpresivo.
—¿Cómo llegamos a este bosque? —continúo mirando nuestro alrededor y acomodo más la chaqueta a mi alrededor. Moviendo los dedos de los pies —. Porque este obviamente no es el desierto.
—Sabían nuestra ubicación. Lo mejor fue retirarnos. Sin embargo, no hemos sabido nada de los mellizos desde que nos separamos en el ataque de los Alphas —susurra ignorando mi intento fallido de hacer el ambiente menos incómodo —. El bosque es un buen escondite por ahora. El desierto ya no es seguro.
Siento el peso de su declaración sobre mis hombros. Apenas hacía dos días tenía diecisiete, un prometido y un lugar donde comer y dormir. ¿Porqué había terminado en este situación? Prácticamente gruño y el sonido de mis labios es imitado por mi estómago.
—Sin temor a ofenderte. ¿Es que nunca comen o algo así? Desde que voy con ustedes a duras penas y sé lo que es respirar.
—Tu transformación no ha concluido. Tienes que mantenerte así hasta que esta termine. Aunque la mayoría de nosotros se alimenta por su cuenta.
—¿Porqué? —se encoge de hombros y llevo mi mano a mi nuca sintiendo la tensión y me detengo de golpe. Mi cuello está descubierto y me encojo —. ¿Eh?
Me levanto perdiendo el equilibrio pero manteniéndome de pie, llevando ambas manos a mi cabeza. Mi cabello ya no era largo... mi cabello... ¡Mi cabello es corto!
—No lo hicimos nosotros. Fue tu cuerpo.
—¿Qué? —muevo mis manos por mi corto cabello y niego mirando a Gimel de la peor manera que sé, este me mira sin expresión —. Eso es imposible.
—Oh, ¿lo es? Recuerdo verte ser tomada en los aires por un Alpha y no deshacerte. O undirte en la arena sin ahogarte, eso sí que es normal, ¿no?
Levanto mi ceja por el tono que utiliza y abro mis labios para reprochar, pero los cierro de golpe cuando siento una brisa tras nosotros.
—¿Va todo bien?
Me encojo al oír a Dalet tras de mí y sé que Bet está a su lado, avanzo lentamente y me siento en la chaqueta del suelo otra vez, sin pronunciarme. Gimel levanta los ojos.
—¿Y el otro chico?
—No lo hayamos. Llegamos muy tarde. Si tan sólo no nos hubieran encontrado los Alphas...
—¿Quieres decir que el último fragmento está solo, perdido y sin supervisión? ¿Y si los Alphas lo encuentran antes?
—Vendrá a nosotros eventualmente. Somos uno, Gimel —oír su voz hace que mis hombros se tensen, lo oigo acercarse y contengo la respiración cuando se sienta a mi lado —. Además, tiene un Inner.
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Siete
Science FictionEs el año 2145, la humanidad es completamente dirigida por la iglesia Católica después de la cuarta Guerra Mundial, los líderes de todo el mundo han sido asesinados por extrañas fuerzas misteriosas que fueron enviadas por la misma iglesia, traiciona...