Capítulo 5

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Hora de movernos






Me recuesto. Dalet, Bet y Gimel están al otro lado del remolino. Después del extraño comportamiento de Bet, Dalet había llegado a separarnos. Pero estaba acabando conmigo. La actitud extraña de Bet desapareció al mismo tiempo en que Dalet llegaba a nosotros pero no paraba de pensar en ello. ¿Qué era eso de la otra mitad? Había oído muchas historias sobre el mundo anterior gracias a mi abuela, pero no sabía mucho sobre las antiguas expresiones, al menos no como parecía saber Bet. Me levanto de vuelta incómoda por la ropa que me empieza a asfixiar y entonces el remolino se detiene. Me pongo de pie sacudiéndome la arena de las ropas y aún débil por la falta de alimentos de los últimos días avanzo hacia donde se encuentran los demás, justo cuando llego a su lado la arena baja por completo y hay dos figuras en el centro del desastre que había dejado atrás el remolino. Miran el suelo. Ambos tienen el cabello oscuro, muy blancos, y sus ropas son iguales. Mi pecho golpeteaba con fuerza. No parecía poder distinguirse cuál de ellos era un chico o una chica. Y entonces levantan su mirada, sus ojos son negros, profundos y nos miran fijamente. Avanzan lentamente hacia nosotros pero ninguno parece inmutarse. Yo, sin embargo, muero por salir corriendo. Bet da un paso al frente y hace un reverencia con la cabeza, Dalet y Gimel lo imitan. Uno de ellos posa sus ojos en mí y me encojo, al igual que con los otros no me siento cómoda.

-¿Quién eres tú?

Su voz es grave, me sobresalto por su repentina interrogante y aclarando mi garganta mientras doy un paso al frente digo.

-Luana.

-¿Quién eres realmente?

Frunzo el ceño incómoda. Su mirada se mantiene en mí y la otra parte me mira rápidamente.

-No lo sabe.

Dice en voz alta y aguda, sé entonces que se trataba de la chica de antes, ambos dejan de mirarme y se vuelven hacia Bet.

-¿Qué nos pasó? -hablan al unísono -. ¿Ustedes por qué nos trajeron aquí?

-¿Por qué me lo preguntan si ya lo saben?

-Bet -susurran -. El primero en despertar de los siete fragmentos. ¿Ha sido duro el trayecto?

-Para nada. ¿Quieren mostrarme sus marcas?

Ambos posan sus ojos en mí y niegan.

-¿Ella no lo ha mostrado aún cierto? -vuelven a negar -. No tenemos que hacerlo si no todos lo hacen.

-¡Yo no...! -me callo de golpe, ¿qué diría? ¿Que Bet me había traído asegurándome ser una de ellos pero que no había sido transformada? Suspiro -No sé qué responder...

-Aún no termina su transformación -asegura Bet encogiéndose de hombros después de darme una rápida mirada -. Sin embargo, ustedes son una historia distinta. Su transformación está completa y, por lo tanto, su nombre también. Muestren sus marcas.

Bet se acerca a ellos y entonces sus ojos se vuelven de un tono gris profundo y retroceden.

-No hay tiempo -hablan rápidamente, pero diciendo exactamente lo mismo del otro, como si fueran una sola mente -. Hay que irnos. ¡Ahora!

Una fuerte brisa nos envuelve y todos nos volvemos, abro mis ojos de golpe. Enormes espectros oscuros vienen en grupo hacia nosotros. Retrocedo y caigo.

-¡Ellos vienen hacia nosotros! ¡¿Qué harem...?! -cuando me vuelvo no había nadie a mi lado, sólo desierto -. ¡¿Oigan?!

Vuelvo a mirar al frente y noto cómo se acercan rápidamente. Están lejos, pero estoy segura que la distancia no es un problema para ellos. Me levanto rápidamente y comienzo a correr en dirección contraria. El vestido del Instituto y el enorme abrigo me hacen más lenta y temo volverme, temo hacerlo y darme cuenta de que estoy acabada. Que ellos me matarán. Tropiezo y con la cara hundida en la arena deseo con todas mis fuerzas que la tierra se abra y me trague.

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