—Entonces, cuéntame más de ese chico de la pintura que haces —preguntó Génesis, mi mejor amiga, al otro lado de la línea. Cada año, cuando yo venía al pueblo en verano y ella se quedaba en la ciudad, tratábamos de llamarnos por lo menos una vez.
—Bueno Gene, no hay mucho que pueda decirte, ¿sabes? Solo lo conozco mediante fotos, cartas y cosas así.
—Vamos Mat, no seas tímido, sabes que yo no me creo esas excusas. Un libro favorito puede decir muchísimo de una persona, y ni hablar de cartas. Anda, dime, ¿cómo es él? Empieza por el físico.
—Mmmm pues a ver: diría que es alto... —Empecé a describirle a detalle.
—¿Luce como un dios griego?
No pude evitar soltar una carcajada.
—Sí, Génesis, de hecho luce bastante como un dios griego. Y es muy apasionado, tiene mucho carácter y le encanta el romance. Es escritor, deberías leerlo, sus historias son hermosísimas. Busca libros de Julián Cáceres. Te digo de todo corazón que me encantaron cada una de sus palabras, es tan lindo...
—Creo que el tal Julián te gusta y mucho.
Cubrí mi rostro involuntariamente y agradecí que no pudiera verme, o me molestaría de por vida por mi sonrojo.
—A donde quiero llegar, es que se nota que es una persona digna de conocerse y me inspira mucho a seguir pintando.
—Sí, sí, claro que es sólo eso, ¿por qué otra razón hablarías como una enamorada? —Iba a refutárselo, pero ella continuó—. Y, ¿por qué no le dices a la señora esa que te deje conocerlo?
—Bueno, había pensado en escribirle, pero me da algo de pena...
—No seas idiota, Matías. Ella no puede pedirte un trabajo así y esperar que no hagas preguntas. Tienes todo el derecho a conocerlo si tú quieres. Y créeme, se te nota mucho que quieres.
—Supongo que tienes razón en eso.
—Por supuesto. Siempre tengo la razón.
—O al menos eso quisieras —contesté, riendo de nuevo.
—Como sea, ya debo irme. Pero en serio, escríbele a la señora, no te va a morder. Y si lo hace, la denuncias. No tienes nada que perder.
—Está bien, le escribiré. Hablamos luego, Gene. Te quiero un mundo.
—Y yo te quiero más, Matías Fernández de Cáceres. ¡Chao!
Y colgó, dejándome con la queja en la boca. Génesis nunca cambiaba.
✨✨✨
Al final, me armé de valor y le escribí a la señora Eleanor diciéndole que me gustaría conocer a Julián. Ella me respondió que hablaríamos de ello cuando terminara el trabajo, así que le informé que estaba casi listo.
No recibí respuesta.
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El Chico de la Pintura.
Short StoryMatías es artista. Todas las tardes, él sale a vender pinturas en la plaza del pueblo. Un día, una extraña señora aparece y le encarga un retrato. Pero no es cualquier cosa: la señora quiere que Matías capture la esencia de... Bueno, no de ella. S...