Capitulo 2: Fuga

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-Bueno, aquello fue rápido- Pensó Hanna quien vio cómo los dos hombres y la directora abandonaban la habitación minutos después, teniendo especial cuidado de echar llave a la habitación y vigilar a su alrededor a medida que se alejaban. Hanna sonrió muy a su pesar, las cerraduras nunca habían sido gran rival para ella.

Solo cuando dejó de escuchar los pasos se permitió abandonar su escondite, con dificultad fue poniéndose de pie, sentía un cosquilleo detrás de la nuca, la adrenalina. Sabía que si se disponía a abrir esa puerta no habría marcha atrás, la volverían a transferir, y perdería todo de nuevo, no era mucho pero al menos gozaba de un lugar donde comer y dormir mas o menos cómodamente, si la atrapaban en esta ocasión no estaba segura de en que tipo de lugar terminaría, tal vez una correccional, o peor, en la cárcel.
Pero a pesar de todo, tomó el picaporte, porque confiaba en sus instintos, que jamás le habían fallado y sus instintos le decían que ahí dentro dos niños estaban asustados y la necesitaban, después de todo que los hubieran encerrado allí era solo su culpa. Cerró los ojos concentrándose y giró la manija como para abrirla, pero, en vez de trabarse esta siguió girando hasta que Hanna sintió el “crack”  y el picaporte se quebró rebotando en el suelo en pequeños pedazos recubiertos de escarcha…
Hanna suspiró, su corazón latía con fuerza contra sus sienes y las manos le temblaban. Como siempre que utilizaba su habilidad se sentía fuerte, revitalizada, como si sacara de si algún extraño veneno, liberándose.
Cruzó rápidamente la sala de eventos especiales en penumbra y vislumbro la abertura. Apenas era conciente de que estaba aguantando el aliento.
La abertura daba a un pequeño cuarto con un armario lleno de disfraces para obras, grises y roídos por el paso del tiempo. Hanna se imaginaba que años atrás se habrían celebrado obras teatrales en ese lugar, pero por alguna razón habían dejado de hacerlo permitiendo que aquellas prendas se cubrieran de polvo a la espera de alguna ocasión para reutilizarse que jamás se presentaría.
Y al lado del armario, lo que buscaba, otra puerta, lo bastante pequeña para guardar artículos de limpieza, lo bastante escondida para encerrar a alguien sin que se note a simple vista, y sin que nadie pueda escuchar.
Había llegado el momento de la verdad, esa puerta determinaba si sus instintos estaban en lo correcto, o si, años de abuso había acabado finalmente con su cordura.
Con la sangre palpitando en sus oídos y todos y cada uno de los sentidos de punta. Levanto un tembloroso puño para golpearlo débilmente una, dos, tres veces, contra la puerta.
- hola?-  susurro – ahí alguien ahí?
El silencio que siguió la destrozo por dentro, no podía creerlo… no quería creerlo…
Golpeo con más fuerza
- hola?- repitió aumentando el volumen de su vos – ahí alguien ahí?
Nada..
Las lágrimas comenzaron a recorrerle el rostro, continúo golpeando cada vez más  desesperada, cada vez con más fuerza.  Cada golpe hacia temblar la madera, astillándola,  bajo los desgarrados puños de Hanna que habían comenzado a sangrar en delgados hilillos que se deslizaban por sus brazos sin que ella lo notara siquiera.
hay alguien ahí!?- gritaba la niña sin poder contenerse, totalmente fuera de si
– HAY ALGUIEN ALLI!!?? HOLA!? HE VENIDO A AYUDARLOS!!- sus fuerzas la abandonaban dejando paso solo a las lagrimas
- alguien… por favor! Responda… - se dejo arrastrar hasta arrodillarse en el piso, las astillas clavándose en su carne…
no estoy loca… no puedo estarlo… no…-
Se callo alzando de repente la cabeza, había escuchado algo… un pequeño movimiento, un rose. Apenas audible detrás de la puerta, contuvo el aliento.
No tengan miedo – exclamo con la voz apenas contenida- se que están allí, no voy a hacerles daño- aguardo con el corazón en un puño a que el sonido se repitiera. Así fue, allí estaba, percibió el deslizamiento de cuerpos, y luego muy cerca de ella, del otro lado, el llanto de una niña
Por favor, por favor, ayúdanos… sácanos… -

-OH dios… que alegría me da escucharte…- exclamo Hanna débil de la emoción, se levanto rápidamente- tranquila, te sacare, lo prometo, hay alguien mas ahí contigo?
- mi hermano…- dijo la niña con la voz rota por las lágrimas- pero esta inconciente y no logro que me responda… esos hombres… le hicieron… algo… - y de nuevo se escucho solo su llanto –
Hanna, que había agarrado el picaporte concentrándose como lo había echo antes, se detuvo en seco al escuchar aquello, temiendo lo peor.
-Mantén la mente fría- se dijo Hanna, mientras buscaba en su interior la fuerza que requería para su habilidad , pero se le escapaba una y otra vez- de nada sirve que te de un ataque de pánico- respiro profundamente- una cosa a la vez, sácalos, luego te ocupas del muchacho…-
-Tranquila- le repitió a la niñita – solo esta dormido, cuando los saque te ayudo a despertarlo si? ahora necesito que seas valiente, hazlo por tu hermano si? Cálmate…-
Hanna sintió como la niña sorbía por la nariz tratando de calmarse y luego de unos segundos susurro – Esta bien… tratare…
Hanna sonrío, y cerró los ojos, perder los estribos antes la había dejado débil, y ahora debía esforzarse el doble para lograr aquello. Por fin la encontró, esa grieta en su mente, que tanto odiaba, y que tanto necesitaba ahora. Se adentro en ella temerosa…
Y de pronto sintió como su cuerpo se cargaba de energía, como una corriente de electricidad que le recorría las venas y por sus dedos hasta el picaporte de la puerta… Luego escucho una explosión, un grito y lo siguiente que supo fue que se le había pasado la mano. Al abrir los ojos lo único que quedaba de la puerta eran las bisagras…
A través del polvo circundante el pequeño rostro de una niña la miraba con los ojos como platos y las mejillas sucias surcadas de lágrimas.
Hanna no estaba segura de que hacer a continuación así que opto por lo cotidiano, se presento
Hola- dijo sintiéndose bastante torpe y actuando con la seguridad que estaba lejos de sentir- soy Hanna y prometo que los voy a sacar de aquí sanos y salvos
¿Cómo has hecho eso?- respondió la niña atónita
Tengo mis recursos- dijo Hanna, haciéndose la misteriosa, con una amplia sonrisa forzada 
La niña le devolvió una sonrisa un tanto insegura apartándose para dejar ver a Hanna que a su lado se hallaba tendido el cuerpo inerte de un adolescente, este, sin duda presentaba peores condiciones que su hermana que solo tenia algunos raspones en sus manos, seguramente por tratar de abrir la puerta a golpes como había echo ella misma sin mayores resultados, pero por lo menos respiraba, echo que la tranquilizó de sobre manera.
Hanna sacudió ligeramente al muchacho tratando de despertarlo sin éxito cuando vislumbro un balde medio lleno de agua negra y sin dudarlo la arrojo sobre la cabeza del desmayado, este se levanto como accionado por un resorte tosiendo agua turbia sobre su hermana 

Hanna (titulo sin decidir)Where stories live. Discover now