Sus manos se aferraban a la barrera de la pista como si su vida dependiera de ello mientras intentaba recuperar la respiración mientras Celestino, de pie al otro lado, le indicaba sus errores técnicos una y otra vez mientras Guang Hong entraba a la pista, las primeras notas de la canción que había elegido para su programa libre haciéndose presentes.
- Phichit...Phichit, ¿Me estás escuchando?
- Ciao Ciao, déjame respirar un momento - se quejó en su mejor tono infantil, quitándose el cabello del rostro - Te escuche, me faltó velocidad, no aterricé bien mi triple salchow y me equivoqué al final de la secuencia de pasos - sonrió, guiñándole un ojo antes de salir de la pista y poner las cubiertas en las hojas de sus patines - Todo controlado, lo haré mejor la próxima vez.
- Eso espero, quiero verte en ese podio de nuevo este año.
Asintió varias veces, tomando asiento en una banca, dándole un largo trago a su botella de agua antes de sentir una penetrante pero ya familiar mirada clavarse en su sien.
Una semana había pasado desde su llegada a China y se había obligado a si mismo a no someterse a noches enteras de tortura, acosando las redes sociales de Yuuri y Victor que ahora debían estar plagadas de fotos de sus entrenamientos, comía a sus horas a pesar de que su estómago se negara a procesar dicha comida la mayor parte del tiempo y acabará vomitando en el baño más alejado posible para evitar que cualquier persona lo escuchará, huyendo del coreano lo más posible, ya fuera durante los entrenamientos o en las tardes cuando exploraban algún centro comercial o zona turística de la ciudad. El lado positivo era que sus perfiles en redes sociales no se había visto tan bien en meses.
Volteó con su mejor y más ensayada sonrisa hacia el coreano.
- Seungilie, ¿Que piensas de mí rutina? - le pregunto recargándose en el respaldó de la banca, cruzándose de piernas, intentando encontrar alguna señal de incomodidad debido al apodo.
- Le falta la alegría de tus presentaciones anteriores. - respondió inexpresivo, fijando sus ojos oscuros en los grises del tailandés, provocandole un escalofrío.
Por supuesto que le faltaba "alegria" en ese momento el era "El Patinador más Deprimido del Mundo©".
- Es curioso que lo digas tú, cuando no hay alegría alguna en tu presentación. - fue la mejor respuesta que se le pudo ocurrir, esperando que con ello lo dejara en paz.
- Mi característica es la técnica, no la mejor sonrisa de Asia.
Si bien Phichit no borro su sonrisa de oro, internamente ya le había roto la nariz y borrado esa expresión más de 15 veces. Lo odiaba, lo detestaba porque no sabía como distraerlo de lo que en verdad pasaba.
Celestino era susceptible a sus expresiones aniñadas, era fácil cambiar de tema con Guang Hong, mierda, sabía como comportarse frente a cada Patinador que participó en el Grand Prix Final del año pasado excepto el maldito coreano cejas de oruga que insistía en convertirse en su psicólogo o algo por el estilo.
Pero no diría nada, por qué lo que menos podía hacer era salir de personaje.
Prefería comerse las hojas de sus patines antes de que eso pasará.
- Supongo que tienes razón. - dijo poniéndose de pie - Lo haré mejor la próxima vez.
El resto del entrenamiento transcurrió de manera usual y después de mucho insistir a Celestino, logro tener la pista solo para el, sin nadie analizando cada movimiento que hacía era como realmente podía corregirlos.
Desvió sus pensamientos de depresión y asesinato a los originales que lo habían hecho brillar en el hielo el año anterior ; El futuro de Tailandia.
Con esto en mente, en su rostro la mejor sonrisa posible para un público imaginario, patino ambas rutinas, sin música y sin público, dejando todo en el hielo, terminando con la respiración agitada y el estómago revuelto, de pie con los brazos abiertos, su única ovación siendo el sonido del aire acondicionado.
Le tomo poco más de una hora el salir de la pista con el cabello aún húmedo gracias a la ducha que se había dado, la mirada pegada a la pantalla de su teléfono después de enviarle un mensaje a su madre, el icono de Instagram tentador al alcance de su pulgar. Estaba a punto de apretarlo cuando choco contra alguien de mayor altura, provocando que el aparato resbalara de sus manos y cayera a sus pies.
- Ah, lo siento... -levanto la mirada antes de agacharse y tan solo pudo arquear una ceja. - ¿No deberías estar en el hotel? - pregunto en el mejor y más amistoso tono posible.
- Quiero hablar contigo. - fue la respuesta que obtuvo. - Sin que me evites y te pongas a hablar con Guang Hong o huyas al hielo. - le tomo por la muñeca con algo de fuerza para asegurarse de que no huyera.
Trago saliva y busco un método de escape, pero el pasillo era largo y el estaba cansado, si intentaba correr le alcanzaría sin dificultad, suspiro resignado.
- ¿Que quieres saber?
- Que sucede contigo.
- ¿Porque te importa tanto? - se soltó del agarre del coreano, sobándose un poco la muñeca. - No es como si fuéramos amigos. La única razón por la que estamos aquí es porque nuestros entrenadores tenían ganas de beber juntos antes de La Copa.
- Me interesa porque el año pasado cuando te conocí parecías una persona simple, risueña e ingenua y ahora bajaste de peso, te escondes para vomitar, usas maquillaje para cubrir tus ojeras y actúas como una caricatura de ti mismo. - El atisbo de otra emoción se hizo presente en su rostro por una fracción de segundo. - Tengo curiosidad, quiero saber que te hizo cambiar de esa manera.
Curiosidad.
Phichit no estaba muy seguro de la cadena de acciones que lo llevo a lo siguiente, solo sabia que de una manera u otra estaba en el suelo encima del coreano, tanto su mochila como su teléfono en el lugar donde antes había estado parado, a poco más de un metro de donde estaban ahora. Sus manos temblorosas apretaban con fuerza el cuello de la chamarra deportiva negra con azul que llevaba el otro y sus mejillas se sentían húmedas, más la expresión del otro seguía inmutable.
- ¿Que me pasa? - dijo con la voz quebrada, su entrecejo frunció y mandíbula apretada - Me pasa que quede en el ultimo lugar del Grand Prix Final a pesar de dar todo lo que tenia, a pesar de todo mi maldito esfuerzo no fue suficiente ni para un cuarto lugar. Ahora tengo que competir contra Victor Nikiforov y su maldita perfección, ademas de todos los demás patinadores mejores que yo. - sus enormes lagrimas ahora caían directamente sobre el cuerpo bajo el. - Y el... el va a casarse. - soltó la ropa del coreano y alzo el rostro, mirando al frente de manera ausente. - Ellos en verdad van a casarse...
- ¿Estas enamorado de Yuuri Katsuki? - pregunto Seung, apoyándose en sus codos para erguirse un poco
- Da igual...
- Si te sientes de esta manera, ¿Porque elegiste una rutina tan animada?
- ¿Que más podía hacer? Era lo que esperaban de mi, una rutina entretenida que animara a todos en el publico.
- Pudiste haber hecho algo hermoso que reflejara tu melancolía, pero en su lugar decidiste torturarte a ti mismo.
Bajo la mirada al hombre debajo de el.
- Eres realmente irritante. - murmuro antes de ponerse de pie, extendiéndole una mano para que se levantara.
- Porque sabes que digo la verdad. - respondió Seung, sacudiéndose la ropa una vez de pie. - Tu me resultas menos irritante ahora que mostraste este lado tuyo más... humano.
Fue lo ultimo que le dijo antes de darse la media vuelta, ambas manos metidas en los bolsillos de su chamarra. Lo contemplo irse, sin palabras, observando como la mata de cabello negro en su cabeza se meneaba suavemente con cada paso que daba y fue en ese momento que noto la diferencia en el largo a comparación de meses atrás.
Y no pudo evitar sentirse ligero.
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ยิ้ม || Smile ||
FanfictionUna sonrisa era lo que se veía mejor en su rostro. Una sonrisa en una selfie junto a su comida en sus redes sociales, una sonrisa durante su arduo entrenamiento, una sonrisa cada vez que se topaba con un fan en las calles de Bangkok. Una sonri...