อดีต

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  "Satisfied desires. These are the feelings I wished for"  

- DAOKO


Conseguir alcohol en Detroit siendo menor de 21 no probaba un reto, incluso para extranjeros y aquella noche, sin entrenamiento al día siguiente, todo el dormitorio decidió que era un buen momento para intentarlo.

El tailandés, con 16 recién cumplidos, era de los menores en la habitación y solo había bebido un par de cervezas, lo cual ha la sido suficiente para matarlo y reír a la par de lo que los demás hacían, incluyendo su compañero de habitación, el normalmente callado y tímido Yuuri Katsuki de 19 quien ahora demostraba sus habilidades de baile urbano.

Un par de cervezas más fueron suficiente para darle náuseas a su inexperto sistema

Menos de una hora después intentaban sostenerse el uno al otro en el camino a su cuarto, riendo y tambaleándose, casi cayendo varias veces.

Después de un rato lograron entrar a la habitación, dejándose caer en la primera cama. Sus risas cesaron luego de unos minutos y ambos contemplaron el techo, escuchando el sonido del aire acondicionado.

- Phichit. - La voz de Yuuri lo saco de su ensimismamiento, giro su rostro hacia en su dirección.

Lo que siguió no se lo esperaba, los labios brillantes del japonés se posaron sobre los propios y era capaz de probar la mezcla de licores en su saliva.

No era desagradable, torpe, claro, era su primer beso finalmente, pero le hacía sentir una sensación cálida en el estómago que por un momento confundió con náuseas.

Cerro sus ojos, dejando que el mayor se pusiera sobre su cuerpo.

No estaba muy seguro si todo paso demasiado rápido o si estaba realmente ebrio, pero en algún momento sus pantalones y ropa interior habían desaparecido.

Sus ojos gris oscuro se cruzaron con un par de gemas castañas, nubladas.

Una mano con olor a Vodka barato le cubrió la boca y parte de la nariz, sofocándolo un poco.

Se apresuró a llevar ambas manos a su rostro para intentar moverle cuando sintió presión en un lugar nuevo para el.

- Voltéate. - Dijo el nipón con voz ronca, dedicándole una mirada que nunca había visto en el.

Su corazón latía desbocado y aún sin entender muy bien la situación, obedeció. No podía evitarlo, era naturalmente dócil y no podía decirle no a esos ojos que brillaban más que el interior de los palacios de Siam.

Sintió su cuerpo sobre el propio y humedad desconocida en aquella parte. Un pequeño jadeo, seguido por un ligero dolor anunciaron la intromisión de un dedo ensalivado. Y después llegó otro. Y otro.

No era algo especialmente placentero como había escuchado decir que debía ser.

Los dedos ensalivados desaparecieron para el alivio del moreno.

Hasta que estos fueron sustituidos por un ardiente trozo de carne que se abrió paso en su interior con brusquedad.

Grito.

Un grito que fue ahogado cuando su rostro fue empujado contra la almohada bajo el, dando lugar a un desesperado mete y saca.

La almohada se humedecía, una mezcla de lágrimas y saliva, su garganta dolorida rogando que tuviera cuidado, el efecto del escaso alcohol en su cuerpo ahora solo un recuerdo.

Un último sollozo al tiempo que terminaba de manera abundante en su interior.

Sintió el aire regresar a sus pulmones una vez salió de el y se dejó caer en la cama, viendo con ojos llorosos el cuerpo que se recostó a su lado.

- Realmente lindo...-balbuceo con una sonrisa tonta dibujada en los labios.

Y ese par de palabras de ebrio fueron suficientes para darle esperanza. Esperanza de que se levantaría al día siguiente y lo tomaría en sus brazos para consolarlo, susurrándose palabras lindas al oído.

Pero despertó en una cama solaz su cuerpo adolorido su estómago retorciéndose en su lugar, el otro en su cama como si nada hubiera pasado.

Se mantuvo callado, tal vez solo no estaba listo, mantuvo la boca cerrada todo el día, sufriendo en silencio, sonriendo cuando despertó a las dos de la tarde y se disculpó una y mil veces por ponerse así.

Callo y espero.

Más aquellas palabras que esperaba después de cada vez que el mayor terminaba intoxicado, haciendo con su cuerpo lo que quería sin que hubiera demasiada resistencia por parte del menor, no llegaron.

Nunca llegaron.

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