Capitulo 9.

397 67 54
                                    

" Por favor, no te desvanezcas...

...deja que plegarias sin gracia te alcancen."

- the GazettE



"...su presión arterial aumento en medio de la cirugía y reanudo el sangrado. Tuvimos que reanimarlo en la mesa de operaciones pero logramos estabilizarlo. No parece tener daño cerebral, y responde a algunos estímulos, lamentablemente..."




Seung Gil Lee nunca creyó que fuera posible odiar un color hasta que se encontró día tras día entre esas cuatro paredes blancas, estériles, observando el pecho de su inconsciente pareja subir y bajar, respiración acompasada, parpados inmóviles.

Solo una semana había pasado desde que el mundo se había desmoronado a su alrededor con una llamada de teléfono, derrumbado con solo unas cuantas palabras. 

"...No sabemos cuando va a despertar" 

Un murmullo ininteligible le hizo alzar la mirada que se había perdido en algún punto de sus manos , hacia eso de vez en cuando, casi siempre seguido por un leve pestañeo, culminando en más inconsciencia, logrando solo levantar sus esperanzas por un breve momento, dejándolas caer para destrozarse en el suelo de la blanca habitación en la misma manera en  que un águila alza a su presa, dándole un leve momento de vértigo antes de llevarlo a la perdición

Y por eso Seung Gil comenzó a odiar el color blanco. 






¿Alguna vez has hecho algo tan terrible que te dices a ti mismo "imposible, ese no pude haber sido yo"? 

Yuuri Katsuki si. 

Después de contados momentos de ebriedad durante el tiempo que vivió en Detroit, despertaba siempre con un olor persistente aferrado en sus fosas nasales, el tacto de piel ardiente grabado en sus palmas y miembro, el vago recuerdo de lagrimas, sollozos ahogados, ruegos y éxtasis. 

Pero era imposible. El nunca haría algo como eso, nunca. 

En los últimos meses era otra imagen que lo atormentaba. 

Palabras que nunca se imagino decir, un rostro roto, una sensación de vació en el estomago. 

- Victor - llamo en voz queda el nombre de su prometido quien yacía en la cama junto a el, la medalla de oro recién ganada descansando en la mesa de noche. 

- ¿Que pasa mi cerdito? - pregunto, aquella sonrisa dibujada en sus rosados labios. - ¿Sigues intranquilo por lo que paso con Phichit? 

No hizo más que asentir. 

Phichit era su mejor amigo, sin embargo aquel coreano de mirada fría fue el que sostuvo su cuerpo inconsciente y abandono la competencia en un pestañeo solo para estar con el. ¿En que momento se habían vuelto tan cercanos? 

ยิ้ม || Smile ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora