Blanco Y Rojo, El Destino De Los Uchiha [FINALIZADA]

Mes tras Mes.

Tres meses habían transcurrido, las personas de la aldea aún la veían de forma extraña, pero a ella no le importaba, su vientre había crecido unos centímetros, aunque no había visto a Sasuke desde entonces. No se sentía sola, ni mucho menos abandonada, creía en sus promesas y las esperaba con ansias, no tenía que preocuparse por nada.

Otro mes paso y Sasuke no se aparecía, su vientre seguía creciendo y la emoción en ella aumentaba, ya era un  notable esa hermosa y redonda barriga.

--- Hinata, todo se ve muy bien, y para sorpresa de nosotros son dos bebés, muchas felicidades en un mes mas podremos saber si son niño o niña, todos esperamos que sean felices. --- Daba las noticias y felicitaciones Tsunade al terminar el ultrasonido.

La chica emanaba una felicidad que a todos contagió. Salió tranquila a la aldea buscando verduras cuando topó con Sakura y Naruto, ya hacia mucho tiempo que no los veía, pues dejo de salir de su casa.

--- Hinata, que alegría verte, hace tiempo que no sales. --- Decía Sakura con un rosto completamente diferente.

--- Me da gusto verlos. --- decía la chica con la cabeza gacha y las mejillas rosas.

--- Te vez muy diferente, más madura. --- El chico de ojos azules le hizo un cumplido viéndola con ternura.

--- Naruto-kun... gracias. --- Sin mas que decir siguió su camino evitando más conversación.

--- Naruto. --- Dijo con frialdad la pelirosa.

--- ¿Qué pasa?. --- Le extraño su tono.

--- Se ve muy feliz ¿no?. --- su vista estaba al suelo.

--- Si, ¿Porqué lo dices?. --- Le seguía extrañando las actitudes de ella.

--- Sasuke no la merece, es una chica hermosa e inocente, y él es toda una basura... --- Naruto la abrazo y dio un beso en la frente, ese sentimiento de odio e ira se desvaneció, regresó el brillo de sus ojos y en sus labios se formó una bella sonrisa.

--- Te amo. --- Dijo la chica aferrándose a su brazo.

Hinata aún se encontraba cerca, escucho la conversación y no pudo evitar sentirse triste y sorprendida por esas palabras, tomó sus cosas y corrió de regreso a casa, desde que estaba con él nunca había probado ese sentimiento de amargura, solo esa vez.