Carlos se llamaba, sujeto de aspecto musculoso, intimidaba a cualquiera con una sola mirada agresiva; pero, su mujer, si, ella era su única debilidad, pasaban horas en las que Carlos trabajaba cuidando una casa por ahí cerca del río, ese era su trabajo, su apariencia agresiva y su falta de estudio sólo le llevaban a pocas opciones sobre a que dedicarse, ser boxeador o parte del personal de seguridad. Carlos se preparaba para un día especial, iba a comprar algunos regalos para su esposa, se imaginaba la sonrisa que ella iba a poner; un oso grande de peluche de casi un metro de longitud, rosas rojas como la pasión que sentía por su amada esposa, un collar quizá no de perlas preciosas originales, pero para él tenían un significado especial, un hermoso vestido para ella, y una caja de chocolates, el clásico método para demostrar amor ¿sería una fecha especial? Claro que si, su aniversario, cumplían 8 años de estar juntos, y al parecer su esposa últimamente estaba disgustada, el creyó que había hecho algo que la molestó, pero pensó que aquel regalo y aquellos detalles en el día de su aniversario serían perfectos para que su esposa se ponga feliz, se ponga cariñosa y pasaran una buena noche.
Era la noche del viernes, Carlos se preparaba para la sorpresa que iba a causar a su esposa, la casa que cuidaba era de una familia que descendían de los famosos caucheros así que su trabajo era muy bien remunerado; esa noche se escapó del trabajo, ya eran como las 10:00pm, fue a una de las tiendas que cierran tarde y se compró uno de los mejores trajes de marca que había, también los regalos que eran destinados con tanto amor a su esposa, se demoró una hora y media, llamo un motocarro y se fue a su casa, la puerta estaba cerrada de lo más normal, él la abrió silenciosamente y con la mayor discreción posible dejó el vestido, el collar y el peluche en la mesa de la cocina, agarró las flores y los chocolates y se fue silencioso hacia el cuarto donde dormía ella, cosa extraña le pareció por que, escuchó unas risas y murmullos en el cuarto donde Carlos y su esposa siempre dormían, al llegar cerca de la habitación la puerta estaba semi abierta, la luz apagada; entonces abrió completamente la puerta, los murmullos se hacían más fuertes, de prisa con el corazón acelerado encendió la luz y la vio...
Sus manos soltaron los regalos como si perdiera la fuerza por completo, se le vino una debilidad mezclada con amargura, tristeza y asombro; la mujer entre las risas, suspiros y profundas caricias que disfrutaba, se asusto al ver que la luz se enciende bruscamente, de forma instantánea su mirada se fue hacia la puerta queriendo saber quien hizo eso, y allí estaba su esposo, viéndola, se asustó al verlo ahí petrificado, ella no sabía como romper el silencio, tenía un amante en su cama, tenía a otro hombre desnudo a su lado, su amante no decía nada, estaba callado observando lo que sucedía, ella le dijo: ¡Carlos! ¡Que haces aquí! ¡Carlos te lo puedo explicar! ¡Carlos por favor!... Y Carlos no se movía, estaba sumido en sus pensamientos, tantos deseos de estar con su esposa, tantas ganas de hacerla feliz, y se derrumbó en un segundo, en un solo acto; Carlos respiraba más y más fuerte, miraba a su esposa a los ojos, los ojos de Carlos empezaron a enrojecer, entonces ella vio como se le derramaba una gruesa y amarga lágrima de los ojos de su esposo, Carlos no quiso seguir viéndola, se volteó y clavó su mirada en el amante, lo observó con una furia, con un repudio espantoso, su sangre se le calentaba y no aguantó más, se lanzó sobre el tipo, el amante se asustó viendo que semejante sujeto venía hacia él, lo esquivó rápidamente y antes de que pudiera salir corriendo por la puerta se paró bruscamente, Carlos lo había agarrado del cabello por detrás, entonces con la fuerza que lo caracterizaba lo estrelló contra el piso, el infraganti amante cayó aturdido, la esposa infiel le gritaba: ¡Para Carlos! ¡Para! ¡Por favor!... Pero Carlos no la escuchaba, dio un pisotón fuerte con el pie derecho en el pecho del sujeto, luego puso sus rodillas ahí mismo y empezó a golpearle la cara, cada golpe era una lágrima para Carlos, cada grito de su mujer era más furia para él, así continuó golpeándolo hasta cansarse por completo, el sujeto quedó inconsciente y toda la cara ensangrentada, Carlos se puso de pie, miró a su aun esposa y le dijo: ¿porqué ? ¿Por qué lo hiciste? ¡Yo no te hice nada malo!, ¡yo solo quería estar contigo!, ¡yo no hice nada! , yo no hice nada, yo no hice nada... Y como si hablara consigo mismo, dejó a su mujer y al amante ahí en cuarto, donde los encontró. Carlos quería olvidar aquella escena, quería tomar un trago tan amargo que le hiciera perder los recuerdos. Se olvidó que tenía que regresar a su trabajo y fue a un lugar cerca de allí, a un bar, una cantina de mala muerte, ahí se la pasó tomando varias horas, llorando, cerrando el puño con toda su furia, una que otra botella rota; eran ya como las 4 de la mañana, los dueños de la cantina querían cerrar, Carlos no quería salir, entonces entre varios de los dueños lo botaron, estuvo muy mareado y era fácil de manipular. Botado afuera del bar se levantó, anduvo como loco, miró el río que estaba cerca y quería refrescarse la cara, ¿y por que no hacer otra cosa? Pensó: si la mujer que amó con toda mi alma me traicionó ¿por que no hacer otra cosa? ; !tenia ideas suicidas! , quiso bajar a la orilla todo mareado, no veía bien, estaba muy oscuro, no divisó como estaba el suelo y siguió caminando hasta que se resbaló y cayó en un fangal, casi todo su cuerpo se sumergió, estaba cansado, mareado. Por suerte solo la parte de la cara no se sumió en el lodo, se quedó ahí viendo las estrellas, viendo el cielo que se estaba nublando y ahí se oscureció todo, allí durmió.
En la mañana, como es costumbre, las personas salen a trabajar temprano, salen a recoger agua de algún poso artesiano, siendo las 7 de la mañana, las personas asustadas se quedaron observando a una persona tirada, casi enterrada en el barrizal, se preocuparon por aquel sujeto, pero cuando vieron que respiraba, perdieron el susto e inmediatamente llamaron a la policía, siendo las 8:30 am llegó una patrulla, vieron al tipo y se apresuraron a sacarlo de allí, Carlos seguía dormido, cuidadosamente lo llevaron a tierra firme en una camilla, le echaron agua limpia para sacarle toda la mugre y le subieron a la camioneta de la patrulla, las personas murmuraban sobre lo que le había pasado, Carlos pareció despertar, estaba aún algo sonámbulo, divisó vagamente la patrulla que tenía en frente, su pensamiento aún seguía en los acontecimientos de anoche, entonces recordó las últimas palabras que le dijo a su esposa antes de salir del cuarto, y hablo en voz alta: ¡yo no hice nada! , ¡yo no hice nada! ... Y la policía solo lo veía y no le hacía caso, Carlos seguía perdido, el oficial le dijo unas palabras y la camioneta se puso en marcha. Lo llevaron al hospital para asegurarse de que estuviera bien, el doctor le dijo que no hay ningún problema, lo dejaron en camilla un momento, mientras que el doctor veía a otro paciente y la policía hacia algunas llamadas, Carlos en su cuarto de hospital miraba las noticias que hablaban en televisión:
"SUJETO FUE ENCONTRADO MORIBUNDO CERCA DE LAS ORILLAS DEL RÍO".
Hablaban de él, miraba triste y avergonzado aquella noticia. Carlos nunca tomaba demasiado y si lo hacía jamás terminaba en esas condiciones. Después de un rato vino la policía, le dijeron que todo esta bien, no tenía nada malo en el cuerpo, que en la siguiente fiesta no tome demasiado, que no cause el desorden, que si volviera a pasar lo mismo dormiría en el calabozo, entonces lo soltaron, Carlos dio las gracias, fue a su casa y de camino hacia allá pensaba como actuar cuando viera a su mujer infiel. Llegó a su hogar y vio la mesa de la cocina que estaba vacía, se habían llevado el vestido y el collar, el oso grande estaba en el suelo, busco a su esposa y no estaba ¿donde habrá ido?. Se fue a su cuarto y en la cama desordenada vio una carta que decía con la letra de su esposa :
"CARLOS DISCÚLPAME, TE HICE ALGO MUY HORRIBLE, SE QUE JAMÁS ME VAS A PERDONAR, TU ERES UN BUEN SUJETO, PERO, YO, YA NO SOY FELIZ CONTIGO, TODO LO QUE TU CREÍAS QUE ME HACÍA BIEN ME MOLESTABA, TENGO OTRA PERSONA A MI LADO, YA NO TE PREOCUPES POR MÍ, YA NO VOLVERÉ, OLVÍDATE DE MÍ POR QUE YO AMO A LA OTRA PERSONA... "
Y antes de que terminará de leer Carlos rompió la carta. Se pasó días, semanas, y algunos meses extrañandola, pensando en su esposa y lo que hizo, aquel vestido y el collar se lo llevó ella, y que después de romper la carta quiso unirla de nuevo, pero sólo logró leer la parte que decía:
"... GRACIAS POR EL COLLAR Y EL VESTIDO, TE QUIERO, ADIÓS."
Todo aquel dolor ya no lo podía soportar hasta que un día de tanto de pensar en el amor que sentía por ella se le formó un nudo en la garganta, y como quien aguanta un dolor intenso, se mordió entre dientes, se le escapó una última lágrima, se tragó la saliva con aquel nudo que sentía, encendió una vela, y así quemó los pedazos de la carta por completo; decidió entonces olvidarla, decidió empezar de nuevo, enterrarla por completo y comenzar una nueva vida.FIN.