Capítulo 02

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«si pudiera apartar el dolor...»

Vi hacia los lados, preguntándome si hablaba con alguien más o era una broma, ¿por qué se preocuparía por mí?

Me puse de pie y me fui de ahí, ella no podía ayudarme, nadie podía. Al parecer a ella no le importaba el hecho de que llovía a cántaros y que yo la haya ignorado de manera muy poco cortés, pues me siguió.

—¡Espera!— Exclamó y no volteé. Caminaba a paso apresurado sin saber a dónde me dirigía. De pronto choqué contra un muro, causándome un fuerte dolor de cabeza y que me confundiera aún más de lo que ya estaba. Sentí que alguien tomó mi antebrazo y me di vuelta bruscamente, era la chica de ojos esmeralda.

—Algo te sucede, déjame ayudarte— Estaba a tan sólo centímetros de mí, nuestras respiraciones eran agitadas y chocaban una contra la otra. —Déjame llevarte a mi apartamento, estás al borde de la hipotermia.

—No— Hablé por primera vez. —. Iré a mi auto, no es necesario.

—Tu ropa está empapada y estás tiritando de frío— Inclinó su cabeza a su derecha. —. Vamos.

Retrocedió y me extendió su mano, invitándome a ir con ella. La contemplé por un momento, pensando en si debía hacerlo o no. No pensaba con claridad y no obtendría una respuesta razonable en poco. Decidí ir con ella.

[...]

Habíamos llegado a su apartamento hace apróximadamente una hora, el ambiente cálido y hogareño que éste tenía y que contaba con la capacidad de tranquilizar a muchos, a mi me inquietaba aún más. Me recordaba a mi hogar y a St. Claire, a decir verdad de alguna u otra forma lograba relacionar todo a mi alrededor con la noche anterior, con Will, con mi ciudad o con mi familia.

—No hablas mucho— Insegura, ella rompió el hielo. —. Pareces preocupado por algo.

—No es nada, en serio— Traté de sonar creíble. —. Sólo tuve un mal día, eso es todo— Expliqué.

Me admiró por unos momentos, los suficientes como para que me diese cuenta de que estaba tratando de comprender lo que me sucedía, aunque la verdad fuese mucho más horrorosa de lo que ella podría encontrar en la expresión de mi rostro.

—Es normal que no me quieras decir— Apretó sus labios en una fina línea, apartando su mirada —. No me conoces y tal vez pensarás '¿por qué esta chica quiere ayudarme?' o 'es una entrometida'... pero hace momentos allá afuera te veías realmente desesperado, más de lo que sólo un mal día te pueda causar. Tan sólo quiero que estés bien, ¿sí?

—Gracias— Le dediqué una sonrisa, y sin pensarlo dos veces le di un abrazo. Ella se quedó inmóvil por un segundo, no se lo esperaba, pero poco después correspondió, soltando una leve risa.

—No tienes de que agradecerme— Dijo amablemente —. Espérame aquí, voy a buscarte algo de ropa y también a cambiarme la mía.

—¿Qué? No, no hace falta que me traigas ropa...

—Te preocupas demasiado por todo— dijo riendo nuevamente —. Mi hermano mayor se quedó conmigo el verano pasado y dejó algo de ropa que de seguro te quedará bien. Volveré en un segundo.

En tanto me quedé solo aquel recuerdo volvió a hacerse presente en mi mente, los gritos, su llanto... su sangre en mi boca mientras la tragaba. Me odiaría eternamente a mí mismo por esto.

No fue más que una simple pelea sin nada distinto a las pocas que habíamos tenido antes, ¿por qué actué así?

—¿Hola? ¿Chico, estás ahí?— La voz de la joven interrumpió mis pensamientos, me sentí algo avergonzado ya que quién sabe cuánto tiempo llevaba ignorándola.

Bipolar© {#1 The Bipolar Series}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora