Capítulo 03

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—¿Qué? Dianne, no lo creo.

—¿Cómo puedes decir eso si no viste al chico por más de dos horas?— Sólo obtuvo mi silencio en réplica. —Eso pensé— Aquellas palabras carecían de modestia.

—No lo sé, Dianne. Y supongo que nunca lo sabré puesto a que ésta es una gran ciudad y las posibilidades de que lo vuelva a ver son casi nulas.

—Bien, supongo que tendremos que pasar del tema como esto nunca hubiese sucedido— Asintió, estando de acuerdo con lo que ella misma decía.

El silencio reinó entre nosotras dos, cosa rara. Usualmente no podemos parar de hablar pero ambas habíamos tenido un día bastante complicado y preferimos disfrutar de una agradable cena sin palabras de por medio.

—Y... — Alargó, alzando una ceja de forma pícara —¿Él... era lindo? — Soltó una pequeña risa, mientras yo pensaba en cómo no me había fijado en la inmadurez de esta chica antes.

—Pensaba que estaba hablando con mi amiga de diecisiete años y no con una niña de doce.

Desde que Dianne rompió con su novio se fijaría hasta en una escoba con pantalón. Claro, sólo lo hace para ocultar el dolor de su inesperada ruptura, pero de todos modos es realmente molesto.

Siempre he pasado de los chicos, no tengo ningún interés en el amor y en las complejidades que éste trae. La monotonía que causa el estar soltera no me incomoda. Puedo hacer lo que yo quiera sin rendirle cuentas a nadie.

Pero eso no quiere decir que no quiera meterle una media en la boca a Dianne de vez en cuando para hacer que se calle.

[...]

Cuando terminamos de cenar, dejé a mi amiga en su casa y conduje hasta mi departamento, y en cuanto llegué me encerré en mi pieza.

Alrededor de las once de la noche el sueño me vencía y los ojos me ardían como nunca, pero a pesar de ello seguía en el ordenador, investigando sobre el trastorno bipolar.

"El trastorno bipolar o psicosis maníaco depresiva es una enfermedad mental, caracterizada por una alteración del estado de ánimo..."

"... se presenta en forma de ataques o episodios de manía..."

"... caracterizada por una elevación patológica del humor e hiperactividad con depresión, tristeza o melancolía..."

Mientras más leía, más me convencía de lo que Dianne me había dicho en la cena. Todo encajaba a la perfección.

Me sentía realmente mal con respecto a este chico, personas con esta enfermedad no deberían estar solos, no si no los han diagnosticado y tratado. Sé lo que es estar molesto, triste o deprimido... pero aquí él no puede controlarse a sí mismo.

Y si no te puedes contener de cometer una atrocidad cuando te molestan y gozas de perfecta salud, no me quiero imaginar si no es así. Y lo peor... sin nadie ahí para que te detenga.

Punto de vista de Justin

Media noche... aquí es cuando realmente me doy cuenta de lo malo que esto es y cuanto puede empeorar. Estoy solo y eso no cambiará jamás, no importa cuánto tiempo pase o quien llegue a mi vida, estos se irán huyendo cuando al fin consiga un poco de confianza en algún semejante y decida confesarle lo sucedido.

La carne es débil y no estamos diseñados para pasar nuestra vida en solitario, y no digo que nadie pueda entrar en mi vida... sólo digo que no permanecerán en ella. No me gusta tener secretos y estoy forzado a llevar conmigo uno de magnitudes titánicas.

Lo cual me hace maldecir el momento en el que empecé a confiar en las personas tan fácilmente, ya que, siendo el monstruo que soy, nadie podrá llegar a quererme tanto como para quedarse a mi lado y callar conmigo esto que está a punto de mandarme al manicomio.

Después de conducir lo más lejos que pude del casco central de Miami en estas nueve horas ya casi me encontraba fuera del estado.

Al sentirme extremadamente cansado estacioné, salí del coche para ir al asiento trasero de éste, mi nueva cama a partir de ahora y hasta Dios sabe cuándo. El espacio era muy reducido y el frío hacía de las suyas nuevamente. Mi corazón empezó a acelerarse, maldita claustrofobia. Pronto el sueño pudo más que el miedo al encierro y me quedé dormido.

[...]

Pude sentir como varias personas rodeaban el vehículo, aún estaba algo recostado y algo somnoliento así que no me levanté para ver lo que sucedía. Pronto alguien tocó la ventanilla, haciendo que me levantase para ver quién era. Mi estómago cayó al suelo. Policías, muchos de ellos. Ya había amanecido, y me habían encontrado.

—¿Usted es el señor Bieber?— Cuestionó un hombre regordete de mediana edad con una expresión seria en su rostro.

—Sí... ¿por qué?— Pregunté con miedo a obtener aquella obvia respuesta...

—Tenemos órdenes de aprensión en su contra por el asesinato y acto de antropofagia del señor William Riley. Por favor, salga del auto.

Esto era definitivamente mi fin. Me quedé ahí, inmóvil durante unos minutos. ¿Cómo me habían encontrado tan rápido?

—Ponga las manos donde pueda verlas— Dijo otro oficial en tanto salí, con la mirada vagando por la lejanía. —. Tiene derecho a permanecer en silencio, todo lo que diga será usado en su contra, todo acusado es inocente hasta que se demuestre lo contrario, tiene derecho a un abogado y si no puede pagarlo el Estado le asignará uno— Espetó el mismo oficial mientras me colocaban las esposas, rumbo a prisión.

Era extraño... no me habían llevado a la comisaría, sino a la corte. Me hicieron entrar y la escena me erizó la piel.

En la audiencia... mis padres, mi madre lloraba mientras mi padre la consolaba enviándome una mirada de odio, desprecio y decepción. Los padres de Will... pude ver como su padre se incorporó con gran furia pero su esposa lo detuvo, quizás si no lo hubiese hecho él me hubiera matado en pleno juicio. Y por último... la vi a ella, la chica que me había ayudado en la lluvia. Lloraba, lloraba tan desesperadamente como lo hice yo anteriormente. Me lanzaba dagas con los ojos, mientras yo miraba a todos enviando un "lo siento" que ciertamente nada arreglaría.

—Tú— La chica me apuntó con su dedo índice, levantándose de su asiento —. Tu asesinaste a mi hermano— Gritó —. Y lo hiciste de la peor manera que se puede acabar con la vida de un ser humano.

Era impresionante como el juez no la detenía, el jurado no se quejaba, ni siquiera los guardias intervenían. Era como si sólo ella, mis padres, los suyos y yo estuviéramos ahí.

—Te ayudé, maldita sea— La chica se sostuvo de su asiento, a punto del quiebre. —. Te ayudé pensando que eras una buena persona que tenía más problemas de los que merecía, pero ya veo que no es así.

—Escucha, yo...

—Will era un buen chico— Su madre interrumpió, secándose las lágrimas —. Tú sólo le tuviste envidia, porque no fuiste como él— Juzgó vil e incorrectamente —¡Pero esa no era razón para asesinarlo!

—Haremos que pagues— La castaña volvió a hablar —Y haremos que pagues de la peor manera.

Un golpe en la cabeza con la puerta del coche hizo que me despertase. Toqué mi pecho con mi mano derecha, mi pulso era exageradamente acelerado, suspiré dejando que todo el aire de mis pulmones saliera. Eché un vistazo a mi alrededor y el lugar donde me encontraba era el mismo de anoche y estaba solo. Vi mis manos y el alivio me envolvió al ver que no estaban esposadas. Sólo había sido un sueño, una pesadilla más bien. Una muy realista... de la cual tendría que cuidarme muy bien si no quería que se convirtiese en realidad.

Bipolar© {#1 The Bipolar Series}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora